lunes, 5 de diciembre de 2011

Lady Macbeth vuelve a Madrid

Hace años pudimos ver en el Teatro Real una Lady Macbeth de Shostakovich que fue memorable por la dirección musical del mismísimo Rostropovich. Cantantes y producción escénica se quedaron en lo bueno sin más, pero aquello se disfrutó mucho incluso en la función a la que yo acudí, torpedeada por el ruido que montó un señor llamado Francisco Álvarez Cascos (¿qué se le habría perdido por allí al casposo líder derechista?) cuando se empeñó en acceder a la sala en mitad de la función. El pasado sábado 3 de diciembre ha vuelto la acongojante ópera de Shostakovich al escenario madrileño. ¿Resultados? Memorables, pese a ser musicalmente algo inferiores a los del DVD con la misma producción que hemos comentado en este blog. A la entrada correspondiente me remito (enlace), limitándome ahora a señalar las principales diferencias con respecto a la filmación realizada en Ámsterdam.

Lady Mabeth Kusej Westbroek Madrid

Especialista en C. P. E. Bach (enlace), Harmut Haechen realizó en el foso una labor menos interesante que la de Jansons y -ni que decir tiene- Rostropovich. Hubo en su dirección brío, brillantez y un certero sentido del la ironía, pero administró las tensiones de manera irregular y no supo dotar de continuidad a la obra, alternándose los momentos buenos -o incluso muy buenos- con otros que pasaron sin pena ni gloria. Logró por otro lado hacer sonar de modo muy convincente a Sinfónica de Madrid (¡qué bien le ha sentado la marcha de López Cobos!), aunque los refuerzos de los metales sonaran a veces demasiado a banda de pueblo; quiero decir, más aún de lo que pide Shostakovich. El Coro Intermezzo sufrió lo suyo en una partitura bien difícil (¡y en ruso!), pero frente a algunas intervenciones que no terminaron de funcionar hubo otras memorables: nuestros compatriotas estuvieron impresionantes -auténtica magia sonora- en el decisivo último acto, a lo que no debe de ser ajena la labor de su titular Andrés Máspero. Todo ello, por cierto, lo hicieron plegándose a las demandas de una producción escénica en todos los sentidos muy exigente.

Michael König me ha convencido bastante menos que Christopher Ventris: su voz es incolora, pobre en armónicos y no corre con facilidad. Durante el primer acto tuvo problemas para hacerse oír, aunque luego fue mejorando y cumplió con cierta dignidad. Escénicamente no hay quien se lo crea debido a su exceso de grasa. Con algún otro cambio en papeles menores, el resto del elenco fue el mismo que el de la Ópera de Holanda. Es de justicia reconocer que Vladimir Vaneev, sin la ayuda de los micrófonos, convence mucho menos que en el DVD en el doble rol de Boris y el preso anciano. En cuanto a Eva-Maria Westbroek no hay novedad: referencia absoluta para Katerina Ismailova y una de las cosas más impresionantes -por voz, técnica, variedad expresiva, comprensión del personaje y desenvoltura escénica- que quien esto suscribe ha visto en su vida. Enorme, increíble, una recreación para la historia. Fue la gran triunfadora de la noche.

La puesta en escena de Martin Kusej pierde en directo la expresividad facial de los cantantes, pero se pueden apreciar mejor ahora cosas como el modo en que el barro del escenario va ensuciando progresivamente la “jaula” en la que vive la protagonista, o el carácter fálico de la escalera de mano con que el repugnante seductor Serguei penetra (en) su habitáculo. El agua que inunda el suelo de la escena de Siberia -aquí una prisión subterránea indeterminada- creo que no estaba en la filmación: quizá se eliminó para no interferir en la toma de sonido. La verdad es que queda muy bien y contribuye a hacer aún más sórdida la voluntariamente incómoda propuesta, que por lo demás a mí me sigue pareciendo espléndida. La crítica española parece que coindice en tal alabanza excepción hecha de Álvaro del Amo, lo que a mi entender es casi un elogio viviendo de un señor que es director de Una preciosa puesta de sol, una de las más risibles películas que he visto en mi vida. Sí, ya sé que esto no viene a cuento, pero hace tiempo que tenía ganas de escribirlo.

¿El público? Hubo abundantes deserciones y no se aplaudió con el entusiasmo merecido. Incluso se escuchó algún abucheo aislado a la dirección de escena. Sin duda tenemos el caldo de cultivo necesario para que triunfe el golpe de estado que se prepara contra Mortier y vuelva al Real la ópera de toda la vida (o sea, la de “voces por encima de todo”) en producciones tradicionales o abiertamente rancias. El paso atrás parece a estas alturas imparable. Mientras tanto, nosotros hemos disfrutado de un espectáculo de muy alto nivel ideado para lograr justo eso que no le interesa a la peña conservadora que anda afilando los cuchillos: incomodar, estremecer y hacernos pensar. Quedará en mi memoria por mucho tiempo.

3 comentarios:

gonzalo dijo...

Todavía cabreado por el triunfo del PP? Te va a dar algo ¡¡ Vendrán bien 4 años de travesía del desierto y que la socialdemocracia española se refunde con bases sólidas para atender todo lo que se nos viene encima y asuma los errores cometidos, no todos ellos achacables a la crisis. Me gusta como escribes y de que escribes, pero me carga (es tu blog y pones lo que quieras, lo sé) que aparezcan tipos tan impresentables y neandertaloides como el presidente de Foro y otros sujetos cavernarios en cada post. Chirría.
Con respecto a lo de Mortier y la revolución soterrada puesta en marcha desde muchos blogs (unanocheenlaopera v.g.) veremos como acaba. La próxima temporada del TR, descubierta ya en la red, es más lógica (no es un problema solo de voces sino de planteamiento global) que esta, que hasta ahora ha sido gloriosa (Elektra o Pelleas ¡¡¡¡) pero en mi modesta opinión en enero empieza con las rebajas. Coincido con los prebostes de Scherzo en su editorial al respecto publicado en mayo o junio de este año. En definitiva, gracias por el post y por tu página.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Uy, lo de Cascos no es nada comparado con lo que montó Rita Barberá en el Ocaso...

Pero vamos, todo hay que reconocerlo: los del PP, aunque ruidosos, se dejan ver por los eventos musicales. Los del PSOE son tan paletos que ni eso. Y me temo que lo digo en serio.

En cuanto a Mortier, pues lo que tú mismo dices: tres triunfos y a partir de ahora cuesta abajo. En fin, qué le vamos a hacer. Saludos.

Anónimo dijo...

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