viernes, 11 de agosto de 2023

Schubert de Klemperer, con asombrosa propina (¿era Walter Legge tonto del culo?)

Febrero de 1963. Otto Klemperer y su Philharmonia Orchestra graban la Sinfonía inacabada –para mí, incompleta, pero esa es otra cuestión– de Franz Schubert. Comenté el resultado en mi discografía comparada de la magistral página, pero vuelta a escuchar en la asombrosa restauración realizada por Warner, reformulo el comentario de la siguiente manera:

"Un arranque particularmente nervioso ya nos pone sobre aviso de que esta va a ser una interpretación que tiene poco que ver con el Klemperer de aquellos años. Efectivamente: aun sin renunciar a su sonoridad granítica, con esas maderas tan peculiares de la Philharmonia moldeadas a su imagen y semejanza, como tampoco a su particular lirismo amargo, el de Breslau propone una interpretación bastante rebelde y encrespada, muy dramática. Funciona muy bien, en todo caso, el primer movimiento, que Klemperer lleva con la rapidez que pide la partitura pero que no respetan muchos maestros. El problema está en el Andante con moto, un tanto escasa de concentración, de poso filosófico, como también de esa particular elevación poética, a medio camino entre lo terrenal y lo espiritual, que esta música necesita, quizá por empeñarse el de artista en imponer su particular óptica: mucho más de sentido trágico que de vuelo lírico, de sensualidad o de poesía."

Mes de mayo. Sinfonía nº 5 del mismo autor. El de Breslau juega fuerte intentando lo imposible: minimizar los aspectos más amables y sensuales de esta música para potenciar en su lugar todo el dramatismo subyacente, pero sin perder elegancia, belleza sonora ni equilibrio clásico. Sale airoso del empeño gracias a una asombrosa capacidad para obtener la máxima depuración sonora, clarificar texturas y planificar tensiones, todo ello sin renunciar a la musculada redondez del sonido orquestal sin que ello le haga caer en lo masivo: el Menuetto, además de alcanzar un insólito carácter sombrío, posee una agilidad admirable. Eso sí, quien busque luminosidad y picardía, aquí no las hallará.

Y llegamos al 7 de noviembre. Walter Legge prueba con el primer movimiento de la Sinfonía nº 4, "Trágica". Se hace una sola toma, con ruidos varios y gritos del anciano maestro. El resultado conoce ahora su primer lanzamiento mundial, como propina en este disco comentado. Y lo que se escucha en verdadero prodigio: pocas veces se habrá conocido una interpretación con semejante pathos, y ninguna con una claridad tan absolutamente asombrosa (¡qué manera de delinear la parte de las maderas!). De lejos, la más genial recreación de esta página que conozco. ¿Cómo es posible que no se realizara la grabación de la obra completa? ¿Era Walter Legge tonto del culo? Misterios incomprensibles del mundo de la fonografía.

15 comentarios:

V&M dijo...

Efectivamente lo define estupendamente bien.Creo que la mirada del bueno de Klemperer es hacia Beethoven como marcando esa transición de estilos y maneras entre ese clasicismo y romanticismo si se puede clasificar así. El fraseo es recio pero no exento de lógica y elegancia, claro está, transparente y no "bailona". Es un Schubert contundente y no melifluo. Me sigue impresionando la arquitectura, pasmosa capacidad de oírse todo en su justa medida y esos acentos, arcos y planos sonoros. Al final Otto va a ser "historicista" y todo, sobre todo porque es histórico.

xabierarmendariz88 dijo...

Es que teniendo en cuenta cómo se las gastaba Otto Klemperer, la Cuarta Sinfonía de Schubert era una obra ideal para él. No he escuchado esa toma, pero puedo imaginarme cómo podría sonar la introducción del primer movimiento, (ese unísono inicial, tan beethoveniano), y me estoy imaginando qué habría hecho Klemperer con el tercer movimiento, que seguro que habría sido memorable.
Quiero pensar que algún imponderable, (quizá alguna cuestión relacionada con el estado de salud del maestro), impidió que se concluyera esa grabación, porque me dejas con los dientes realmente largos… ¿De verdad no pone nada en la caja Klemperer sobre eso?

kapsweiss2016 dijo...

