miércoles, 21 de octubre de 2009

¿Qué siente un cantante cuando se queda temporalmente sin voz?

Pues supongo que lo mismo que yo ahora: una mezcla de mosqueo, tristeza e impotencia al ver que no puedo hacer nada con mi herramienta de trabajo, solo que multiplicada por mil. Pocas veces he tenido en mi vida una afonía tan fuerte como la que padezco en este momento, pero esto no debe de ser nada comparable con el calvario que sufre un cantante cuyo sueldo depende del número de actuaciones ofrecidas y que, por si fuera poco, tiene que aguantar la presión de los medios y de los aficionados.

Supongo que el Ibuprofeno hará efecto y que dentro de poco podré reincorporarme a la docencia, con lo que todo quedará en una anécdota. No podrán decir lo mismo los cantantes que se han llevado varias semanas de ensayo y que al llegar la hora de la verdad tienen que retirarse por la acción, inevitable, de un inoportuno virus. Deben de sentirse hundidos en la miseria. ¡Cuánto trabajo nos cuesta a los aficionados comprender situaciones así!

3 comentarios:

Kaplan dijo...

Mi santa esposa padece de varias al año y, como tú, es docente. Comprendo por lo que estás pasando.
A recuperarse.

Por cierto, ¿tendrás cuerpo (y tiempo) mañana para asistir al concierto de la ROSS?

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Sí, un amigo me ha invitado a ir a y espero poder asistir -el viernes, no mañana jueves- si la naturaleza sigue su curso y para entonces me encuentro mejor.

Espero mucho de ese concierto: tengo una grabación radiofónica del Korngold con Capuçon donde el violinista está increíble. De lo que no tengo idea es de la calidad de la batuta. También espero ir a Ute Lemper el sábado en el Villamarta. Un saludo.

Kaplan dijo...

Buen fin de semana, sí señor.

Yo voy hoy al de Korngold. También espero mucho de este concierto y teniendo en cuenta lo poco que pude oir ayer del ensayo parece que Capuçon va a estar a la altura.

De la batuta ya hablaremos.

Abrazos.

¡Menos chichi y más chicha!

Perdón por el chiste malo y ordinario, pero tenía que hacerlo. Acabo de salir del Ateneu Ruman (sí, estoy en Bucarest) de escuchar el Concie...