jueves, 2 de febrero de 2023

El primer Wagner discográfico de Zubin Mehta

Estos fragmentos del Anillo grabados por Zubin Mehta y la Filarmónica de Nueva York el 23 de febrero de 1981 (Amanecer y Viaje de Sigfrido por el Rin, Muerte de Sigfrido y Marcha fúnebre, Inmolación de Brunilda con la Caballé) y el 26 de abril de 1982 (final del Oro, Cabalgata de las Valquirias, Fuego Mágico y Murmullos del Bosque) ponen en evidencia la falta de sintonía del director indio con la Tetralogía. Que hay formidable control de la orquesta, rico color, brillantez bien entendida y sentido teatral está fuera de toda duda, pero tanto el estilo como la expresión resultan equivocados.


No solo faltan esos colores terrosos, esa tensión interna, ese carácter un tanto opresivo que caracterizan a la monumental creación wagneriana: es que por momentos parece que Mehta está dirigiendo una especia de mezcla de Richard Strauss con Puccini. La entrada en el Walhalla arranca con texturas algo relamidas y conforme va llegando al final demuestra carecer de grandeza opresiva: se queda en el puro decibelio, justo como pasa en la Marcha fúnebre de Sigfrido. Muy blando asimismo el final de La Valquiria. Mejor la Cabalgata y los Murmullos: en esta última página las sonoridades impresionistas resultan interesantes. Toda la escena de la Inmolación de Brunilda está dirigida de manera muy hermosa, pero quedándose en solamente eso, en la belleza. Justo como le pasa a una Montserrat Caballé, que además se queda bastante corta en el grave.


Como el final del Ocaso no cabía en un vinilo, se dejaron todos los fragmentos orquestales en un primer disco y se reservó este para otro disco en el que se añadió una sesión con la Caballé registrada el 6 de octubre de 1981: fragmentos de Holandés errante, Tannhäuser y Tristán e Isolda. Suenan regular, la verdad. No me gusta nada la manera en que Mehta dirigió la balada de Senta, en exceso nerviosa y sin aliento visionario. Mejor el aria de Elisabeth. En el preludio de Tristán juega bien con los silencios, pero al conjunto le falta carácter. ¿Y la Caballé? Su belleza vocal es extraordinaria, su dominio de la respiración resulta incomparable, pero la dicción blanda e ininteligible –a veces las consonantes ni existen- resultan muy perjudiciales en este repertorio. Desde el punto de vista expresivo, hay más interés por la seducción que por la emoción. Compárese esta Liebestod con cualquiera de las de la Meier: no hay color.

2 comentarios:

Bruno dijo...

Ser muy mayor lleva la triste ventaja de conocer y, afortunadamente, aún recordar cosas como ésta: https://www.todocoleccion.net/musica-coleccion/folleto-zubin-mehta-columbia-discografia-espana-decca-1969-20x14-cm-buen-estado~x198401867
No es del Anillo pero es Wagner.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

¡Tiene usted toda la razón! Por lo que veo, ese disco se registró en 1966, y su contenido solo ha salido en CD en Australia. De veras que lo siento, pero no puedo estar en todo... Gracias mil.

¡Menos chichi y más chicha!

Perdón por el chiste malo y ordinario, pero tenía que hacerlo. Acabo de salir del Ateneu Ruman (sí, estoy en Bucarest) de escuchar el Concie...