miércoles, 29 de mayo de 2024

Una crítica al libro de Barenboim

Hay varias personas interesadas por conocer mi opinión sobre la reseña escrita por Javier del Olivo sobre mi libro de Barenboim en Platea Magazine (aquí). Pienso que no me corresponde opinar sobre la opinión: ahora yo estoy en "el otro lado", lo que implica distanciarme de todas las críticas. Ahora bien, ha pasado un tiempo y creo necesario puntualizar algunas cosas.

1) Javier del Olivo ha demostrado educación y profesionalidad extremas. Envió un email a la editorial para agradecer el envío, realizó la reseña a la mayor prontitud y en cuanto estuvo publicada lo hizo saber. Todo lo contrario ha ocurrido con los otros medios a los que se envió: de Ritmo, Scherzo, Mundo Clásico, Diario de Sevilla y El Correo de Andalucía no hay la menor noticia, ni siquiera acuse de recibo. En cuanto a El País y ABC, no han tenido la deferencia de indicarnos una dirección para enviarles el volumen. Sin comentarios.

2) El contenido del artículo es lo que debe ser: su autor cuenta a los lectores lo que le ha parecido el libro. Si quiere dedicar la mitad del texto a aquello que no le ha gustado de él y concederle la misma importancia que lo que sí le ha gustado, en su derecho está. Punto. Ahora bien, en una cosa se equivoca rotundamente: el texto no es ningún "ajuste de cuentas" –es la expresión que utiliza–, contra nada ni contra nadie. Todo lo que se cuenta en él sobre el mundillo de la crítica es para explicar a las nuevas generaciones los porqués del desarrollo de dos grandes líneas de opinión sobre Barenboim en España, cristalizadas en los grandes enfrentamientos que tuvieron lugar entre Ritmo y Scherzo desde finales de los ochenta hasta principios del nuevo siglo, más o menos. No conozco manera de convencer a nadie de que esto es así, pero sí puedo afirmar en este blog y con total claridad que de "venganza", nada de nada. Bajo ningún concepto. Parafraseando a Leonard Bernstein, "lo sé porque lo escribí yo".

3) Evidentemente, el artículo me ha entristecido. ¿Creen ustedes que soy de piedra? Pero esto es lo que hay: por mucho que haya invertido una enorme cantidad de horas de mi vida en él y no me lleve un solo euro, debo aceptar las reglas del juego. El libro debe ser enviado a todos los medios que se pueda y aceptar su opinión.

4) Yo sigo satisfecho con el resultado. Con todos sus errores e insuficiencias, creo que es un buen libro. Y me siento orgulloso de ser el autor de la que creo que es la primera monografía sobre un director de orquesta escrita directamente en castellano. Monografía que, además, evita el habitual –y mucho más comercial– enfoque biográfico para centrarse en las maneras estéticas del artista en cuestión: cuáles son sus maneras de ver las cosas, qué aportan en su contexto y cuáles son las alternativas. No es musicología, porque ni quiero ni puedo hacerla, pero sí es una obra que puede servir como primer paso para el estudio de las aportaciones de este singular artista, como también de ayuda para aquellos aficionados que deseen adentrarse en el campo de la interpretación del repertorio sinfónico escuchando con criterio los discos puestos a su disposición en las diferentes plataformas de streaming.

6 comentarios:

Pablo dijo...

No he leído el libro, no sería honesto escribir una sola línea sobre él, pero mantengo mi promesa de leerlo en cuanto tenga ocasión. No obstante, estoy completamente de acuerdo con Javier del Olivo en que las polémicas entre críticos no interesan a nadie más que a ellos mismos. Conozco a varios melómanos veteranos que ni saben quiénes son Carrascosa o Pérez Adrián. Cuando un aficionado escucha un disco o va a un concierto, le gustará mucho, poco o nada, sin importar lo que le diga el crítico de turno. El mundillo de las revistas, ya en su día muy sobrevalorado y sobredimensionado, hoy en día es absolutamente irrelevante.

Fouquier de Tinville dijo...

Yo creo que es pertinente la historia de la crítica en España, para poder entender la anormal recepción, valoración y percepción de la figura de Barenboim en nuestro país. Si es uno de los grandes directores de la segunda mitad del siglo XX, ¿cómo ha podido ser valorado tan mal en ocasiones, o incluso ignorado? Un análisis completo de la figura del músico requiere explicar eso. Entiendo que a un mejicano, quizás, no le interese demasiado, pero a un español sí debería, si quiere comprender algo. Cómo enfocar el tema es otro asunto, pero me parece totalmente pertinente. Si se hubiese valorado a Barenboim de forma mucho más objetiva no habríamos perdido la oportunidad (histórica, irrepetible) de estrechar todo lo posible la relación con él. Si se hubiese tratado de, digamos, Karajan, le habrían dado lo que hubiera pedido, y más. La crítica revistera tuvo una enorme influencia. Hoy ya no, pero el daño ya está hecho, y hay varias generaciones de melómanos con criterios muy condicionados, y tienen derecho a enterarse de cómo y por qué.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Fouquier, me ha quitado usted las palabras de los labios.

Efectivamente, desde el momento en el que un enfrentamiento personal entre dos grupos de críticos (en este caso, casi se podría decir que entre dos personas concretas) es capaz de generar dos corrientes de valoración abiertamente sesgadas que han influido de manera nconsiderable en toda una generación de melómanos españoles, y que además llegan hasta nuestros días, lo que es "cuestión personal" se convierte en circunstancia a ser expuesta, analizada y valorada por quien quiera acercarse con suficiente criterio a la figura en torno a la cual se desarrollaron esas dos corrientes.

