lunes, 31 de julio de 2023

Tom Jones en Jerez: sencillamente pletórico

A lo largo de este mes de julio he vivido tres cosas que nunca pensé que fuera a experimentar: visitar Creta y Micenas, romperme un hueso de tal forma que el quirófano se hace ineludible… y escuchar en directo a Tom Jones. Añadiría un cuarto: presenciar el milagro de que este señor, a sus ochenta y tres años recién cumplidos, se conserve en plenas facultades vocales físicas e interpretativas. Si alguien me dice hace allá por 1996, cuando aparecía en la película Mars Attack ya como vieja gloria de Las Vegas, que en 2023 Jones iba a estar así –y que yo iba a tener la posibilidad de presenciarlo–, me hubiera hartado de reír. 

Y es que en el concierto de ayer domingo 30, dentro del Festival Tío Pepe de Jerez de la Frontera, no se pudo decir eso de “hemos venido a ver al mito, que no anda bien de voz pero al menos conserva las tablas”. Nada de eso. Tom Jones estuvo estupendo en lo vocal –no importó que la afinación vacilada en un par de momentos– y absolutamente pletórico en la expresión. Cantó con la misma garra, comunicatividad y virilidad bien entendida que siempre le han caracterizado. Cierto que con esos tics que le hacen inconfundible y sin los cuales no sería él mismo, pero sin intentar ponerse por encima de las canciones a las que sirve.

La comparación con Raphael –tres años más joven– es ineludible, porque este cantó en Jerez el viernes –dicen que regular– y tuvo que cancelar el sábado. Sin quitarle mérito alguno, que los tienen en abundancia, el de Linares anda mucho menos bien de voz –le escuché hace pocos años en el Villamarta– y ha sido siempre un cantante amanerado, cuando no relamido, que lleva las partituras al terreno de sus particulares manierismos. Tom Jones sigue siendo un torrente vocal y un dechado de sinceridad, arrojo y fuerza expresivas. No hay color.

El concierto ni siquiera fue lo que yo pensaba. Imaginaba que iba a girar en torno a su último disco, Surrounded By Time (2021), espléndido no tanto por él como por la magnífica labor del productor Ethan Johns: una propuesta personal y no poco psicodélica que nos presenta al Tom Jones menos extrovertido y más intimista. Pensaba eso, que con semejante propuesta guardaría fuerzas para luego rematar la faena con algunas de sus más célebres canciones y así salir por la puerta grande. 


Pues no. Aunque comenzó con I'm Growing Old, que sí pertenece a su más reciente publicación, a la media hora ya habíamos escuchado It’s Not Unusual, What's New Pussycat y Sex Bomb. Todos sus fans, contentísimos. ¿Se podía ir a más? Pues sí, porque a partir de ahí combinó no pocas de las canciones de Surrounded By Time, en arreglos muy distintos a los del disco, con canciones suyas y de otros artistas, realizando así un recorrido que iba de Michel Legrand a Bob Dylan pasando por Joe Cocker (¡sensacional You Can Leave Your Hat On!), pero sin olvidarse de incluir cosas como Delilah, y desenvolviéndose a la perfección –nada nuevo para sus seguidores– en todos y cada uno de los géneros abordados. Todo ello lo hizo el cantante entregándose por completo en lo artístico –o sea, dejándose la voz– y consiguiendo una excelente relación por el público, con el que mostró risueño y nada divo. En definitiva, nada de venir a hacer una faena de aliño y volverse a su tierra.

Espléndida la banda: tres guitarristas, batería y teclista, este último sirviéndose de un órgano Hammond de esos que adoramos los nostálgicos. Luminotecnia y pantallas, ideales: nada de marear al personal con efectos innecesarios. Con el público –extranjero buena parte de él– entregadísimo, el galés cerró la hora y tres cuartos de música con absolutamente descomunales (repito: descomunales) recreaciones de Johnny B Goode y Great Balls of Fire, de esas que solo están al alcance de los más grandes. Sir Tom Jones es uno de ellos. Actualmente, quizá el que más.

 

PS. He escrito esta  entrada con el dictado de voz, porque el brazo sigue mal. ¡Qué remedio!

1 comentario:

Mireia P.B. dijo...

Es una perniciosa influencia...que me acaba de costar 100 euros!

Mas el gasoil, parquing...

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