No debo escribir una crítica de este concierto, por razones personales. Tampoco sabría cómo hacerla. Pero sí puedo decir que me lo pasé maravillosamente bien en este concierto del grupo Dolci Affetti que, dentro del XII Ciclo de Música Antigua de Jerez, y con la excusa de rendir homenaje a Barbara Strozzi, giraba en torno al género del lamento. Ya saben, Monteverdi (¡qué increíble sigue siendo el aria de Ottavia de L'Incoronazione), Cavalli, Caccini y compañía, además de la compositora veneciana. Músicas maravillosas en estupendas interpretaciones de la voz de Cristina Bayón, la viola da gamba de Viviana González y la tiorba de María de la Luz Martínez.
¿Lo mejor? Que llenó, a pesar de que hacía muchísimo calor y no apetecía nada salir a la calle. Sí, es cierto que el asunto funciona mejor cuando es gratis –como ocurrió ayer viernes– que cuando hay que pagar, pero lo cierto es que en Jerez de la Frontera sí que hay público para estas cosas. Por eso mismo hay que aplaudir tanto a la organización como al ayuntamiento por haberse implicado, como también rogar a este último que inyecte mucho más esfuerzo –o sea, dinero– para que el nivel medio sea el de los grandes artistas de música antigua que veíamos en el Villamarta hasta hace algunos años, desde Leonhardt hasta Savall pasando por gente como Brüggen, Pinnock, Koopman, Hogwood, King, Antonini, Herreweghe, McCreesh o Biondi. Es maravilloso contar con gente de la tierra y que con ella se consigan cosas como las de este concierto, como también lo es dar una oportunidad a quienes están empezando y necesitan foguearse un poco, pero con ello no basta. Jerez debe recuperar lo que tuvo.
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