Solo dos palabras sobre la interpretación, porque el visionado (obligatorio, por favor) lo dice todo. La dirección de Abbado es rápida, tensa y vibrante, y está marcada por una rusticidad muy adecuada para el mundo verdiano; cierto es que no resulta tan personal, creativa y alucinada como la de un Sinopoli, pero también es menos irregular y discutible. Magnífico Capuccilli, más por voz y estilo -y eso que tiene problemas en su aria del último acto- que por penetración psicológica, como era de esperar. Sensacional, absolutamente insuperable e histórica, la señora Verret, una Lady Macbeth poderosísima y llena de sinceridad, además de espoleada por el fuego del directo: nada que ver con los resultados de su película junto a Chailly y Nucci. Muy bien Ghiaurov como Banquo, y solvente más por entrega que por técnica el tenor.
El trabajo escénico de Strehler es sobrio y a veces resulta fascinante, pero por desgracia no es fácil disfrutarlo con semejante calidad visual. A la espera de que algún milagro permita una edición comercial que mejore tal circunstancia recurriendo a fuentes oficiales de la RAI, aquí queda el YouTube como testimonio de lo que es Verdi-Verdi, ajeno a las relecturas de los caprichosos divos de la dirección escénica actual y a la mediocridad de las voces verdianas que hoy imperan en nuestros escenarios.
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