
Este DVD editado por TDK se filmó (con espléndida calidad de imagen y sonido 5.1 auténtico) en enero de 2002 en la Ópera Nacional de Lyon. De las primeras funciones, que contaron con la participación de Natalie Dessay, queda testimonio sonoro gracias a la grabación comercial en CD editada por Virgin cuya reseña colgué hace poco en este blog (enlace). Una enfermedad -tengo entendido que más o menos seria- obligó a la diva a cancelar antes de que se realizara la filmación, así que a quien aquí vemos es a Patricia Ciofi. Creo que no salimos ganando, pues la muy sólida y solvente soprano sienesa es una artista menos personal y creativa que su colega. En cualquier caso Ciofi exhibe una voz con un muy sólido centro -el grave se queda corto, el agudo es tirante-, se desenvuelve con corrección en las fórmulas belcantistas y, pese a su relativa sosería, pone toda la carne en el asador en una escena de la locura justamente aclamada por el respetable. Ni que decir tiene que no se incluye la cadenza con la flauta.
De Alagna escuché en su momento una grabación radiofónica de estas mismas funciones en la que sufría serios descalabros. En esta edición comercial no hay nada de eso, claro, pero aun así su actuación deja que desear: su emisión es estentorea, matiza con escasa sutileza y por momentos tiende al sollozo. Al menos hace gala de una adecuada extroversión y se desenvuelve estupendamente con el francés. A su lado Ludovic Tézier presta su espléndida voz a Enrico/Henry, Yves Saelens hace un aceptable Gilbert y Marc Laho cumple como Sir Arthur, otro personaje que alcanza mayor entidad en la versión parisina. La dirección musical de Evelino Pidò (uno de los directores preferidos de la Dessay) alterna momentos muy correctos con otros más bien rutinarios, cuando no vulgares. Los sollozos de la cuerda en la última aria del tenor (la presunta cabaletta) resultan lamentables, por mucho que acompañen los de Alagna.
La puesta en escena se debe a Patrice Cauriér y Moshe Leiser. Sobria, eficaz y muy respetuosa con el libreto, basa su fuerza expresiva en la potencia dramática de los claroscuros; la renuncia a la horterada historicista resulta muy de agradecer. La dirección de actores podía estar más trabajada, eso es cierto, aunque en contrapartida se ofrece una escena de la locura muy bien planificada en la que se saca gran partido de la Ciofi. Lástima no poder disfrutar de esa gran actriz que es la Dessay.
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