viernes, 3 de enero de 2014

Oratorio de Navidad de Bach: una introducción

Las siguientes líneas las escribí para la carpetilla del DVD del Oratorio de Navidad de J. S. Bach, en interpretación de Nikolaus Harnoncourt, incluido un coleccionable lanzado por Altaya hace ya unos cuantos años bajo el nombre Deutsche Grammophon Collection. Extensión y contenido se ajustan, lógicamente, a los requerimientos editoriales. Las traigo aquí por si a alguien le pueden servir para acercarse a esta obra maravillosa.

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A la hora de enfrentarse a la composición de un ciclo de seis cantatas para su interpretación durante las fiestas navideñas de 1734-35 en San Nicolás y Santo Tomás de Leipzig, tarea que le correspondía al desempeñar –desde 1723, momento en el que la música sacra se convierte en el centro de su actividad creadora– el puesto de Kantor en la primera de las iglesias citadas, Johann Sebastian Bach decidió reutilizar varias composiciones suyas, especialmente las cantatas profanas conocidas como Hércules en la encrucijada BWV 213, y Resonad, Timbales BWV 214, escritas en homenaje a la Casa Real de Sajonia y estrenadas en 1733 en los conciertos que frente a su Collegium Musicum acostumbraba a ofrecer en la conocida Cafetería Zimermann de la localidad. Esta técnica de la parodia –así se la denominaba– no era en absoluto inusual en una época en la que la mayor parte de la música era olvidada una vez que se realizaba su primera y en principio única ejecución, de tal modo que autores como Haendel o el propio Bach no tuvieron el menor reparo en recurrir frecuentemente a ella.

Lo que resulta sorprendente es que, aun perdiéndose algunas importantes referencias directas de la música al contenido semántico original al adaptar las partituras a un nuevo texto de carácter religioso (escrito probablemente por el conocido Picander, libretista habitual de Bach), la audición de este torrente de belleza que es el Oratorio de Navidad BWV 248 nunca nos deja la sensación de estar ante una obra heterogénea e inconexa. Incluso las seis cantatas, estando pensadas para ser interpretadas en días diferentes, alcanzan una manifiesta cohesión como ciclo, a lo que no es ajena la cuidadosa elección de la tonalidad y del colorido orquestal de cada una de ellas.

La estructura de las cantatas sigue la propia de un género ya bien experimentado por Bach que, aun recogiendo los hallazgos de la lírica italiana, se había convertido en la más sincera expresión de la religiosidad germánica como parte fundamental de la liturgia protestante. De este modo se alternan austeros recitativos procedentes de los Evangelios con una serie de meditaciones sobre los textos bíblicos en forma de arias, más unos coros que pueden alcanzar gran brillantez y esos sencillos pero indispensables corales luteranos que son la voz directa de la congregación. Todo ello haciendo siempre uso del alemán -nunca del latín- y teniendo bien presente la inteligibilidad de los textos.

Ahora bien, cada una de las seis que conforman este Oratorio de Navidad ofrece particularidades. Las tres primeras del ciclo, destinadas a ser interpretadas los días 25, 26 y 27 de diciembre, desarrollan de manera consecutiva la historia del nacimiento de Jesús propiamente dicho. Primera y Tercera, en la tonalidad de re mayor, presentan una rica orquestación, con vistosas intervenciones de trompetas y timbales que alcanzan gran brillantez en el impetuoso y vibrante coro “Jauchzet, frohlocket”. La Segunda es por el contrario íntima y reposada, impregnada de un carácter pastoril que es introducido por una lírica “sinfonía” instrumental –ocupando el lugar del habitual coro de apertura– y subrayado por una orquestación en la que dos flautas y cuatro oboes se añaden a la cuerda.

La Cuarta fue escrita para la fiesta de la Circuncisión, esto es, el 1 de enero, y su carácter no narrativo sino reflexivo –en torno al nombre de Jesús– ayuda a convertirla en el centro de la composición. Siendo la más breve de las seis y sobresaliendo por la presencia de dos trompas, resulta en ella llamativo el número 39, el aria para soprano con oboe concertante “Flösst, mein Heiland”, en la que otra solista realiza un sugestivo efecto de eco; señalemos como anécdota que en la obra original no era sino Hércules quien dialogaba con la resonancia de su propia voz.

No parece sin embargo que en la escritura de la Quinta Bach recurriera a la parodia. Compuesta para el primer domingo de Año Nuevo sobre textos alusivos al viaje de los Reyes Magos, su atmósfera de recogimiento contrasta en buena medida con la fuerza del coro que la abre, “Ehre sei dir, Gott, gesungen”.

El júbilo y la extroversión vuelven, mediante la reaparición de la tonalidad de re mayor y de trompetas y timbales, en la Sexta Cantata, preparada para la fiesta de la Epifanía a partir de las páginas de una obra sacra hoy perdida, contribuyendo su rica instrumentación a dar brillantez a la conclusión del ciclo en su narración de la visita de los Magos.

