lunes, 8 de febrero de 2010

Concertgebouw en Murcia: el peor Jansons posible

He escrito varias veces por ahí que Mariss Jansons me parece un director sumamente irregular, capaz de hacer cosas extraordinarias (ahí están sus dos grabaciones de la Sinfonía Litúrgica de Honegger, obra que tuve la suerte de escucharle en los Proms), de ofrecer la solidísima corrección de un gran artesano (lo que ocurre con buena parte de su Tchaikovsky, su Rachmaninov o su Shostakovich) o de caer en el más absoluto aburrimiento. En este mismo blog (enlace) di cuenta de un mediocre DVD con la Novena de Beethoven (página que también tuve la oportunidad de oírle en el citado festival londinense), y ahora me toca comentar el insufrible concierto que le escuché ayer domingo 7 de febrero con el que el Auditorio Víctor Villegas de Murcia (recinto de muy amplio aforo e irreprochable acústica) celebraba su decimoquinto aniversario.


Concierto para violín de Sibelius y Cuarta de Brahms (sustituyendo a última hora a la Segunda de Rachmaninov) integraban el programa. La partitura del finlandés fue interpretada con grisura, limitándose Jansons a cuidarse de no sepultar a la solista y a conseguir pianísimos de ciencia ficción, cosa que no le fue difícil teniendo delante a la Orquesta del Concertgebouw. De tensión sonora, comunicatividad y fuerza dramática, ni rastro, aunque al menos se movió dentro de unos correctos parámetros expresivos. Janine Jansen, violinista de enorme talento (espero hablar pronto de su recreación del Concierto de Britten) ofreció un sonido de gran belleza y un virtuosismo a prueba de bombas, pero su visión de la obra fue meramente contemplativa, muy tímida en el aspecto expresivo y, por ende, bastante superficial. Perfecta sintonía con Jansons, pues. La propina bachiana tampoco estuvo a la altura.

La Cuarta de Brahms me pareció detestable, pues el maestro letón confundió la esencialidad con la superficialidad, el equilibrio con la indiferencia, el carácter otoñal con la flacidez y la elegancia con la cursilería. Eso sí, e independientemente de que en lo técnico la ejecución no fuera irreprochable (el maestro no logró que empastaran los metales), toda la lectura estuvo revestida de una verdadera obsesión por la belleza sonora. Mejor dicho, por el preciosismo sonoro. La tensión dramática y la fuerza expresiva estuvieron por completo ausentes de esta aburridísima, incincera y muy tramposa recreación en la que la increíble Passacaglia final (nunca la he escuchado tan morosa y aséptica) resultó especialmente perjudicada. Muy original la propina: Danza húngara nº 5. Interpretación en la misma línea, incluyendo brutalidad efectista en la coda similar a la que minutos antes había puesto colofón a la sinfonía.

Fabulosa la orquesta, por supuesto. Para mí no hay duda de que se trata una de las tres mejores de Europa, y si alguien me dice que es la mejor no seré yo quien se lo niegue: la sonoridad de Berlín es más robusta e impresionante, la de Viena es indudablemente más bella, pero la combinación de virtuosismo y flexibilidad de la formación holandesa seguramente no conoce parangón. ¿Y con semejante nivel en la orquesta puedo yo afirmar que el concierto fue mediocre? Pues sí, porque una cosa es la ejecución y otra la interpretación, aunque muchos aficionados (y algunos críticos ignorantes) sigan confundiendo ambos conceptos.

10 comentarios:

Tatharmith dijo...

Coincido contigo con Sibelius porque paso por mi amigdala sin pena ni gloria, pero no comparto la sensacion con Brahms, ya que solo por oir a las maderas entrando con esa facilidad ya me merecio la pena... Claro que en materia de emociones es muy dificil coincidir al 100% con nadie.
Excelente blog, un saludo.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Muchas gracias :-)
Por descontado que escuchar esas maderas es un placer para los sentidos. ¡Y qué cuerda! Pero un Brahms así, tan blandito, tan tímido, tan insustancial... Si hubiera hecho la Segunda de Rachmaninov la cosa hubiera estado mucho mejor. Saludos.

