De los Scherzi chopionanos ofrece Lang Lang versiones radicales, extremas, y por ende muy discutibles, que hacen uso de tempi muy rápidos –sin caer en lo mecánico: la riqueza de matices es abrumadora– y un fraseo incisivo, escarpado, lleno de nervio y con marcados claroscuros, para enfatizar los aspectos más encendidos, demoníacos y visionarios de estas piezas. Hay también lugar para el vuelo lírico –sin terminar de profundizar en el cálido humanismo chopiniano–, para la chispa y hasta para cierta galantería bien entendida –sobre todo en el Cuarto–, pero la tensión dramática y el frenesí terminan triunfando junto con, y eso no es noticia en Lang Lang, una exhibición de virtuosismo en grado superlativo.
Si en Chopin ofrece Lang Lang su faceta más heterodoxa, en Tchaikovsky imparte una lección de pura ortodoxia tchaikovskiana, desplegando cantabilidad, ensoñación poética y humanismo a manos llenas pero sin caer en lo blando ni en lo excesivamente delicado, sabiendo ofrecer también ricos contrastes expresivos –chispa, frescura, teatralidad, hondura– y notable garra dramática. Todo ello lo consigue, claro está, haciendo gala de un sonido moldeado con las más sutiles inflexiones, un fraseo flexible e imaginativo a más no poder y una concentración absoluta, particularmente en la célebre melodía de Junio –la usó Jean-Jacques Annaud en su película El oso– y en la recogida poesía de Octubre.
Imagen espléndida y magnifico sonido con surround auténtico bien recogido por los canales traseros. Un Blu-ray a tener.
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