Pues eso. Hace tres meses, más o menos a esta hora, me rompí el húmero izquierdo estando en Chipre. Me operé a la semana siguiente.
Imaginaba que el dolor tras la operación no sería más grande que el soportado durante la semana antes de ser intervenido. JA.
Que la rehabilitación iba a ser extremadamente dolorosa solo en las primeras sesiones, que luego iría siendo más llevadero. JAJA.
Que a principios de octubre podría ir pidiendo el alta y que a mediados del mismo mes podría ya conducir. JAJAJA.
Ingenuidad.
7 comentarios:
Muchos ánimos como siempre…entiendo que hay una segunda intervención en perspectiva pero se está esperando el momento idóneo, en todo caso más sencilla que la primera…;has comentado que escuchabas la supercaja de Reinhard Goebel [que además era visible en una foto que colgaste], yo la compré y escuché hace un año, disfrutando mucho si bien recordé aquel aserto de Pierre Boulez que decía que eran más interesantes las obras de segunda de los grandes músicos que las grandes obras de los músicos de segunda..y así tanto Heinichen y tanto Veracini se me acabó haciendo algo cuesta arriba….
Muchas gracias, Manuel.
Es verdad que en esa caja hay mucha música de segunda, ahora que no nos oye la kale barroka. Yo creo que es una caja para escuchar, como estoy haciendo, poquito a poco. Pequeños sorbos, bien entrada la noche y completamente a oscuras. Quizá acompañando con un poco de Brandy de Jerez, aunque en mi caso, aunque soy jerezano, no me interesa especialmente ese licor.
Curioso el caso de Goebel: fue el enfant terrible de los instrumentos originales y ahora reniega de ellos. Lo cierto es que, como violinista, tuvo sus amaneramientos, pero me parece muy superior a los voy más venerados de ese terreno, que me parece que se han quedado con lo más externo y pirotécnico de su arte. Pero esa es otra historia, claro está.
Ánimo, Fernando, no pierdas la paciencia. Es sabido que en nedicina dos y dos son cinco... o tal vez tres. No es ciencia exacta.
En lo referente a la "música de segunda" hay que andar con cierta cautela y más si cabe en el Barroco. Tocar música menos buena, como sucede con muchísima música barroca y en obras que generalmente están a medio escribir presenta no poca dificultad. Yo creo que un intérprete puede hacer mucho por defender cualquier estilo de música, siendo su principal obligación defender la obra musical como si fuera suya, y en el campo del barroco está defensa es muchísimo mayor. La música de Bach no requiere de grandes aportaciones personales y cuanto más al margen quede el intérprete diría que mejor. Cosa que no sucede, por ejemplo, con Veracini, Heinichen o
Loeillet, en la que para que sus obras funcionen se necesita no pocas aportaciones por parte de los intérpretes a través de los recursos expresivos, técnicas de época y de la ornamentación. (En el caso de Veracini muchos intérpretes cambian hasta la articulación ). Siendo, no es raro, encontrar algunos intérpretes con mayor temor hacia la música fácil que a la llamada música difícil. Diré más, creo que en el Clasicismo son acogidas con mayor entusiasmo obras de absolutamente segunda fila que en el equivalente Barroco no lo son . En cualquier caso el talento de los grandes intérpretes condiciona que ciertas obras se cuelen en el repertorio y en las salas de concierto. Sea Horowitz tocando a Clementi, o Bruggen tocando a Boismortier.
Disculpe, Fernando. Se me había quedado en el tintero: mucho ánimo y una pronta recuperación!.
Muchas gracias, José Manuel y Javier. Paciencia le estoy echando al brazo, pero confieso que, en mi ingenuidad, pensé que iba a ser un proceso más lento y con más amplia recuperación. Parece que no, que podré cantar el Cara al Sol pero no La Internacional. Es decir, que el brazo izquierdo llegará como mucho a rascarme la cabeza. No soy jugador de baloncesto, pero vamos, quedarme así tampoco me hace gracia.
Respecto al comentario de Javier, muy sustancioso.
Pues sí, es verdad lo que dice. En el Barroco (no digamos en el Renacimiento) a veces es tanto o más importante lo que hace el intérprete que lo que está escrito, justo como pasa en el jazz. Ahora bien, una vez reconocido esto, está clarísimo que Heinichen no es J.S. Bach.
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