No me ha dejado de sorprender que el ministro Wert, ideológicamente una explosiva mezcla entre neoliberalismo y nacional-catolicismo muy propia del canal televisivo donde solía ser tertuliano, haya devuelto a las revistas culturales las subvenciones que habían sido retiradas por los socialistas en los últimos días de su mandato. Entre las beneficiarias se encuentran varias revistas musicales españolas (leer noticia en Mundo Clásico), aunque con un recorte sustancial en las cifras: Ritmo pasa de 60.060 euros anuales que tenía en 2011 a 21.732 euros, y Scherzo pasa de 45.500 a 22.289 euros, para que se hagan una idea.
A mí me parece una buena decisión. Pero también me parece que este apoyo realizado con dinero público debería comprometer a las revistas -a todas, no me refiero solo a las citadas- a ofrecer una información veraz, objetiva e independiente, y a realizar críticas de discos y conciertos igualmente honestas, sinceras y no menos independientes. ¿Independientes de qué? Pues, por ejemplo, de los intereses personales de los corresponsales locales, esos mismos que se podrían ver tentados de utilizar sus tribunas para medrar en su entorno haciendo valoraciones positivas cuando no corresponde para complacer al cacique local. De los intereses de las compañías discográficas deseando colocar sus productos estrella y de las distribuidoras que aspiran -sin duda legítimamente- a hacer la mayor caja posible. Y, sobre todo, de los propios intereses de los propietarios de las revistas en cuestión, que con crisis o sin ella podrían, tal vez, sacrificar la calidad en aras de incrementar el margen de beneficios.
Realicemos un paralelismo simple. Fotogramas es una revista de cine que no vive del precio de venta al público, sino de la inmensa cantidad de publicidad que entra en sus páginas. Quien compra esa publicación sabe que las críticas, independientemente de la calidad de la redacción y de la amplitud de conocimientos de quienes las escriben, podrían estar mediatizadas por los intereses de las distribuidoras, a las que conviene no enfadar demasiado. Esto no implica que el crítico diga falsedades; basta simplemente con encargarle la reseña de tal película a quien se sabe que la va a poner bien, o con mantener a un equipo de colaboradores que “sabe lo que hay” y es consciente de que para que sigan contando con ellos tienen que escribir entre líneas con más frecuencia de la deseada. Ahora la revista en cuestión acostumbra, con muy buen criterio, a ofrecer críticas enfrentadas sobre un mismo filme. Hace años las cosas eran distintas, como los lectores sabíamos perfectamente. Ni había ni hay, en cualquier caso, lugar a engaño.
Por eso mismo yo solo leo Fotogramas de higo a breva. La revista de cine que compro de manera ininterrumpida desde 1988 es Dirigido por… Una publicación, a mi entender, seria y bien hecha, en la que se respira la libertad a la hora de opinar, hay suficiente variedad de líneas digamos “ideológicas”, los contenidos son abundantes (poca noticia de relleno, mucho análisis más o menos sesudo) y no hay miedo alguno a hacerle el feo a las distribuidoras. Su subvención era en 2011 de 27. 300 euros anuales. La publicidad en sus páginas siempre ha existido, pero reducida a la mínima expresión: la contraportada y poco más. En una línea muy distinta está su hermana Imágenes de actualidad, en la que participan muchos de los mismos colaboradores pero con un espíritu muy distinto; en sus páginas sí que hay publicidad abundante. Ni que decir tiene que esta última no recibe subvención alguna.
Soy decidido partidario de la intervención del Estado en el patrocinio de la actividad cultural, publicaciones incluidas. Y lo soy porque pienso que para que esta se desarrolle con la libertad necesaria es imprescindible que logre sobrevivir ante las circunstancias de un libre mercado muchas veces hostil en el que demasiadas veces lo que no logra rebasar los límites de lo minoritario, aunque sea excelente, se ve abocado a la desaparición. La ópera y los conciertos necesitan apoyo económico estatal para no verse barridos por Anne Germain, Bertín Osborne y Arévalo, que es justamente lo que ha pasado en un caso que conozco de cerca, el Teatro Villamarta de Jerez. Aplicando esto mismo a las revistas, entiendo que la subvención tiene como fin lograr que lo que en ellas se escriba mantenga una línea independiente a los deseos del mercado, es decir, que el lector encuentre un lugar donde obtener análisis y opiniones que le permitan aprender y razonar (o sea, aprender a razonar), pero no donde le “vendan” el último lanzamiento que determinado sello o distribuidora quiere convertir en un bombazo.