Tatharmith dijo...

Yo al principio me llevé un chasco enorme cuando me enteré que no tocaban Rachmaninov ya que tenía mucha curiosidad por escuchárselo a la Orquesta del Concertgebouw. Y no se si te enterarías de la causa del cambio del programa, pero a mi no me lo pudo aclarar nadie del Auditorio...

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

No tengo ni idea de las razones del cambio, pero siendo malpensado... para tocar Brahms la plantilla es menos numerosa que para Rachmaninov. Me huelo ahorro económico.

En los comentarios ya un post anterior, por cierto, señalé que tengo en casa una toma radiofónica de la Segunda de Rachmaninov de hace tan solo unos días, de cuando Jansons y sus chicos la hicieron en el Concertgebouw. Ojalá se la hubiéramos escuchado: los resultados son bastante buenos, mejores que los del disco "oficial" de EMI con la Filarmónica de San Petersburgo. Qué lástima. Un saludo.

Anónimo dijo...

El domingo 7 de febrero asistí al concierto que la Royal Concertgebow ofreció en el Auditorio Víctor Villegas de Múrcia. Por sus comentarios, creo que ustedes se equivocaron de sala o de edificio. El concierto fue un auténtico espectáculo de principio a fin y estuvo enturbiado únicamente por la mala educación de un público que no supo guardar silencio.
¿Ustedes son músicos? ¿Han tocado un instrumento en su vida, o se dedican a hablar del sexo de los ángeles?. Lo segundo siempre será más fácil.

Un músico

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Señor músico:

Si usted quiere exponer de manera razonada por qué le gustó el concierto, este es el lugar apropiado para hacerlo. Pero si su único argumento es la descalificación de los conocimientos de quien opina de modo distinto, le recomiendo que aprenda a debatir como la persona culta y educada que se supone que usted es... o que se dedique a la política, actividad para la que usted parece poseer un talento natural.

Tatharmith dijo...

Es curioso porque yo hace algunos años a la salida de un concierto acabé atacando a una persona con esos mismos argumentos. ¿Es usted músico? ¿Ha tocado algún instrumento en su vida? ¿Entonces como puede decirme a mí que el concierto le ha parecido horrible? (A mi me había parecido maravillosos)

Años después me arrepentí porque entendí que un cuadro no está hecho solamente para el que entiende de cubismo o gouache, al igual que una sinfonía no está hecha únicamente para el que entiende de contrapunto o armonía... La grandeza del arte es que está hecha para todo el mundo y la grandeza del ser humano es que cada individuo lo interpreta de una forma distinta.

Con respecto la retransmisión de la 2 de Rachmaninov yo también la escuché y me dejó muy buena sensación, en fin a ver si para Otoño de este año me planifico una visita al propio Concertgebouw para paliar el cambio de Murcia y experimentar el famoso tiempo de reverberación de 2s y la riqueza de graves de la que tanto hablan :)

Anónimo dijo...

Creo que la concertgebow se vale solita para interpretar a Brahms.El sonido de la centuria Holandesa es inimitable.
Usted lo que tiene es manía a Jansons.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Y yo creo que una gran orquesta con un buen concertino es capaz de interpretar solita algunos repertorios, pero a Brahms desde luego que no. La sinfónica de Chicago, sin duda una de las mejores del mundo, hizo Brahms con Levine y luego con Solti, y la diferencia de calidad interpretativa no pude ser más grande. Aprenda a escuchar, señor anónimo, antes de colgar el tópico de la manía.

Anónimo dijo...

mire usted a mi me parece que el que está sobrevalorado es Solti, que confunde musica con decibelios.
Levine tan malo no es, otra cosa qua a los criticos latinos no os guste.

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