jueves, 22 de diciembre de 2022

Robert Craft dirige Schönberg

El neoyorquino Robert Craft es, para muchos melómanos, la mano derecha de Igor Stravinsky en su etapa norteamericana: libros, entrevistas, libretos, estrenos mundiales y grabaciones. Pero también tuvo una vida musical al margen del compositor ruso, incluyendo la colaboración con las grandes formaciones estadounidenses y no pocas del resto del orbe. Una buena parte de sus registros de la era digital se encuentra hoy al alcance de cualquier melómano gracias a las recuperaciones del sello Naxos.

Especialmente logrado nos parece el volumen que traemos, dedicado a Arnold Schönberg y centrado en su genial Pierrot Lunaire, grabación realizada en 1997 con la colaboración del formidable conjunto neoyorquino Twentieth Century Classic Ensemble y de la mismísima Anja Silja, una de las más inolvidables cantantes-actrices del pasado siglo, amén de bellísima musa de Wieland Wagner, André Cluytens y Christoph von Dohnányi. Se trata de una recreación interesantísima, porque en lugar de buscar una intensidad de corte más o menos expresionista, y desde luego alejándose por completo de cualquier clase de frialdad o intelectualismo, Craft nos descubren la faceta más sensual, misteriosa e incluso acariciadora de esta partitura, que recrean con un desarrolladísimo sentido de la ambigüedad y del misterio. A sus cincuenta y siete años, Silja no ofrece brillo ni atractivo en la voz –reconozcámoslo: ni siquiera en los años sesenta su instrumento era hermos–, pero debe considerarse entre las mayores intérpretes de esta parte por su pleno dominio de la declamación. Sabe decir con una enorme variedad expresiva y con todas esas sutiles inflexiones que Craft propone desde el podio, todo ello sin acercarse a ese peligro enorme de este papel que es caer en la exageración o el ridículo.

Al año siguiente y con el mismo equipo se registró la Sinfonía de cámara n.º 1, no en la versión para orquesta grande sino en la original. Craft la expone con enorme animación, muchísima vida y sentido teatral, dentro de un expresionismo no excesivo en sus aristas y siempre buscando la comunicatividad.

Viene luego Herzgewächse, una fascinante página escrita en 1911 para soprano, celesta, armonio y arpa. La recreación es formidable –estupendos solistas de la Sinfónica de Londres, en grabación de 1994– pese a que Eileen Hulse las pasa canutas en su extremadamente difícil parte.

Los Cuatro lieder orquestales op. 22, de 1916, para terminar: muy bien la mezzo Catherine Wyn-Rogers y excelente Craft, en absoluto hermético, al frente de la Orquesta Philharmonia en este registro de 1998. En fin, una clara demostración de que la música de la Segunda Escuela de Viena puede resultar perfectamente comunicativa si cae en manos de los intérpretes apropiados.

1 comentario:

Mireia P.B. dijo...

Por deformación profesional he mirado quien fue la arpista de la grabación que cita y se trata de la gran Sioned William, a la que he oido en alguna ocasión en directo en especial recuerdo un concierto en un claustro en Ciutadella que fue una delicia y privilegio.
Entre sus méritos reseño haber podido tocar un comprometido solo en los Proms acompañando a Dimitry Hodorosky después que éste le dirigiera sonrisa y mirada complice: fue capaz de sobreponerse y tocar, como siempre, de maravilla.

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