Nuñez Cortés era un caso especial dentro del grupo. Aunque dentro de él "todos hacen de todo", estaba muy claro que sobre Mundstock y Rabinovich descansaba el éxito teatral del conjunto, mientras que Puccio y Maronna eran su corazón musical en lo que a composición y dirección se refiere. Carlitos se movía entre los dos polos con la misma soltura: estupendo compositor –suyo era el celebérrimo Teorema de Thales con el que logró acceder a Les Luthiers–, formidable pianista, posee asimismo una vis cómica irresistible. Tras medio siglo en el equipo ha decidido iniciar su merecida jubilación: en su derecho está, pero somos miles de fans los que le echaremos muchísimo de menos. Verle ayer encarnando por última vez –o casi: quedan aún unas pocas funciones– al compositor Mangiacaprini, o tocando en impagable dúo con el bolarmonio de Jorge Maronna la Rhapsody in Balls que sospecho es composición suya, fueron momentos de un marcado sabor agridulce.
Por otra parte, la función de ¡Chist! –otra de sus habituales antologías de viejos espectáculos, aunque con algún inesperado añadido dentro de la pieza La comisión– sirvió para dejar claro que Martin O'Connor sido un acierto a la hora de sustituir a Rabinovich. Sin ser en modo alguno tan personal ni tan divertido, se mueve en escena bastante bien, resulta simpatiquísimo y canta considerablemente mejor que su añorado colega, haciéndolo además con una voz impostada, léase operística, que le permite sacar lo mejor de las partituras y brillar en números como La hija de Escipión. Por cierto, resultó rarísimo verle en Los jóvenes de hoy en día, ya todo un clásico del grupo, en el lugar de Maronna. Y no se puede decir que lo haga precisamente peor.
En cuanto a Horacio "Tato" Turano, la otra relativamente nueva incorporación al equipo –llevaba muchos años como reemplazante–, funcionó bien en sus breves intervenciones. Eso sí, hay que vigilar el tema de la amplificación electrónica, porque en La bella y graciosa moza (¡me sé la pieza de memoria desde que era pequeñito, se lo juro a ustedes!) hubo serios problemas de empaste con su flauta. Musicalmente, y no solo por eso, fue el momento menos logrado de la velada.
Una cosa más: todo el número de La comisión, hilo argumental en torno a dos políticos corruptos que sirve para vertebrar el espectáculo, sigue teniendo una enorme vigencia en 2017. Y no solo en América Latina: también en España. Por ejemplo, en la "distración" de fondos públicos. O en aquello de que si el pasado histórico no les conviene a algunos, se inventa otro nuevo y ya está. ¿Les suena?
6 comentarios:
Les Luthiers, geniales como nadie. Un extracto de su presentación con Barenboim y Argerich.
https://www.youtube.com/watch?v=BwBHV56BPQ8
P.D: Acá en Chile vive Ernesto Acher, el luthier "olvidado" (y, en lo personal, de mis favoritos).
¡Pero cómo olvidar al genial Acher! Suyos fueron temas de jazz inolvidables en la mejor etapa del grupo, allá a finales de los setenta y primera mitad de los ochenta. Y además era divertidísimo. Sí, sé que vive desde hace tiempo en Chile, y aún guardo una minúscula esperanza de que algún día vuelva a Les Luthiers. Saludos.
No tengo mucho sentido del humor, Fernando... Pero hablando de malogrados, y al hilo de tu anterior entrada,¿qué te parecía el desaparecido Robert Stankovsky y su en mi opinión soberbio ciclo Anton Rubinstein para Marco Polo?
Lamento no conocer a Robert Stankovsky, Rafael. Un saludo.
Un poco de información: http://www.musicweb-international.com/classrev/2014/Sep14/Rubinstein_sy5_8557005.htm
Más: https://www.classicstoday.com/review/review-7525/
Publicar un comentario