domingo, 24 de julio de 2022

Un perfil de Gustavo Gimeno (I): debut con la Filarmónica de Berlín

Me han preguntado mi opinión sobre el nombramiento de Gustavo Gimeno (Valencia, 1976) como director musical del Teatro Real. Poca idea, la verdad. Aquí había hablado de él en dos ocasiones una en la comparativa de La mer de Debussy (leer) y otra al referirme a un disco de su mentor Claudio Abbado en el que él pudo haber tenido importante participación (leer); en ambas ocasiones no salió del todo bien parado. Lo oportuno me parece escuchar los otros testimonios sonoros que tenemos de este señor para hacernos una idea cabal de sus cualidades. Empecemos por su debut en octubre de 2021 al frente de la Filarmónica de Berlín, a disposición (aquí) de quienes somos abonados a la Digital Concert Hall.

Arrancó el programa con el precioso Concert Românesc de Ligeti, una obra muy temprana del genial compositor húngaro. La recreación de Gimeno, indisimuladamente “romántica”, resulta modélica por su plena atención tanto a la sensualidad, el vuelo melódico y la poesía como al ritmo y el folclor. ¡Cuanta chispa y desparpajo, y también cuanta finura en el trazo! La orquesta, divina, tiene no poco que ver con los insuperables resultados.


Sigue el Concierto para violín nº 2 de Prokofiev. Ya saben, el que se estrenó en Madrid. El maestro valenciano ofrece una dirección muy ágil, fluida y natural, rica en el color e irreprochable en el estilo, admirablemente delineada y siempre intensa en la expresión, aunque ni él ni el solista Agustin Hadelich, soberbio en lo técnico, terminan de profundizar en los movimientos extremos, dichos con más interés por el virtuosismo que por explorar subtextos. Al primero le sobra cierta precipitación y necesita mayor interés por los aspectos misteriosos e inquietantes, mientras que en el tercero podía haber explorado más la retranca. Los dos artistas triunfan en un Andante assai memorable, quizá no tan intenso como el de Vengerov con Rostropovich, pero perfecto a la hora de aunar belleza, canto y emoción.

Scheherazade de Rimsky-Rorsakov para terminar, nada menos. Auténtica prueba de fuego en la que se trata no de hacer sonar bien a la orquesta –una como la presente “toca sola”–, sino de demostrar qué se puede hacer con ella. Llama la atención el hecho de que Gimeno decida no recrearse en el músculo, la robustez y la potencia sonoras que habitualmente asociamos con la mítica formación alemana. Antes al contrario, el valenciano recuerda a su maestro Abbado en su intención por hacerla sonar con menos densidad, incluso con cierta ligereza, amén de con un extremado refinamiento tímbrico. No incurre, por ventura, en los preciosismos ni en los amaneramientos en lo que sí caía su mentor, por lo que a la postre nos ofrece una interpretación ante todo ágil, vivaz y colorista, interesada antes por la inmediatez descriptiva que por la opulencia sinfónica. Por ello mismo no resulta muy atmosférica ni se encuentra dotada de especial poesía, pero sí que es magnífica en el trazo –todo se encuentra planificado al milímetro–, admirable en lo que a transparencia se refiere y destila una frescura que le sienta de maravilla a la manida manida página.

Bien –solo eso– el violín de Noah Bendix-Balgley, y excelsos Emmanuel Pahud a la flauta y Wenzel Fuchs al clarinete. Stefan Schweigert posee una técnica soberbia, pero su decisivo solo de fagot al principio del segundo movimiento resulta en exceso rebuscado. Por lo demás, triunfo para Gimeno.

Por si alguien quiere puntuaciones: un 10 para Ligeti, un 8 para Prokofiev y Rimsky.

1 comentario:

Mireia P.B. dijo...

Gracias por el detalle, esto parece la radio antigua y las "canciones dedicadas"!
No estoy suscrita al Berliner Hall...aun, porque se que no lo aprovecharia pero, en ocasiones, me pago una semanita como fue el caso para oir el estreno de Gimeno.
A mi me encantó Sherezade. La tendencia a la "levedad" no me enerva. De hecho lo que si se me hace insoportable son las interpretaciones tipo paquidemo: pesadas y leeentas. Que se supone que son para resaltar las lineas y...zarandajas: que son unos pelmas, no hay mas.
Gimeno me interesa: como director y como está construyendo su carrera: es ambicioso, no puede ser de otra forma, pero es muy cortes y diplomático. Con decir que iba a dirigir a la Concertgebouw en la maratón de los 5 conciertos de Beethoven con...Zimmerman! Hay que tener buena paciencia y buen carácter. Por cierto: yo tenia una buena entrada en platea..maldito covid!
Le escuché en directo su Aida en el Liceo: no me gustó. Faltaba teatro. Creo que él sabe que le falta ópera, y, desde luego, los del Real apuestan fuerte porque su experiencia en ese ámbito es poca. Profesional y como "aficionado", que en Valencia no tenian un teatro de ópera cuando él vivia allí. Que no es un Pappano.
Pero todo se aprende y el Maestro Gimeno parece que se ha propuesto no tenr un espacio en blanco en su currículum y el puedto en el Real le va que ni pintado. Y de aquí al 25 le da para oir las obras completas de Callas, Caballé, Krauss...Mutti por la vena etc..

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