viernes, 17 de mayo de 2024

La ROSS, en estado de alarma: no puede con Prokofiev

Tenía clarísimo que no iba a escribir nada sobre el concierto de ayer jueves 16 de mayo de la Sinfónica de Sevilla bajo la dirección de Marc Soustrot, pero tras consultar con la almohada he decidido hacerlo. Eso sí, yendo al grado sobre lo que me preocupa.

Disfruté del sublime Concierto para clarinete KV 622 que hizo al maestro francés: un Mozart maravillosamente tradicional, cálido y fraseado con amplitud, que me recordó al que hacía Klaus Weise con esta misma orquesta. Más ensimismado de la cuenta, eso sí, y con alguna caída de tensión, pero lo disfruté. A la peligrosísima kale barroka hispalense seguro que le horrorizaría: esas cosas solo le gustan con cuerda de tripa, marchando con prisas y fraseando a saltitos. Más me gustó todavía la labor de José Luis Fernández Sánchez, a la sazón discípulo del primer atril de la orquesta a quien se rendía homenaje tras su fallecimiento, Piotr Josef Szmyslik. Tocó no ya con solvencia técnica, sino también con enorme musicalidad. Recibió muy merecidos aplausos.

El problema fue la Quinta de Prokofiev, obra que adoro de manera muy especial. A mi entender, Marc Soustrot –a quien le escuché en el mismo Maestranza una blandísima Tercera de Mahler hace unos meses– acertó en el concepto: tempi más lentos que la media, marcado carácter atmosférico, clímax mucho antes opresivos que épicos, lirismo punzante y perfecta mezcla de cantabilidad y sarcasmo en el Finale. Pero la orquesta no pudo técnicamente con la obra, particularmente en lo que a la sección de metales se refiere. Tampoco la batuta, no vayamos a quitarle responsabilidad: abundaron los desajustes –en los compases finales el maestro tuvo que correr para pillar a los músicos que se habían adelantado–, hubo pifias, faltó empaste –trombones en el último movimiento–, se echó de menos tensión interna y, en líneas generales, la ROSS sonó de manera pobre, escasa de virtuosismo y de brillantez. Sí, ya sé que no puedo comparar con las increíblemente maravillosas versiones que le escuché en directo a Esenbach con la Philadelphia Orchestra y a Rozhdestvensky con la Sinfónica de Berlín, pero que la Sinfónica de Sevilla no pueda con esta obra emblemática del repertorio me parece preocupante.

¿Soluciones? Ciertamente el asunto es complicado, pero de lo que estoy por completo seguro es de que la peor de todas es la que proponen las hordas liberales: pegar grandes tijeretazos económicos a la orquesta. Si reducimos plantilla y funcionamos a base de aumentos puntuales, el nivel técnico lo que hará será empeorar y la formación hispalense caminará hacia la disolución. Claro que a lo mejor es eso precisamente lo algunos están buscando.

4 comentarios:

vicentin dijo...

Creo que la tendencia actual de la musica en Sevilla, aparte de un publico muy maduro y sin relevo generacional (tanto en espacio turina como en la maestranza), es "cargarse" a la ROSS y tener una especie de JONDE con refuerzos de aqui y allá, tirando de la fundacion Barenboim, y por otro lado, reforzar la Barroca con mas miembros y ampliarse hasta el primer romanticismo. Y si quieren mas publico ,pongan algun concierto un sabado o en una hora mas tarde, que los que somos de fuera nos podamos desplazar sin llegar tarde.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Vicente, mi impresión es que hay personas a las que les gustaría que la ROSS desapareciera y que la temporada de conciertos fuese sustituida por una alternancia entre una Barroca "ampliada" (como tú dices) y la Bética Filarmónica, más alguna intervención puntual de la JONDE (no de la Fundación Barenboim-Said, a la que detestan) y alguna formación invitada. Por lo demás, por ahí se miente con enorme descaro diciendo que en Sevilla lo que gusta "de verdad" es el repertorio barroco, no el sinfónico tradicional: pura manipulación para "vender" el producto que a uno le gusta y acabar con el que nunca le ha interesado de verdad (son los mismos que dicen, por ejemplo, que Rachmaninov es un compositor malo, manda narices).

Lo de poner conciertos en sábado a mí me encantaría, pero me temo que muchas familias aprovechan ese día para irse a los centros comerciales. No sé, lo mismo la cosa cambia con el nuevo gerente, al que por cierto me presentaron muy de pasada. Veremos qué ocurre.

vicentin dijo...

lo que está claro es que la programación clásica de jueves y viernes no funciona.los precios son altos ,y la ross no sale de gira ni a bormujos.conciertos de abono en una ciudad que gusta más de manifestaciones populares, dos sesiones ombligistas,fracaso.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Yo creo que a la mayoría de las orquestas les gusta salir de gira. El problema es que eso cuesta dinero. En el caso concreto de la ROSS, creo que sería imprescindible que visitara con cierta regularidad Cádiz, Jerez y Huelva, pero claro, en un país en el que la OCNE, que se supone que es la orquesta de todos los españoles, apenas sale de Madrid, qué vamos a pedir...

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