¿Conoce la grabación de la Inacabada por Klemperer y la Wiener Philharmoniker? Me gusta muchísimo. Más que esta que comenta. Creo que la publicó hace tiempo Testament y DG en una caja aniversario de la Wiener.

Manuel Pérez de Rozas dijo...

La grabación debió interrumpirse por algún motivo, no creo que fuera cosa de Walter Legge; como se sabe, la mala salud de Klemperer jugaba malas pasadas a menudo: el Don Giovanni de Giulini teóricamente era de Klemperer; lo mismo pasó con el Don Quijote de Du Pré que acabó dirigiendo [aunque el disco es más un ensayo grabado que otra cosa] Sir Adrian Boult. Otra caso curioso ocurrió porque Legge quería grabar la 5a de Tchaikovsky con Giulini, gran intérprete de la 6a pero que simplemente tras el primer movimiento de la 5a le dijo a Legge que era incapaz de proseguir la tarea…

Yo tengo un antiguo CD de las primeras reediciones con 8+ 9 en un solo CD [hablo de Klemperer]..me parecen buenas versiones pero no especialmente memorables…en estas obras la verdad es que hay mucho donde escoger: Böhm, Furtwängler, Wand, Muti, Jochum, Blomstedt…

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

V&M, efectivamente es así.

Xabierarmendariz88, en la caja no pone nada, pero el resultado es exactamente el que usted ha descrito.

Manuel Pérez, es posible que tenga usted razón. Ahora mismo recuerdo, además de los casos que usted cita, el Così fan tutte de Böhm, que era también de Klemper (y el de Gedda en vez de Kraus, aunque de eso no estoy del todo seguro). Ahora bien, en otro post un lector aporta información que hace pensar que, efectivamente, los señores de EMI no tenían mucha idea de los milagros que Klemperer estaba haciendo:

https://flvargasmachuca.blogspot.com/2023/08/klemperer-mas-stravinskiano-que.html

Clipman dijo...

¡Pues no tenía ni idea de que existía! Me espero al autogenerado de Youtube, a ver si sale pronto. He mirado con atención la biografía de Heyworth, pero no encuentro nada.

Por cierto, en 1963, salvo achaques oculares y dentales en verano, Klemperer no atravesaba por problemas serios de salud. Es más: ese famoso elogio de Legge sobre la Quinta sinfonía de Chaikovski "que pone los pelos de punta" fue en enero de ese año, que cuenta con grabaciones de todo tipo: la 4a de Bruckner, la Sinfonía Fantástica, etc. 1963 es también el año del Lohengrin en el Covent Garden del que no tenemos NADA, a menos que ocurra un milagro, cosa poco probable porque ya Heyworth decía que ni la BBC pudo transmitir al menos una representación. Para ese Lohengrin quería a Callas, pero el año anterior tuvieron un encontronazo que circula todavía en forma de anécdota jugosa. Para el que no la conozca, le damos paso que es breve:

KLEMPERER: Your Lucia is marvellous. Your Aida... your Norma. But your Alceste, forgive me for sayng so, is not good... We must do something together.
CALLAS: It would be an honour.
KLEMPERER: What would you like to do?
CALLAS: Alceste, of course, Maestro.

En octubre de 1963 da un ciclo Beethoven en el Festival Hall, con una Missa Solemnis que sacó Testament (o como yo los llamo a veces, Testaferroment, porque vaya precios por grabaciones pirata o de la radio, EJEM).

Es posible que esa sesión inacabada de la cuarta de Schubert fuese por tantear la obra con la Philharmonia a ver qué tal salía. Lo cierto es que ya se estaba cociendo la disolución de la orquesta. A Legge le vinieron de EMI en 1962 para convencerle de que había que meter efectos de sonido en el Fidelio. Se fliparon mucho con esas cosas que hacía Culshaw en el Rheingold para Decca y el mandamás de EMI, con esa mentalidad de empresario rancio, pensó que se le iban a adelantar. Lockwood, para evitar rebeliones en su granja, montó un comité en 1958 con la idea de frenar todo ímpetu creativo. Cualquier cosa debía pasar por el comité de marras.

