martes, 23 de diciembre de 2008

Ocho títulos en el Villamarta para 2009: continúa el milagro

Publica hoy mismo Diario de Jerez que entre enero y diciembre de 2009 se podrán ver ocho títulos de ópera, nada menos. De entrada hay que felicitarse: que se alcance semejante número en un teatro que cada día carga con mayores problemas económicos es un verdadero milagro. Por eso mismo tenemos que conformarnos, hasta cierto punto, con la mediocre calidad de la Filarmónica de Málaga, sin duda la mayor rémora del Villamarta a la hora de alcanzar verdadera calidad en las producciones líricas. Pero eso sólo tiene como arreglo un mayor compromiso económico de la clase política.

La otra gran noticia es que todos los títulos son novedad en Jerez, con excepción del primero de ellos: me parece injustificable que se ofrezca por tercera vez El elixir de amor cuando quedan tantos títulos más importantes que éste por conocer. Ismael Jordi es un excelente Nemorino, sí, pero en los últimos años se le ha visto en este papel en Sevilla, en Málaga y en la propia Jerez, mientras que la Arteta no anda muy bien de voz que digamos. Esperemos al menos que el maestro Gianluca Martinenghi no dirija tan mal como lo hizo en El barbero de Sevilla.

Muchísimo más interés ofrece Jenufa, primer Janácek en el Villamarta. La producción viene en su integridad de Varsovia, y aunque de ella podemos esperar cualquier cosa, desde lo muy bueno hasta lo muy malo, es seguro que el público jerezano disfrutará descubriendo esta música maravillosa. Por desgracia muchos no acudirán a la cita del 7 de febrero suponiendo, equivocadamente, que se van a encontrar con una obra difícil de escuchar: ellos se lo pierden.

Falstaff, ya lo es escrito en este blog (enlace), me parece una obra rematadamente genial, pero me temo que el Villamarta puede haber fallado a la hora de contratar a Luis Cansino para el rol titular, pues a este señor ya le hemos escuchado aquí lo suficiente como para dudar que pueda hacer justicia a los mil matices expresivos del gordinflón. El resto del elenco parece plausible. Ya veremos qué hacen el irregular Stefano Poda en la escena y la solvente, pero por lo general no muy inspirada, Elena Herrera en la batuta.

La nueva producción propia llega en Junio: La italiana en Argel. El título es una maravilla, pero la decisión de contar con el pretencioso Gustavo Tambascio para la escena es, para mi gusto, un desacierto. Lo mismo se puede decir de la batuta de Alvaro Albiach, que no ha sido muy bien recibida precisamente en Oviedo en su recientísimo Barbero de Sevilla. Una lástima, porque Nancy Herrera es una cantante maravillosa (veremos cómo se le dan las agilidades) y Carlos Chausson es el mejor bajo bufo del mundo. En cuanto al tenor José Luis Sola, confiemos en que desde la pasada Hija del Regimiento haya evolucionado en lo técnico lo suficiente como para aprovechar su potencial.

La siguiente temporada comienza de nuevo con Rossini: La Cenerentola. No importa lo más mínimo la repetición de autor si la música es tan excelsa. Esperemos que a la hora de seleccionar elenco y directores se acierte bastante más que con la Italiana. De todas formas el Villamarta se merece un aplauso muy grande por programar estos dos títulos, y uno mayor aún por atreverse con esa inmensa obra maestra que es el Macbeth verdiano, que al parecer llegará en noviembre. Ya veremos, eso sí, de dónde se sacan unos intérpretes en condiciones, porque ni siquiera los teatros de primera categoría los encuentran con facilidad entre los cantantes más prestigiosos... y más caros.

Ya en diciembre llegará por fin a Jerez, aunque sea en una única función, esa Ottavia restituita al trono de Domenico Scarlatti que pudo recuperar el propio teatro jerezano en producción propia en San Sebastián hace ya tiempo, en agosto de 2007. Confiemos en que venga Antonio Florio, galardonado en los Premios Líricos «Teatro Campoamor» de Oviedo por este mismo título, a dirigirla musicalmente. Y aún queda un título por determinar, aunque en principio "no cuenta" por enmarcarse en el ciclo de ópera en familia. Da igual: siete títulos ya es mucho. Pese a los reparos expuestos -es necesario plantearlos si se quiere tener los pies en el suelo-, continúa el Milagro Villamarta.

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