miércoles, 17 de noviembre de 2010

Yuja Wang interpreta Prokofiev con Abbado y Dutoit

Con tan solo veintitrés años, Yuja Wang tiene ya la exclusiva con Deutsche Grammophon. ¿Un intento de repetir el éxito de Lang Lang y Yundi Li ahora que estos se han pasado a Sony y EMI, respectivamente? Parece lo más probable. No he podido hasta ahora escuchar completo ninguno de sus dos discos, pero sí un par de videos en los que aborda sendos conciertos para piano de Sergei Prokofiev. El Tercero lo hizo junto a Claudio Abbado y la Orquesta del Festival de Lucerna en agosto de 2009, en un programa que incluía la Primera de Mahler en su segunda mitad. El Segundo concierto corresponde a julio de 2010, y en él acompañan a la jovencísima pianista china el ya veterano Charles Dutoit y la Orquesta del Festival de Verbier. ¿La segunda parte? Pues la Titán también, vaya casualidad.

En el festival suizo, solista y batuta sintonizan por completo en ofrecer una versión ágil, animada, y bulliciosa del Tercer concierto, interesada por los aspectos angulosos de la escritura -sin profundizar en su ironía y su mala leche-, pero atendiendo al mismo tiempo a la vertiente lírica, que está expuesta de manera hermosa y sin cargar las tintas en la melancolía. Eso sí, tanto Abbado como la Wang van un poco rápidos: se podría sacar más partido a algunos pasajes, o por lo menos cuidar más la claridad, pues por parte la orquesta hay un par de momentos borrosos. En conjunto se trata, pues, de una notable interpretación, aunque encuentro preferible las dos que tenía Abbado en disco, la ya muy antigua con la Argerich y la más reciente con Kissin (DG en ambos casos).

Las propinas de Yuja Wang, que no se han incluido en el DVD y el Blu-ray recientemente editados pero sí pudimos ver en la retransmisión televisiva, le dejan a uno cabreado: en Pretrushka la chica va rápida, sí, pero la donde la velocidad alcanza límites disparatados es en El vuelo del moscardón, error propio de quien no confía en su propia musicalidad y pretende epatar con la mera exhibición de agilidad digital.


Contra todo pronóstico, la solista convence más en el Segundo concierto. Y eso que su sonido, demasiado ligero, no es el más adecuado para una partitura que exige una dosis muy considerable de densidad y potencia sonoras. Pero la jovencita, además de lucir una agilidad pasmosa, logra interpretar de manera personal e interesante la partitura ofreciendo, ya que no la tensión dramática o la ironía de otros solistas, sí un admirable vuelo lírico y una gran atención a los aspectos más misteriosos de esta música, subrayando sus conexiones con el impresionismo francés. Charles Dutoit, que había comenzado el concierto con una vistosa lectura de la Rapsodia romana nº 1 de Enesco, dirige el Prokofiev con irreprochable estilo, gran entrega y elevada comunicatividad. El colorido es riquísimo, muy incisiva la sonoridad, los aspectos feístas del tercer movimiento están magníficamente expuestos y la elegancia, cuando debe, hace acto de presencia sin limar aristas.

¿Y las Primeras de Mahler? La de Abbado me parece el garbanzo negro del ciclo de Lucerna que está a punto de finalizar. Es verdad que se trata de una interpretación extrovertida, animada, de rico sentido del color y muy vistosa, pero es además algo descuidada en la ejecución y resulta terriblemente amanerada, cuando no rebuscada. Y es que el milanés parece empeñado -ya se notaba en la Titán que ofreció en Sevilla en 1992 junto a la Filarmónica de Viena- en generar sonoridades ingrávidas, ofrecer pianísimos casi inaudibles y, en definitiva, “hacer bonito” . El primer movimiento contiene demasiados detalles de blandura como para darlo por válido. El segundo comienza magníficamente, sin los “estiramientos” que Abbado hacía en esta página en los años noventa, pero en el trío aparece una dulzonería insoportable. El tercero, sin mucha mala leche pero sensual, sería notable si no fuera porque en el lied cae de nuevo en la blandura. Y el cuarto, finalmente, alterna momentos muy brillantes con otros de amaneramiento sin sentido. Habrá a quienes les encante este Mahler. A mí me parece insoportable.

Bastante mejor Charles Dutoit, y eso que la Orquesta del Festival de Verbier, integrada por gente muy joven, se queda cortísima. Pero el maestro suizo, quizá ahora más artista que antes, cuando lo dirigía y grababa todo sin pararse a respirar, ofrece toda la frescura, brillantez y comunicatividad de Abbado sin caer -salvo en algunos detalles muy puntuales- ni en la blandura ni en los amaneramientos de su colega, sabiendo además atender al sarcasmo, desplegar cantabilidad sin pasarse en el azúcar y ofrecer brillantez sin ampulosidad. Una Titán no personal, desde luego, pero sí sensata, ortodoxa y entusiasta.

Mis versiones favoritas son las de Kissin dirigido por Ashkenazy para los dos Prokofiev (enlace) y la de Giulini para la Primera de Mahler. En cuanto a Yuja Wang, los melómanos de Madrid, Las Palmas, Valencia, La Coruña y Zaragoza van a tener la oportunidad de escucharla en directo en los próximos días. Los demás, estaremos atentos a sus discos.

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