sábado, 24 de diciembre de 2016

El Cascanueces por André Previn

Si la pasada Navidad les traje a ustedes un Cascanueces, concretamente el filmado en el Covent Garden bajo la batuta Rozhdestvensky, esta vez traigo dos: el registrado por la Sinfónica de Londres en 1972 y el de la Royal Philharmonic de 1986, en ambos casos para el sello EMI y bajo la dirección de uno de los maestros más injustamente olvidados en la actualidad: André Previn. El primero, que quien esto escribe no conocía, he podido escucharlo en su reciente reprocesado en alta definición. El segundo fue la primera grabación del genial ballet de Tchaikovsky que tuve en mi discoteca. He escuchado ambos en días consecutivos y me han hecho disfrutar un montón.


No es en absoluto personal el Tchaikovsky de Previn. Tampoco es creativo ni tiene una especial garra. ¿Entonces? Creo que, como escribí en la comparativa del Romeo y Julieta tchaikovskiano, el secreto reside "en la convergencia de un gran dominio técnico, conocimiento del idioma, sensatez, buen gusto, pulso en absoluto nervioso y una apreciable dosis de inmediatez y comunicatividad". Yo añadiría ahora la portentosa capacidad de que hace gala el maestro berlinés para conseguir la máxima delectación melódica sin que se venga la tensión abajo ni se caiga en el preciosismo. Independientemente de lo perfecto del empaste entre las diferentes familias instrumentales, con metales brillantes pero no broncos gran diferencia aquí con la escuela rusa de los Mravinsky, Rozhdestvensky– y unas maderas muy bien delineadas, aquí se impone el canto bellísimo, amplio y natural de una cuerda sedosa y cálida. Puede que en algún número se eche de menos un sentido del humor con mayor retranca, o una dosis más grande de chispa, de vitalidad y de extroversión. Y desde luego los resultados nada tienen que ver con el dramatismo de un Mravinsky –me refiero a su memorable selección del primer acto– ni con la tan discutible como genial y reveladora relectura Barenboim,  pero es difícil superar a Previn en su ortodoxia ajena a cualquier tipo de efectismo o amaneramiento.


Alguien se preguntará si hay grandes diferencias entre las dos interpretaciones. Yo no las he encontrado. En la segunda hay algún número más lento, como la danza árabe –auténtica magia sonora– o el maravilloso paso a dos del segundo acto; este último es quizá, en la interpretación con la Royal Philharmonic, aquel donde el maestro alcanza su más alto grado de inspiración gracias a una portentosa mezcla entre carnalidad en el fraseo e incandescencia dramática. ¡Y qué música más extraordinaria! Por lo demás, da la impresión de que esta segunda lectura gana con respecto a la otra en depuración sonora, aunque tal impresión quizá se deba a una toma sonora muy superior: si la realizada en el Kingsway Hall ofrecía muy buen equilibrio pero sufría un ligero punto de distorsión y una gama dinámica constreñida, la registrada en Abbey Road es más natural en la tímbrica, posee mayor sentido espacial y se siente mucho más liberada en los clímax más decibélicos.

¿Otras posibilidades? Además de la de Rozhdestvensky, he comentado aquí las grabaciones de Gergiev, Barenboim, y Rattle. La de Ozawa, de la que tengo excelentes referencias, no la conozco. ¡Feliz Navidad!

5 comentarios:

Julio César Celedón dijo...

He escuchado la de Ozawa, Rozhdestvensky y Gergiev, sin embargo le tengo un afecto muy especial (y no es para menos) a la versión de Rostropovich con los berlineses. Me quedo con esa. Felices fiestas.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

¡Yo también me quedo con Rostropovich! El problema es que solo grabó la suite. Un cordial saludo.

Juan Zaragoza dijo...

Fernando, por favor: ¿Cuál o cuáles crees que son las causas para que André Previn sea un director que no nos viene a la cabeza cuando pensamos en "los grandes"?

La verdad es que es una pregunta que quería plantearte desde hace varios años, pero nunca surgía la ocasión por la sencilla razón de que nuestro músico casi nunca aparece en los blogs.

Sin embargo, en las comparativas que haces (o en las de Ángel), casi siempre aparece destacado con un 10 (a veces un 9). Lo que quiere decir que el berlinés firma un buen puñado de versiones de referencia. Por ejemplo, la caja de EMI:

https://www.amazon.es/Great-Recordings-Andr%C3%A9-Previn/dp/B001TP7UDA/ref=sr_1_1?s=music&ie=UTF8&qid=1482680568&sr=1-1&keywords=Great+Recordings+previn

...está repleta de ellas.

¿Por ser judío? ¿Por estar a medio camino entre el jazz, la música de películas y la música clásica? ¿Por ser el suegro de Woody Allen? ¿Por no destacar especialmente en el repertorio más tradicional?

No, no creo. Estas serían posibles "razones" para rebajarle el nivel que justamente le corresponde, pero no para tenerlo en el olvido, que es lo que a mí me tiene intrigado.

¿Tú que piensas?

Juan Zaragoza

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

No tengo ni idea, querido Juan. Creo que las razones que apuntas son, entre todas, culpables en gran medida. Ahora recuerdo una anécdota que él mismo contaba: la primera vez que dirigió a la London Symphony, la orquesta afinó más alto -o más bajo, ahora no recuerdo- para ver si "engañaban a ese chico que venía de Hollywood". Pero no, su trayectoria en el jazz y en el cine no son suficientes para explicar el menosprecio que llega hasta el punto de que eel imbécil de Norman Lebretch escribiera en Scherzo que Previn "solo sabe casarse una y otra vez".

Por mi parte, le considero un director que raramente hace "versiones de referencia" -salvando Rachmaninov, por descontado- pero que casi siempre acierta: musicalidad y técnica en perfecta armonía. Un cordial saludo.

Unknown dijo...

en mis adquisiciones periodicas de cedes de clasica, solia descartar o poner como segunda opcion las grabaciones donde figurara el nombre de Andre Previn, que me sonaba mas de Hollywood que del mundillo de la musica academica. craso error.

un dia me lleve a casa, como complemento ya que era un disco de serie barata, un Requiem Aleman con Margaret Price y Samuel Ramey como solistas. fantastico, con unos tiempos relajados, tension sin ningun tipo de desmayo, melodias en primer plano, como es caracteristica de las interpretaciones de Previn, pero con un sentido grandioso de la arquitectura sonora. si no escucharon esta version, la recomiendo. tiene el inconveniente de la toma sonora a bajo volumen.

Feliz Navidad para ud Fernando y un gusto conocer sus siempre enriquecedoras opiniones.

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