Esto lo cuenta mejor Suvi Raj Grubb: resulta que ni Legge ni él sabían que en paralelo un "equipo de sonido" estaba preparando un Fidelio. Legge estaba en Nueva York y Grubb veía que en la primera sesión aparecían unos extraños señores con su micro y entrando en la sala de cintas como si nada. Afortunadamente, la cinta con los efectos de sonido fue enviada a varios críticos a modo de sesión de prueba y todos dijeron que preferían la versión normal. DEO GRATIAS.

Clipman dijo...

Ya volviendo a la cuestión principal: ¿era Legge tonto del culo? Bueno, quitando esas historias escabrosas que se le atribuyen y que no he podido verificar (lo de tantear el paladar de Callas o Kathleen Ferrier evitando la presencia de Legge), es cierto que de los mostrencos de EMI, a veces resultaba ser el menos cuadriculado. A veces, digo, porque quizá por poco nos quedamos sin esa Sexta sinfonía de Bruckner (Klemperer al final tiene que tocarla con la BBC en una emisión radiofónica y con el Concertgebouw en un concierto, ambos en 1961, tienen que pasar tres años para que salga la versión de estudio). Y menos mal que de la Cuarta de Schubert tenemos al menos dos registros: Orquesta Lamoreux con sonido regulero y Concertgebouw en vivo (que está muy bien). Otras veces a Legge le daba por acercarse y pedir si podían poner un coro más grande para la Misa en si menor de Bach, aunque Klemperer no quisiera, cosas así. En 1963, Legge llega a contactar con Deutsche Grammophon, respaldado por EMI, a ver si el sello amarillo puede quedarse con la Philharmonia. Es decir, que ya tenía más un pie fuera que dentro. Tanto en lo que a la orquesta se refiere como con la propia EMI.

El roce fuerte tuvo lugar en 1964, durante la grabación de La flauta mágica. Legge se empeñó en estar presente en los ensayos, Klemperer no quería. Al final Legge cede y le escribe en un telegrama que no estará ni en los ensayos, ni en las sesiones de grabación de la Flauta ni en ninguna otra obra. No se volvieron a hablar, salvo una ocasión en la que Legge le preguntó por su salud unos cuantos años después.

Legge tenía en su casa el busto de Klemperer que hizo Jacob Epstein (el que sale en la carátula de la Novena sinfonía de Beethoven). Después del intercambio de cartas y telegramas, el busto ya no se encontraba en su habitual sitio de honor. "Lo hemos puesto en un cuarto más pequeño", le dijo a un invitado.

Klemperer, por su parte, cerró la cuestión en una carta a Aladár Tóth en diciembre de 1966: Probablemente sabrá que ya no mantengo ningún tipo de trato con Walter Legge. El Señor Legge se tiene por un músico cum laude, - un error descomunal. Es un connoisseur muy dotado y un productor discográfico muy bueno, c'est tout. ¿No cree Usted?

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Oiga, ¿dónde se puede encontrar esta información tan extremadamente interesante? ¡¡¡¡Millones de gracias por compartirla!!!!

Clipman dijo...

Bueno, sigo porque blogger se constipa cuando uno habla como el ermitaño de La vida de Brian y me da un máximo de caracteres.

Tenemos también el libro "Klemperer on Music" con textos del propio maestro en inglés. La edición cuenta con un prefacio de Boulez y cabe señalar que tuvieron la cortesía de mantener los textos que Klemperer escribió en inglés tal cual, sin corregirle ni una coma. El que quiera acceder a los originales en alemán, más alguna que otra cosa, los tiene en "Otto Klemperer. Über Musik und Theater" (Heinrichshofen's Verlag, 1982). Estos dos se entrecruzan con el "Minor Recollections" que publicó el propio Klemperer en su día, pero me parece que no todos los textos de este último figuran en los anteriores.

Y hay material suplementario en las memorias de Suvi Raj Grubb: "Music Makers on Record". Este libro tampoco se reedita mucho, así que igual que con la biografía de Heyworth. Paciencia y con calma.

Para la breve estancia de Klemperer en Rusia, el Heyworth tiene lo suyo, pero si alguien quiere un testimonio adicional, me parece que en el Shostakovich remembered de E. Wilson había más detalles sobre lo del proyecto de estrenar la Cuarta sinfonía.

