Impresionante, sin duda, escuchar esta genial música beethoveniana viendo la sala sin público. Y más impresionante aún escucharla dirigida por su actual titular, un Daniel Barenboim que, aparte de abordarla de manera muy distinta a como lo hubiera hecho el Abbado de los últimos años, alcanza con esta pieza una sintonía muy especial: solo a Furtwängler y a Klemperer se le han escuchado interpretaciones de este movimiento equiparables a las que ofrece el argentino, quien en esta especial ocasión ha sonado –o al menos eso me ha parecido a mí– un punto menos rebelde que en otras ocasiones –tremebundos, aun así, los clímax– y más lírico, más… ¿despidiéndose de un buen amigo desde la ternura, no con desesperación ante la muerte? Algo así.
Pero lo más impresionante no es eso, no, sino ver la plaza delante del teatro absolutamente atestada de melómanos –llevarían ahí horas, bajo un frío considerable– para rendir homenaje a su paisano. Algunos comentarios que me han realizado en este blog me dejan la duda de si, efectivamente, Abbado ha sido uno de los más grandes, como escribí en su momento, o simplemente uno de los importantes directores de los últimos cincuenta años, sin más. Pero lo que está clarísimo es que en Milán le adoran, además de tener en altísima consideración a los grandes artistas de la música. Ojalá fuera así en todas partes.
7 comentarios:
Baremboim acrecienta el valor de la música de Beethoven, que es grande pero no tanto como su fama y el ser un compositor de referencia mundial harían pensar. Por ejemplo, prefiero las sinfonías de Schumann a las de Beethoven (es una simple opinión).
Pero Baremboim las interpreta de manera genial.
Por otra parte, Italia es un país que ama el arte y la cultura y por eso Abbado es venerado allí.
Cada uno es como es. Lo curioso es que ellos también ganan mundiales de fútbol.
Querido Fernando. Emociona de verdad ver, escuchar y sentir ese vídeo. Merecido homenaje sin duda. Tremenda lección por otro lado.
Precioso.
Pues yo no tengo dudas en que Abbado es un grande. Que lo que hiciera en su etapa final no sea particularmente interesante no me parece un argumento suficiente como para bajarle del podio, al que subió por derecho propio gracias a una carrera que fue exquisita durante al menos una veintena de años. Lo mismo podríamos decir entonces de Herbert von Karajan o de Plácido Domingo, creo yo. Por mucho que la decadencia de estos dos fuese más breve que la de Abbado, a ambos los consideramos grandes por lo que supieron hacer bien, cuando estaban en buenas facultades. ¿Por qué no hacemos lo mismo con Abbado? Además, su decadencia es discutible. A mí tampoco me gusta su frivolidad de los últimos tiempos, pero habrá gente a la que sí, y con todo el derecho del mundo.
Francamente, no me importa en absoluto si le consideramos entre los cinco o entre los cien mejores. Eso es una cuestión de opinión. Lo único que tengo claro es que tiene grabaciones insuperadas por las que hay que pasar sí o sí, y que por tanto, es un imprescindible. Que ha habido otros grandes directores con menos publicidad es cierto, pero esa es otra canción. Lamento este tocho.
Pablo, este es un asunto que apenas se toca en este blog. Para puntualizar las opiniones que he expresado:
He seguido sus grabaciones con un poco de detalle, aunque no como fan total. Tengo su Romeo y Julieta de Prokofiev, su 3 Prokofiev, su Escocesa, su 1 y 3 del primer ciclo de Brahms, su 1 y 7 iniciales de Bruckner, conciertos con Gulda, su 3 y 4 iniciales de Mahler, 1 y 2 de Bartok y alguna más que me dejo seguro en el tintero. Y otras que he oído por la radio. Y asistí a una 5 de Mahler con la LSO. Son algunos muy buenos discos.(La 1 de Bruckner)Otros son buenos. No desmerecen. Otros normalitos. Otros muy malos, como la 5 de Beethoven que se me ocurrió comprar, con la Filarmónica de Berlín. Ciclo del que creo que él mismo abominó. Que hizo algunas grabaciones muy buenas nadie lo discute. Sobre todo que prometía y sabía sacar a veces sonoridades muy originales. Por la radio también le he escuchado de todo. Y que fué muy mediático. Lo buscara o se lo buscaran. Pero todo eso no justifica ser uno de los 10 del siglo en mi opinión. Lo que tampoco le desmerece en absoluto.
