sábado, 13 de abril de 2024

La Carmen de Callas

Me encuentro cansado. Cansado y dolorido, tanto del cuerpo como de lo demás. Por eso me voy a tomar unas vacaciones de este blog, no sin antes decir algo sobre la Carmen de Prêtre y la Callas, aquella que se grabó en la sala Wagram de París en julio de 1964: la he vuelto a escuchar aprovechando que ahora está en Dolby Atmos, a ver si así me entero de algo. Y creo que por fin empiezo a comprender de qué va la cosa.

Me ha gustado lo que hace María Callas, aunque a medias. Para empezar, no creo que esté tan mal de voz como se ha dicho. Personalmente me molestan los graves entubados, pero los consabidos cambios de color no me importan gran cosa. Expresivamente resulta de lo más interesante: su gitana es intensa, se enamora al cien por cien y sufre plenamente, sabe ser rebelde, desprende no poco sarcasmo y se muestra valiente a más no poder –"empoderada" se dice ahora– cuando corresponde en defensa de su libertad. ¿El problema? Carmen debe desprender un sano, natural y atrayente erotismo, y ahí la soprano griega se queda muy corta. Ni rastro de sensualidad, de picardía, de carácter seductor.

Nicolai Gedda me parece un Don José modélico. Su voz en algún momento no me resulta tímbricamente agradable, pero canta con un gusto exquisito, es un consumado estilista y posee una técnica portentosa: ofrece algunos reguladores que ponen los vellos de punta. ¿Muy francés? Desde luego, pero no me parece que eso sea un problema precisamente: se muestra elegante (¡maravillosa el aria de la flor!), más no distante ni escaso de intensidad dramática.

Con una voz más bien pequeña e impersonal, Andréa Guit compone una digna Micaela. Solo eso. De voz autoritaria y expresión más bien vulgar, poco matizada, el Escamillo de Robert Massard. Bien los comprimarios, aceptables orquesta y coros.

Georges Prêtre dirige con manifiesto entusiasmo y un estilo muy francés –le ayuda la sonoridad de las maderas–, pero se muestra sumamente irregular: a veces tan vistoso como epidérmico, en otras ocasiones adecuadamente fogoso, frívolo y hasta saltarín en más de un momento, precipitados en algún número, cuidadoso y con detalles personales en buena parte de la ópera... No sé qué pensar de él. Lo que sí creo percibir globalmente es que se trata de una versión con muchas cosas interesantes, pero en la que uno va por su lado. ¿Mi versión favorita? Ni idea, por no decir ninguna: me parece que todas cojean por algún lado. Abbado, quizás.

2 comentarios:

xabierarmendariz88 dijo...

No se suele citar a Gedda como un gran Don José, pero estoy de acuerdo en que hacía interpretaciones extraordinarias en ese papel. Claro, no tenía la voz tan poderosa de otros, como Domingo, pero su calidad de fraseo y su estilo belcantista le funcionaban muy bien. Yo lo descubrí en la Carmen en vivo de Karajan con la Sinfónica de Viena, donde creo que hay una Carmen más adecuada, (Giulietta Simionato), pero tampoco funciona la Micaela, (Hilde Güden muy, muy ligera para la parte). Posiblemente la Carmen más alternativa de Karajan, además con una interpolación curiosa de La arlesiana… Muy ilustrativa de muchas cosas.


Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Muchas gracias por la aportación. A mí me gusta más el Don José de Domingo, pero este de Gedda me parece espléndido y me resulta más estilístico. Esa Carmen de Karajan no la conozco. Sí las tres oficiales suyas, dos en audio y una en vídeo. No sé por qué se empeñaba en meter un fragmento de La Arlesiana. No me convence el resultado. Saludos.

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