Natalia Sats (artífice del cuento "Pedro y el lobo") tiene un capitulillo dedicado a Klemperer en sus memorias, pero eso no se ha traducido a español aún. Se conocieron en los años del Kroll y ella aparece en el citado libro de cartas.

La caja de Archiphon del Concertgebouw incluye un libro con alguna que otra historia jugosa, como por ejemplo cuando se acercó a un músico de dicha orquesta días después de un concierto de Walter al que había asistido el de Breslau y le preguntó ¿Por qué el Schlesinger se empeña en tocar la Cuarta de Mahler como si fuera una banda de klezmer?

Y hay un libro muy inglés, muy british, que se llama Klemperer Stories, al estilo de las chorradas que dice Jorge Lebrecht Vázquez, y uno cuando lo lee no tiene claro si es invent o es verdad. Este será el que se leen ahora los de la radio cuando nos ponen enlatados sin presentarlos debidamente y con el rollo de que hay que abrir los tragaluces del búnker para que entren gérmenes nuevos, con ese afán conciliador y resiliente, pues nos cuentan un chiste como diciendo "huy qué carácter tenían los directores de antes eh". Este mejor hojearlo en una biblioteca o pillarlo pirata.

Pero ese no es el peor, al peor le dedico un comentario aparte por puro noblesse oblige.

kapsweiss2016 dijo...

Cristian y Fernando, aquí tienen el enlace para la grabación de la 4 de Schubert por Klemperer y Lamoureux:

https://classicalpippo9.blogspot.com/2023/08/24-96-lp-pure-vol-31-klemperer-conducts.html?m=1

kapsweiss2016 dijo...

Además puede leer online gratis (14 días de préstamo) logeándose con cuenta de Google, el segundo volumen del libro referido de Heyworth sobre Klemperer en este enlace en The Internet Archive:

https://archive.org/details/ottoklempererhis00heyw/mode/1up

Un libro apasionante..

Clipman dijo...

Disculpe, Fernando, mandé un segundo comentario entre uno y otro y creo que se ha quedado pendiente de aprobación porque todavía no aparece (espero que se haya quedado en cola para no tener que redactarlo de nuevo, crucemos los dedos).

A mí esa cuarta con la Concertgebouw me encanta, dicho sea de paso.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

¡¡¡Millones de gracias a todos!!!

The Wolf dijo...

Valioso post como siempre y también los aportes de Clipman. Solo a manera de complemento: efectivamente Legge era un conocedor como bien apuntó Klemperer en aquella carta, y a pesar del poder que tuvo en EMI en la época, eran los altos ejecutivos (quienes estaban por encima de el) los que tomaban las decisiones finales y siempre tenían la última palabra en cuanto a proyectos discográficos. Los ejecutivos en aquella época no querian arriesgar por razones comerciales y nunca se imaginaron el impacto que alcanzarian a futuro varios de sus artistas. Han de estar revolcándose de lo lindo en sus tumbas.

Clipman dijo...

Sí, The Wolf, al César lo que es del César. Cuando en EMI querían grabar una novena de Mahler con Barbirolli, Legge se opuso radicalmente, diciendo que nadie mejor que Klemperer para ese proyecto. Su apuesta era firme. Klemperer también era muy impredecible. A priori, uno puede ponerse a especular sobre situaciones y no dar ni una. Pensemos en Backhaus y pongámoslo al lado de Klemperer, ¿qué pasaría?

Pues la situación real, como digo, se escapa de cualquier ejercicio de imaginación: antes de unos conciertos que estaban cogiendo forma en el calendario, se organizó un encuentro entre ambos. Klemperer desenfunda sin previo aviso: "Oiga, ¿y es verdad que usted era el pianista favorito de Hitler?". Backhaus contesta tranquilo y casi con total ingenuidad: "Ah pues sí, me decían mucho eso". Klemperer sonríe y siguen hablando. Luego tocaron en esos conciertos sin ningún contratiempo. La peor parte nos la llevamos nosotros, ya que hasta ahora no hay grabación alguna de semejante combinación de fuerzas.

¡Gracias a los valencianos!

Me dicen mis editores que en la Feria del libro de Valencia el volumen de Barenboim se está vendiendo bastante bien. No sé cuánto es "b...