¿Por qué es tan admirable el Sibelius de Barbirolli? Pues por ofrecer un planteamiento decididamente visionario, diríamos que "antirromántico", lleno de electricidad y nervio sin dejar de estar fabulosamente trazado en su arquitectura ni de ser implacable en su desarrollo, en el que la escasa preocupación por la belleza sonora se plasma en sonoridades aristadas e incisivas, y en el que la emotividad resulta siempre sobria y nada contemplativa , no habiendo espacio alguno para la opulencia sonora, y menos aún para la grandilocuencia o la blandura. Es por ello por lo que a algunas personas puede no gustarle, comenzando por su esposa Lady Evelyn, quien al parecer fue la culpable de que EMI retrasara tantos años la aparición en compacto de la integral sinfónica grabada por Sir John en la segunda mitad de los sesenta al frente de su Hallé Orchestra.
Finalmente su genial trabajo salió a la luz en el nuevo formato, pero éramos muchos los que suspirábamos por la reedición en CD -apareció fugazmente hace años- del registro que de la Segunda Sinfonía realizó en 1962 para Reader's Digest y RCA bajo la supervisión técnica del productor Charles Gerhardt, lo que, como bien sabemos los que amamos las grabaciones de música de cine realizadas bajo la batuta de esta último, anuncia una extraordinaria calidad de sonido cortesía del ingeniero Kenneth Wilkinson. Testament lo trae de nuevo a la circulación y su soberbia toma sonora, claramente superior a las realizadas por EMI, beneficia en gran medida a esta interpretación que también juega con la ventaja de una Royal Philharmonic Orchestra superior a la Hallé.
Cuestiones técnicas aparte aquí hay algo más, y es una especial inspiración por parte de una batuta más escarpada, tensa, visceral y dramática que nunca: su logro más impresionante lo alcanza en un segundo movimiento tan terrorífico como desgarrador, mientras que el final sobresale por un apasionamiento más implacable que emotivo. Por descontado que hay otras opciones interpretativas, en primerísimo lugar la poética, evocadora y bellísimamente sonada de Bernstein con la Filarmónica de Viena (¡a ver si de una vez la sacan en DVD!), pero con ésta de Barbiroli'62 la partitura suena mucho más "moderna" que nunca. Digamos que mientras el norteamericano pinta un majestuoso paisaje romántico, Barbirolli esboza un lienzo a medio camino entre el expresionismo, el futurismo y la abstracción en el que las líneas de tensión cobran el mayor protagonismo.
Tan genial es este logro que la seca y nerviosa Quinta hasta ahora inédita que acompaña la edición, una toma de los Proms de 1968 con la Hallé, palidece a su lado. Da igual: este CD hay que tenerlo. En España se vende caro, pero he de advertir a quien tenga la suerte de asomarse por Londres que pude hacerme con él a un precio estupendo en el HMV de Oxford Street, donde por estas fechas buena parte de los fondos de Testament están en oferta. Dicho queda.
Un cajón de sastre para cosas sobre música "clásica". Discos, conciertos, audiciones comparadas, filias y fobias, maledicencias varias... Todo ello con centro en Jerez de la Frontera, aunque viajando todo lo posible. En definitiva, un blog sin ningún interés.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
El Trío de Tchaikovsky, entre colegas: Capuçon, Soltani y Shani
Si todo ha salido bien, cuando se publique esta entrada seguiré en Budapest y estaré escuchando el Trío con piano op. 50. Completada en ene...
-
Me permito rendir un pequeño homenaje a Beethoven en su 250 cumpleaños con esta breve comparativa de la Novena que he improvisado recogiendo...
-
ACTUALIZACIONES 2.IX.2024 Pasamos de 54 grabaciones a 76. 19.X.2022 Publiqué una cata de solo quince grabaciones en junio de 2019, pasé a cu...
-
Al hilo de la lujosa exposición que ofrece Murcia en torno a Alfonso X en la que se reúnen por vez primera los cuatro códices de las Cantiga...
3 comentarios:
Ah, ya lo veo. ¿Qué opinas de los últimos acercamientos, Legerstam, Vänska, Oramo?
Me temo que sobrestimas mi tiempo libre para escuchar música, Rafael. No conozco nada del Sibelius de esos directores. Un saludo.
Jejeje, no pasa nada. Es mi naturaleza sobrestimar al prójimo, Fernando.
Publicar un comentario