El tema de la decadencia de Karajan o su manierismo se ha comentado mucho. Y la opinión mayoritaria es que le ha perjudicado. Pero su legado en grabación o en directo es mucho mayor. Además ha influído, para bien y a veces para mal, irremediablemente en la sonoridad y limpieza de ejecución de las orquestas. Nadie lo puede soslayar. Puede que el mayor perjudicado haya sido el mismo Abbado.
Y resulta que la imagen reciente que nos queda es la de Lucerna. Impecable. Pero mire el vídeo del Mandarín. Allí los jóvenes se emborrachan de música y Abbado los implica. Lo debían de tener totalmente ensayado. Y oiga los sonidos que saca. En Lucerna tocan muy bien. Lo malo es que sabemos lo mucho que nos podía haber entregado de más. Es lo que se espera de un grande. O yo me he perdido cosas muy importantes, que todo puede ser.
Gracias, Bruno. Concuerdo con cuanto dices, y desde luego creo que llevas razón en que Abbado pudo dar más de sí.
Lo que realmente quiero decir es que me es muy difícil hacerse una lista de los diez mejores directores del siglo ateniéndose sólo a criterios objetivos. Los gustos personales juegan siempre un papel importante. De hecho, el Abbado "blandengue" no es criticable por técnica (o a mí no me lo parece), sino por una concepción de la música que gustará más o menos según la persona.
Yo creo que Abbado es una batuta imprescindible en la medida en la que opino (como toda opinión, la mía es discutible) que hay que pasar por él para conocer, por ejemplo, el Boccanegra, el Barbiere, Carmen o Macbeth. Aunque hay excelentes alternativas, creo que hay que conocerlo, y que no hacerlo supone perderse algo elemental en un puñado de obras de importancia. Literalmente, no lo veo prescindible.
¿Ser imprescindible en varias obras supone ser de los mejores del siglo pasado? Supongo que no necesariamente. Honestamente, no tengo ni idea. Fernando y tú llevais razón en que su trayectoria es irregular, poco uniforme. Los "dos Abbados", sí. Sin duda ha habido directores más coherentes con su estilo que Abbado, y si algún día hiciese una lista de mis diez favoritos no sé qué nombres incluiría.
No voy a argumentar sobre la posición de Abbado entre los directores de orquesta de los últimos decenios. Eso es algo que sólo el tiempo dirá, como ha pasado, por otra parte, con otros músicos, ya sean compositores o intérpretes. Siempre ha ocurrido que "contemporáneos" hayan enaltecido o criticado profundamente a músicos coetáneos y luego el tiempo ha dado y quitado razones (es más, a lo largo del tiempo puede ser que compositores pasen por distintos grados de aceptación). No entiendo muy bien estas ganas de puntuarlo todo (hasta con decimales, a veces) en un ámbito como la interpretación musical que es tan subjetivo como se demuestra diariamente en el ámbito de los melómanos y el de los críticos.
Respecto a Abbado soló quería compartir dos comentarios. Tuve la oportunidad de escucharlo en directo dos veces en los últimos años, la novena de Mahler, una sinfonía de Mozart (la 33 creo) y fragmentos de Rosamunda de Schubert como propina. Pueden gustar más o menos, pero les aseguro que no fueron interpretaciones frívolas. Por último, algo que ya comenté en otro blog, músicos de renombre internacional de otras orquestas le seguían para tocar con él en la orquesta de Lucerna y/o en la Mozart, lo cual, creo, no pasaba con otro director de orquesta. Respeto las opiniones de toda la gente que se dedica a hablar (o escribir) sobre música desde una óptica más o menos (como yo) especializada pero lo que hagan los músicos, que son los que hacen música e intentan hacer arte, creo que tiene una especial significación.
L.V.
Gracias a todos por vuestras aportaciones.
Yo escuché a Abbado en directo en tres ocasiones. La primera fue en sevilla en 1992, nada menos que con la Filarmónica de Viena: perfecta y fría Militar de Haydn, amanerada Primera de Mahler y vistoso preludio de Meistersingers.
La segunda fue de nuevo en el Maestranza, con la Simón Bolívar: decepcionante concierto para violonchelo de Schumann con la Gutman y sensacional Cuarta de Tchaikovsky.
La tercera fue en Madrid, con la Orquesta del Festival de Lucerna: Novena de Mahler que comenté en ete blog. Gran nivel, pero más virtuosismo que emoción.
Me quedo con el Tchaikovsky.
Publicar un comentario