lunes, 1 de marzo de 2010

La novia vendida, en Valencia

Estuve con mis alumnos (tres horas y media de viaje en autobús, ahí es nada) en el ensayo general del miércoles 24 de febrero. Y fue un verdadero placer encontrar el patio de butacas del Palau de Les Arts a rebosar de estudiantes de la ESO y Bachillerato. La cosa fue aún mejor: iban bien preparados con un cuadernillo realizado a tal efecto por el Departamento de Dramaturgia, Publicaciones y Educación, se comportaron todos con mucha corrección (incluso escuchaban menos ruidos que en una función “normal”, nada de caramelitos y cosas por el estilo) y se rieron mucho con las gracietas con que esta producción escénica de la Opera North de Leeds escenificaba las célebres danzas de la partitura de Smetana. Luego algunos estudiantes saldrían más contentos y otros menos, pero en general se veían caras de satisfacción. Así es como se crea de verdad afición a la ópera. ¡Bravo por el Palau y su proyecto educativo!

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Sobre los aspectos artísticos no debo decir mucho, porque se trataba de un ensayo general. En cualquier caso no hubo interrupción de ningún tipo y todos cantaron a voz, así que el resultado no debe de diferir mucho de lo que muy bien ha explicado Titus en su blog (enlace). Como mi opinión es en general un poco más entusiasta que la de mi colega, dejo aquí unas líneas sobre el tema.

La producción era sin duda pobretona, pero me pareció correctísima, sensata y bien hecha. El traslado de la acción 1972 no me parece que aporte ni quite nada en particular. A mí no me disgustó la opción, toda vez que los personajes en esencia siguen siendo los mismos: la parejita de enamorados, la familia pobre frente a la familia ricachona, los caciques del pueblo, etc. Eso sí, el libreto en origen es deficiente (las diferentes líneas argumentales no están bien resueltas), así que el director Daniel Slater hizo lo que pudo. Plásticamente, dado que no había mucho presupuesto de por medio, la cosa fue aceptable. La dirección de actores fue asimismo correcta, aunque podía haber estado más trabajada, sobre todo en el caso de la protagonista.

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Me gustó Sabina Cvilak: una voz pequeña y no precisamente holgada por abajo, pero bien timbrada y manejada con bastante sensibilidad. La joven y guapa soprano ofreció además algunos reguladores de gran belleza. Correctísimo Ales Briscein en el papel de su amado Jeník, y estupendo Vicenç Esteve como el tartamudo Vasek. El resto alcanzó un digno nivel medio. De los que estuvieron regular o mal no quiero hablar, por tratarse de un ensayo general. Lo mismo digo del coro.

La gran sorpresa para mí vino de parte del joven maestro Tomás Netopil. Hace años le escuché una Zorrita Astuta terriblemente mediocre. De ahí que hasta ahora haya evitado sus intervenciones anuales en Valencia. Pero en La novia vendida me ha gustado: encontré mucha vida y teatralidad en su labor, aunque a veces resultara un tanto rígido y atropellado y no lograra extraer del todo las numerosas bellezas de la partitura. La orquesta fabulosa, como siempre.

Si las funciones oficiales han respondido a lo que yo vi en el ensayo general, quienes hayan acudido o acudan al Palau de Les Arts se lo pasarán bien, sobre todo por la oportunidad de escuchar una ópera que siendo hermosa no es muy frecuente por nuestras latitudes.

PS. También ha aparecido una crónica de Atticus (enlace).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias mil a mi compañero en la ardua tarea docente, Fernando, por descubrirme la ópera en vivo y en directo. Ciertamente fue una experiencia muy especial para el alumnado y para un servidor, Manuel Barea.

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