Demostración de que los señores de Scherzo son, salvo honrosas excepciones, una pandilla de pedantes clasistas, es la inocentada que la revista española ha propuesto este año: Trump ha logrado que el concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena de 2027 pase a Washington y va a encargar a John Williams una obra llamada MAGA.
Lo de Trump, pues bueno. Pero lo de meter en el mismo saco a John Williams es lo de siempre: que si su música es mala, que si solo sirve para hacer propaganda de patriotismo yanqui, que si su creación resulta adocenada y no se encuentra comprometida con la modernidad... ¡Y eso que Williams siempre ha sido una persona claramente de izquierdas! No hay más que ver sus amistades y repasar la lista de sus bandas sonoras. Aún recuerdo un artículo de Norman Lebrecht en sus páginas –de manera significativa, el cotilla e ignorante polemista británico sigue siendo uno de sus columnistas estrella– poniendo a caer de un burro al autor musical de Star Wars.
¿Saben qué? Habida cuenta de cómo en las páginas de Scherzo se leen habitualmente risibles reseñas defendiendo las posturas más radicales del historicismo (¡ojo, hay un historicismo muy saludable!) e incluso defendiendo cosas tan ridículas como –esto se lo leí al horrendo Mengíbar– que un fortepiano es más adecuado que un piano moderno para hacer justicia a la música de Mozart, pongo como inocentada en este blog –aunque sea a destiempo– este meme que he encontrado hoy mismo en Facebook.


5 comentarios:
¿Ha pensado en acudir a terapia?
¿Y usted ha pensado en dejar de escribir en Scherzo? Qué van a decir sus hijos cuando sean mayores...
A mí, sin embargo, la inocentada de la revista Scherzo no me parece tan mal. Para empezar, si de Trump dependiera, no tengo ninguna duda de que le encantaría que la Filarmónica de Viena hiciera el Concierto de año Nuevo en Washington, y qué mejor idea que encargar alguna obra para la ocasión a John Williams, se quiera o no el compositor estadounidense más reconocido en la actualidad. Claro que, como dices, es bastante dudoso que él aceptara…
Y por otra parte, creo que sería interesante que leyeras, si no lo has hecho ya, el artículo más reciente de Norman Lebrecht sobre John Williams. Ha escrito que, en su opinión, Arvo Pärt y John Williams son los dos únicos compositores vivos que serán recordados en tiempos futuros por un público amplio. Y sí, reconoce que, al valorar la música de John Williams en artículos anteriores, se equivocó… Más vale tarde que nunca, supongo.
A ver, por mí se pueden meter con Trump todo lo que les dé la gana. Total, es una de las personas que nos están conduciendo de manera inevitable (las señales están claras para quien conozca un poquito el periodo de entreguerras) a la Tercera Guerra Mundial. A mí lo que me ha dolido, y muchísimo, es que metan en el saco a John Williams.
Sigo con lo anterior. Las cosas malas que Lebrecht escribió sobre John Williams las recuerdo bien. Sé que ahora ha escrito un nuevo artículo, pero su lectura es de pago y no hace mucho borré mi suscripción a Scherzo. Sí, me interesa saber lo que en esa revista se publica, pero no estoy dispuesto a dar un euro más para que la publicación de sostenga después de lo que me han hecho con lo del libro de Barenboim, que tiraron directamente a la basura.
Bueno, no fue exactamente así. Me consta que Stefano Russomanno se lo envió para comentar a Luis Suñén. Uno de los dos es responsable de que no hubiera reseña. También sé que alguien le habló muy mal de mí a Russomanno, casi con total seguridad uno de los dos miembros de la kale barroka sevillana que escriben en esa revista. Ya lo hicieron con el director de Diario de Jerez (esta es una ciudad pequeña, todo se termina sabiendo) para que no se le ocurriera incorporarme a la plantilla, cosa que por otra tampoco yo intenté en ningún momento. Esas dos personas, dos de las más oscuras y retorcidas que he conocido (¡son ya unas cuantas!) llevan ya unos cuantos lustros poniéndome la zancadilla, y al parecer temían que con un puesto vacante a alguien se le ocurriera recurrir a mí. El que hay ahora es un crítico espantoso, un señor que sabe de interpretación musical lo mismo que yo de balompié: absolutamente nada.
Pero vamos, interferencias hispalenses aparte, Suñén y Russomanno son los director responsables. Y confieso que ha sido un palo. Al primero siempre le tuve un enorme respeto, le he considerado un gran profesional y me ha parecido uno de los pocos buenos críticos de Scherzo. En cuanto al segundo, me parece un señor de conocimientos formidables y uno de los que ha escrito cosas realmente brillantes en esas páginas sobre el tema de la dirección de orquesta. Cuando llegó a redactor jefe lo celebré ilusionado comprándome su libro más reciente. Poco después vino el chasco: cambio ninguno, continuidad total de la línea “historicista dura” impuesta por su muy siniestro antecesor. Que Lebrecht siga ahí indica incluso poca seriedad por parte del señor redactor jefe: su firma no prestigia la publicación, sino todo lo contrario. Lo que me ha hecho con Barenboim ha sido ya el golpe total. Por eso no puedo desearle la menor suerte a la referida publicación, sobre la que como usted puede ver, Xabier, no pienso callarme ya absolutamente nada. No tengo nada que perder.
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