El Oratorio fue al final interpretado únicamente, por razones organizativas, en la citada iglesia de San Nicolás. Más adelante podría escucharse en las Navidades de 1739-40, 1744-45 y 1745-46, pero a partir de ahí caería en primero en el olvido, como casi todo lo escrito por Bach, y luego en un injustificado menosprecio, hasta que fue recuperado con todos los honores para las salas de concierto en la segunda mitad del siglo XX gracias al redescubrimiento del repertorio barroco. Precisamente la interpretación contenida en este DVD corre a cargo de uno de los pioneros en la interpretación historicista del mismo, y más concretamente de la música sacra de Bach: Nikolaus Harnoncourt. En esta su segunda grabación de la obra –ya la llevó al disco a principios de los setenta– le vuelve a acompañar el Concentus Musicus Wien, la orquesta con instrumentos “de época” que allá por 1953 había fundado con su esposa, la violinista Alice Harnoncourt, quien por cierto tiene aquí intervenciones tan destacadas como en la bellísima aria para contralto “Schließe, mein Herze, dies selige Wunder” (una de las pocas compuestas por Bach ex profeso para el Oratorio).

El personal estilo de Harnoncourt es reconocible en esa articulación tan marcada, esos ataques impetuosos, ese fraseo seco y esa tímbrica incisiva que son marca de la casa. Por otra parte el tiempo no pasa en balde y ya en este registro de 1981, cuando el historicismo está dejando de ser una aventura de incierto éxito para convertirse en la línea interpretativa de mayor futuro, su orquesta empieza a sonar con una perfección técnica difícil de alcanzar en aquellos tiempos pioneros.

Como ocurre en la mayoría de las grabaciones bachianas de Harnoncourt, y teniendo en cuenta el rechazo a que las mujeres cantaran en el interior de los templos, para las voces blancas se recurre a la quizá menos técnicamente perfecta pero más históricamente adecuada presencia de niños. Junto a la espléndida formación infantil Tölzer Knabenchor, sobresalen en este registro el bajo-barítono holandés Robert Holl y un Peter Schreier que roza el cielo en la parte del Evangelista y las arias de tenor; significativamente sería el renombrado mozartiano quien en su faceta de director llevaría para el disco tan sólo cinco años después una de las mejores versiones del Oratorio de Navidad, incorporando a su manera buena parte de los hallazgos que para la música de Bach descubriera el maestro Harnoncourt, cuyas lecturas siguen siendo hoy por hoy una referencia a tener muy en cuenta.

3 comentarios:

Noches de luna dijo...

Justo hace unos días escuché el Oratorio en la versión de Harnoncourt, ahora la lectura de esta última entrada de su blog me deja en situación de escuchar ya mismo, de nuevo, esta maravilla.
Gracias por la motivación.
Un saludo
Victoria

Juan Zaragoza dijo...

Es curioso. Resulta que en su día yo compré esa colección de DVDs y, sin duda, leí el interior de la carpetilla, pero como aún no te conocía, no me quedé con el firmante.

Lo que más gracia me ha hecho son los comentarios sobre Harnoncourt: Con respecto a lo que aparece aquí escrito, una vez más mi opinión coincide con la tuya al cien por cien, como si nos hubiésemos puesto de acuerdo.

Bueno, a decir verdad, sé de buena tinta que en otras posibles cuestiones sobre el maestro nuestras opiniones serán, posiblemente parecidas, aunque no tan coincidentes. Hoy me estoy refiriendo exlusivamente a lo que aparece escrito en tu entrada.

Mi experiencia es que esta es la primera grabación de Harnoncourt que no sólo no me pareció horrible, sino que incluso me gustó. Hasta entonces, todo lo que había oído del berlinés me había parecido bochornoso. Unas veces por los instrumentos desafinados, otras veces por la técnica de los instrumentistas, otras por sus limitaciones técnicas como director y, las más de las veces, por su costumbre (otra “marca de la casa”) de sacar ambos pies del plato para distinguirse de los demás hicieron que tuviera a don Nicolás por uno de mis directores más temibles.

Con esta interpretación del Oratorio de Navidad (primera vez que lo veía dirigir) comencé a hacer las paces con él. Aunque posteriormente he conocido algunas otras interpretaciones que me han gustado (y también algunas otras pifias) considero que este DVD (junto el de la Pasión según San Juan) de lo mejorcito que he tenido ocasión de escucharle.

Léase todo esto en el mejor de los sentidos, entendiendo que se trata nada más (aunque tampoco nada menos) que de la opinión personal de un aficionado a la música.

Como colofón, quiero darte las gracias y la enhorabuena por la magnífica presentación de la obra de la que casi no me acordaba y con la que me he vuelto a empapar de tus amplios conocimientos.

Por cierto, ¿hay alguna carpetilla más de esa colección que incluya tus comentarios?

Feliz año a ti y a los muchos seguidores de este blog.

Juan Zaragoza.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Muchas gracias a los dos. Un verdadero placer contribuir con un granito de arena a la difusión de esta obra absolutamemnte maravillosa.

Con respecto a Harnoncourt, creo que la evolución técnica de su Concentus ha sido muy apreciable desde los sesenta hasta hoy día: desde sonar "a lata" a funcionar de maravilla. También el maestro ha enriquecido su concepto, lo que no significa que de vez en cuando haga de las suyas para "llamar la atención", cosa que en absoluto necesita dado que posee un enorme talento.

Ah, me parece que las otras carpetillas que escribí para Altaya fueron La Pasión según San Mateo, El Barbero de Sevilla y Luisa Miller.

Saludos cordiales.

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