Un cajón de sastre para cosas sobre música "clásica". Discos, conciertos, audiciones comparadas, filias y fobias, maledicencias varias... Todo ello con centro en Jerez de la Frontera, aunque viajando todo lo posible. En definitiva, un blog sin ningún interés.
domingo, 11 de septiembre de 2016
Waldbühne 2016 con Nézet-Séguin y Batiashvili: tres referencias
Una pena que todo el arranque de este concierto de la Filarmónica de Berlín ofrecido el pasado 26 de junio en la Waldbühne se encuentre boicoteado por el molesto canto
de una chicharra, porque la interpretación que de la obra más famosa de Smetana ofrece el aún joven pero muy ascendente Yannick Nézet-Séguin es un prodigio de cantabilidad, de refinamiento bien
entendido, de dominio de las texturas –verdaderamente mágicas– y de vuelo
poético, siempre en una línea antes lírica
que tempestuosa o rústica que va a ser la que marque toda la velada. En cierto modo, esta lectura de El Moldava recuerda al mejor Karajan, es decir, al menos
exhibicionista y al más sincero, concretamente al de 1983 con la misma orquesta
(DVD Sony) y al de 1985 con la Filarmónica de Viena (DG). Como aquellas, la presente se sitúa al máximo nivel posible: no las conozco igual de extraordinarias.
El grueso del programa lo integran obras de Antonin Dvorák. Aunque no se desdeñen las sonoridades escarpadas ni los acentos dramáticos, esta versión de su Concierto para violín resulta ante todo lírica, cálida y sensual, impregnada de esa ternura, de
ese amor por la naturaleza, por la vida y por el ser humano que, entre otras
características, define la música del autor. Y esto viene dado no
solo por la excelente dirección de Yannick, que frasea de
manera flexible y natural, sino también por el violín de sonoridad carnosa de
una Lisa Batiashvili que canta las melodías con una emotividad y una convicción fuera
de serie, derrochando belleza sin rozar siquiera el amaneramiento y sabiendo
llenar de tensión los clímax de la página. La orquesta, imponente, redondea una interpretación de referencia.
En la Sexta sinfonía del autor checo el maestro vuelve a
apostar por el lirismo, la sensualidad y la evocación paisajística, incluso por
la ensoñación bien entendida –ni rastro de blandura, nada de decadentismo, ni
una sola caída de pulso–, haciendo gala de un excepcional dominio de la agógica
que le permite moldear el fraseo de la orquesta, bellísima en su sonoridad, para
ofrecer numerosas inflexiones tan sensatas como llenas de sensibilidad
poética, llegando incluso a descubrir las posibilidades de algunos pasajes
–memorable el trío del Scherzo– sin dejar de ser vibrante, entusiasta y
luminoso en un Finale tan ardiente como bien controlado. Otra referencia.
De propina, una formidable Danza eslava nº 8 del mismo autor y el acostumbrado Berliner Luft, este último con mega-rubato muy conseguido y sorpresa en el atuendo del maestro: esta pieza la tienen completa en YouTube. El concierto íntegro pueden disfrutarlo en la Digital Concert Hall de la formación alemana.
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