Desde el momento en el que entra dinero público en una revista donde se ejerce de manera regular la crítica de manifestaciones culturales debería exigirse, a mi entender, una total independencia de criterio, como también un mínimo rigor intelectual. No vale mandarle hacer la crítica de productos mediocres a críticos que no tienen ni idea y que han colocado ahí precisamente para eso, para que pongan bien lo que los demás saben que es malo; ni enviar indefectiblemente los discos de tal artista a quien con seguridad absoluta le va a gustar para que siempre salgan bien parados; ni publicar textos de nivel mental propio de la ESO (“este disco contiene la Sinfonía Fantástica, que es una obra muy bonita y muy importante, y la interpretación está muy bien”). Tampoco está bien tener a aduladores redomados como corresponsales en determinados teatros, con el fin de que el departamento de comunicación de los mismos no deje de colocar publicidad en sus páginas o de contratar de tarde en tarde alguna portada.
Y así podríamos seguir un rato. Si hay dinero público de por medio, hay que actuar de otra manera. Lo que no vale es cobrar el cheque para luego ofrecer la versión “música clásica” de Fotogramas, colorines horteras incluidos. No sé si me explico.
Un cajón de sastre para cosas sobre música "clásica". Discos, conciertos, audiciones comparadas, filias y fobias, maledicencias varias... Todo ello con centro en Jerez de la Frontera, aunque viajando todo lo posible. En definitiva, un blog sin ningún interés.
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10 comentarios:
Totalmente de acuerdo. Te has exlicado.
De todas formas, hablando de subvenciones en general, yo soy anti..Se justifican en aras del interés social o cultural pero muchas habría que retirarlas o reducirlas (sindicatos, partidos y organizaciones empresariales). No digamos aquellas subvenciones a personas concretas (profesores universitarios amigos), como se vieron en los últimos tiempos en España, para investigar estupideces absolutamente esperpénticas (la sexualidad de no sé quien..,las tribus de Fernambuco o cualquier otra chorrada). Circula por correo electrónico la copia de un BOE, siendo ministra del ramo una de las chicas de Zapatero, con un listado de subvenciones, con las respectivas cantidades que rondaban entre los diez y treinta mil euros, concedidas a supuestos estudios de lo más peregrino.
Ya se sabe, "el dinero público no es de nadie..."
Hace años leí en cierta revista una critica muy elogiosa de un disco de un "musico" llamado Emilio Aragón,llamado Bach On Cuba. Un producto de arreglos mas propio de Luis cobos o de Waldo de los Rios,pero, claro, el sello que lo habia emitido se gastó un pastizal en publicidad. Ahí me di cuenta que solo manda el dinero.De todas formas las filias y las fobias a veces no se entienden. Los criticos ingleses siempre ponen cualquier disco de Mackerras o de Gibson por las nubes,por no hablar del caso "Goodal". En las interpretaciones de sinfonias de Bruckner se antepone el estupido asunto de las partituras a la version misma, y en los instrumentos originales,a partir de mediados del siglo XIX se esconden muchos mediocres que son ensalzados por ofrecer toscaninidades con dinamicas e instrumentos de juguete.En definitiva, el aficionado tiene que intuir que detras de una critica discografica puede haber una tendencia politica o ideologica determinada porque no hay nada mas subjetivo que catalogar una interpretacion musical.
Me parecen muy loables sus deseos, pero no veo que la subvención vaya a hacer más objetivos a los medios. Pienso que, más bien, al contrario. Que cada medio sobreviva con su verdad.
No me cansaré de decir que la cultura se imprime justamente en la educación a los jóvenes.
Lo demás, parches a utilizar con mucho cuidado.
Afortunadamente la red se está poblando y hay donde elegir.
Otra cosa: La cuantía de la subvención recibida y su origen debe figurar en lugar destacado.
Las revistas especializadas deben volver a las bibliotecas, y es licito que reciban subvenciones del estado y otros entes publicos. Si los periodicos, infames panfletos en muchos casos, estan plagados de anuncios estupidos de cosas estupidas que hacen las administraciones publicas, las radios estan llenas de publicidad gratuita para financiar al medio afin, porque no le van a dar, a cambio de unas paginas de informacion del Liceu, el ABAO o la ONE un dinero que resulta esencial para pagar la publicacion. Otra cosa es no convertirse en una hoja parroquial, como le decia Fernando Mayo a cierta revista,gratuita por otro lado.
Yo no digo que no sea lícito sino que no es conveniente. En el fondo Ud. me da la razón con sus argumentaciones. No sé porqué una revista musical debe o está más condicionada a ser más honesta que esos periódicos que cita.
No es que no esté yo harto de la inmoralidad que nos invade. Es que no veo que la subvención purifique a la revista Ritmo, por ejemplo, dedicada en gran parte a reseñar actos subvencionados por el mismo sector público.
Porque no les hace falta mentir siempre sino de vez en cuando si conviene. Y conste que fuí lector de la misma muchos años y guardo los ejemplares y muy buenos recuerdos y enseñanzas.