Esto es algo "de cajón" en cualquier análisis histórico o histórico-artístico. Si estudias una determinada figura tienes que analizar también las diferentes valoraciones que esta haya podido recibir, y en qué medida estas valoraciones han influido en nuestra percepción de la misma. Eso incluye indagar en los porqués, en los condicionantes que han conducido a unas determinadas visiones; condicionantes que pueden ser meramente ideológicos o estéticos, pero que también pueden tener que ver con circunstancias de otra índole. En el caso de Barenboim se han dado las dos circunstancias: unos sentían gran afinidad estética por lo que el maestro hacía y otros todo lo contrario, pero una rivalidad personal y profesional hizo que las posturas se radicalizaran y que las dos revistas más influyentes del momento (estábamos lejos de la era de internet) crearan dos líneas de opinión que, insisto, han marcado a toda una generación.

Otra cosa es que seamos tan pretenciosos que consideremos que apenas nos ha influido la opinión de los demás o, peor aún, que consideremos que los críticos han actuado siempre desde una rigurosa objetividad. Ese es otro problema.

Es por lo expuesto por lo que considero que Javier del Olivo se equivoca cuando afirma que me he dejado llevar por una suerte de venganza. De qué o de quién, le preguntaría yo. Porque creo que a la hora de contar lo que pasó me he distanciado lo suficiente y he reconocido que aquellas posturas fueron un error por parte de todos, incluido yo mismo como último eslabón que fui de la "cadena pro-Barenboim" de Ritmo. Mi óptica al escribir el libro parte de la rendida admiración por el artista, pero en absoluto es militante con respecto a la línea de la referida revista. Más bien abiertamente crítica, como también con respecto a la de Scherzo.

Dicho esto, si a Javier del Olivo o a "Pablo" no les interesa el asunto, en su derecho están de escribirlo, faltaría más. Pero yo creo que he hecho lo correcto.

xabierarmendariz88 dijo...

Muy oportunamente llega este texto tuyo en el blog, porque justamente ayer recibí el libro transcrito por la ONCE a Braille, (son seis volúmenes bastante amplios, pero me interesa tenerlo así para luego poder aprovechar la tercera parte con la descripción de las grabaciones), y de esta manera, he podido leer la crítica de Javier del Olivo y lo que escribes en las dos primeras partes.
Voy a tomar una vía intermedia. Entiendo que, tal como dices, explicar cómo un intérprete de la magnitud de Barenboim ha producido tanta polémica es importante, y por tanto ese aspecto había que tratarlo. El grueso del libro lo hace, creo yo, con bastante buen sentido, sin cargar mucho las tintas. Sí me parece que la exposición del asunto por Pedro González Mira en el prólogo es quizá demasiado prolija, pero entiendo que él estaba en primera línea y tenía interés en que se conociera su posición…
En cualquier caso, entiendo que este asunto se quedará cerrado aquí y el segundo volumen se dedicará a describir grabaciones de Barenboim como pianista y director de ópera. Puede que algunas expresiones de Javier del Olivo no sean las más afortunadas, pero por lo demás sí ha captado la esencia de lo que se supone que pretende la tercera parte del libro. Yo ya estoy esperando la continuación…

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Querido Xabier, le agradezco muchísimo el interés y el esfuerzo. Desdichadamente, no habrá segunda parte del libro, en gran medida porque las previsiones de venta no se cumplen. A mi editorial le ha costado un dinero importante la edición, y las ventas distan de lo que yo esperaba. A ver, que un tema tan especializado nunca tendrá un nicho de mercado importante, pero se confiaba en cubrir gastos. Se cubrirán, sin duda, pero tardará tiempo. No puedo pedirle a mis editores que apuesten económicamente por una segunda parte. He dejado de trabajar en ella de manera indefinida.

Ha influido mucho la falta de una respuesta positiva por parte de los medios, pero ya ve usted: desinterés absoluto por parte de la prensa especializada, ninguneo por parte de los diarios de tirada nacional y reproches serios (la mitad del texto) desde el único medio que ha sacado una reseña, en este caso Platea. Me hace gracia cuando escribe Javier del Olivo que espera que su varapalo no afecte. ¡Pues claro que afecta! Crea una mala imagen ante potenciales compradores y desanima a autor y editores. Lo mismo lo escribía con ironía.

En cualquier caso, esto es lo que tiene escribir sobre un tema minoritario, como también haber sido independiente y crítico con los grupos de poder. Que haberlos los hay, también en este mundillo, y alguno de ellos muy poderosos y con los tentáculos bien extendidos.¿O acaso no fue Antonio Moral, al que ahora tantos lloran por su abandono del Festival de Granada, el máximo responsable de la línea antibarenboim en aquellos años de Scherzo como fundador y director que era de la publicación?

IDO dijo...

Lamentable, muy lamentable.

Me refiero al hecho de que determinados medios "Ritmo, Scherzo, Mundo Clásico, Diario de Sevilla y El Correo de Andalucía [...] El País y ABC". Tiene Vd que entenderlo, en un país como España donde se publican decenas de libros de música al año, no hay espacio para uno como el suyo.

Así nos va...

Por cierto, que mi "crítica" a su libro, que el envié hace un par de semanas, probablemente tendría mejor cabida en este blog que en el que se lo envié, por si quiere Vd. ponerla aquí.

Mucho ánimo y a ver cuándo podemos disfrutar de otro libro suyo.

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