Pero sigo pensando que la demanda de cultura se genera en la educación de los ciudadanos y no están por eso. Piense si no es un escándalo la escasa rotación de los melómanos a los conciertos.
La subvención a los conciertos gratuitos o los baratos de la Orquesta de Valencia me parece más útil.
A mí me parece que ejercen mucha más presión censora los teatros y las compañías discográficas que insertan publicidad que la subvención estatal.
Hasta ahora no he visto yo que las revistas musicales hayan mostrado muchos reparos a la hora de darle caña al gobierno de turno que les daba la subvención, fuera del color que fuese.
Sin embargo, a veces sí que he percibido en alguna revista (o en varias) no pocos reparos a la hora de censurar abiertamente determinadas líneas editoriales; o de poner a caldo "discos objetivos" de esos que desde antes de grabarlos se preparan para hacer mucho dinero; o de sacar los colores al divo de turno.
Recuerdo que alguien que hace años escribía en Ritmo me contó que la redacción recibió un serio rapapolvo de los señores de Universal en España por hacer una crítica negativa de Bryn Terfel. Y no se trataba de un disco, sino de un recital que dio en Madrid. Pero ya se sabe lo que ocurre en estos casos (en general, no sé ahora qué más pasó con Terfel): si quieres publicidad en tus páginas, mis estrellas tienen que salir siempre bien paradas.
Está muy bien eso de quitarle dinero a la gente para dárselo a unos señores que hacen una revista que nadie lee.
Alberto Ayas Linde, suscriptor de RITMO des 1990.
No estoy de acuerdo con la cultura gratis total; cada vez que hay un concierto en Huelva se llena de niños coñazo,padres y madres despreocupados, viejos con caramelito de turno y gente que aplaude a cada movimiento como gilipollas. Sinceramente hace mas por la musica que un concierto cueste aunque sea 3 euros antes que sea gratis porque ese pequeño filtro quita al que no le interesa el tema y va para pasar el rato, echarse unas risas o porque pasaba por alli. otra cosa son los conciertos que se dan gratis por la diputacion o el ayuntamiento y que se reparten las entradas para ellos. eso me parece una canallada.Me he quedado varias veces sin ir a conciertos por ese motivo y en cambio un cateto que vende comida debajo de mi casa le regalaron 4 entradas porque a la maruja de turno le cae bien. La cultura subvencionada como si fuera una mafia no es de recibo,porque se paga con el dinero de TODOS. Y respecto a Ritmo, revista que leo desde 1991 con 15 años, me parece que antes era mucho mas interesante y variada que en los ultimos años.Los contenidos bajaron de calidad y las criticas eran bastante flojitas en ocasiones.Echo de menos a criticos como Fernando Mayo que decia lo que pensaba, y no lo que le dictaban, o esa es la impresion que siempre tuve. Con respecto a Scherzo algunos criticos son autenticas marujas que lo mismo te comentan el telva, y en la revista de diverdi han metido pifias gordisimas que para un burro como yo eran de libro. En fin que no me voy a explayar mas pero quiza la critica necesita leer y oir mas musica, y pelotear y hacer menos cortes faraonicas.
Anónimo, no es lo mismo entradas de favor, que se distribuye a sí mismo el sector público como prebenda, privilegio, descaro y asimetría que dar conciertos gratuitos o a bajo costo. En Valencia hay entradas de favor. Malditos sean. En Valencia hacen ese tipo de conciertos y no se merienda en ellos. Me imagino que de ahí nacen futuros compradores de entradas o de Revistas. Incluso de lectores de este blog.
Por lo demás, tenemos muchos puntos de acuerdo.
Para que no haya dudas. Los conciertos lo da la Orquesta de Valencia, pública. Es un mal menor que ya que existe como pública abra las puertas a un público más amplio con programas populares. Ya que se gasta, que tenga la máxima incidencia y difusión.
Otra cosa. Ritmo y Scherzo pueden tener un formato y papel más "intelectual" y barato, ya que estamos con ellos.
Bruno, me refiero a los conciertos que a capitales provincianas como Huelva o Jerez trae la caja de turno o el banco noseque o la diputacion o la universidad. Conciertos que cuando te enteras te dicen en tu cara "las entradas ya se han repartido, pero vete a la puerta a ver si cuando empiece te dejan entrar", a mi, que he visto a la LSO en el Barbican me suena a coña marinera. Luego te pones en la puerta y te ves a los catetos que tienen de disco de musica clasica el capricho ruso de Luis Cobos o que piensan que el himno de la alegria lo compuso Luis Cobos,eso si, muy bien relacionados con el PPSOE de turno. Ya me ha pasado 3 veces y paso de conciertos suministrados ad maiorem gloriam politiqueros.
pd, firmé como anonimo pero soy muy publico.
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