viernes, 31 de diciembre de 2021

San Silvestre en Berlín con Lahav Shani

He seguido la retrasmisión a través de la Digital Concert Hall del Concierto de San Silvestre 2021 de la Filarmónica de Berlín. Cancelaba Kirill Petrenko y le reemplazaba a ultimísima hora –los ensayos ya habían empezado– Lahav Shani. Creo que hemos salido ganando de manera considerable, aunque también es cierto que la obertura de El Murciélago con que arrancaba el programa no me ha parecido gran cosa: muy entusiasta pero falta de unidad, como también de estilo. Aquello no sonaba a Johann Strauss II, y además hubo algún desajuste.


Espléndida la dirección del Concierto para violín nº 1 de Max Bruch, similar a la toma radiofónica que le conocía al propio Shani con Zukerman: no especialmente poética pero sí intensa, desbordante de vida y de pasión sin que ello vaya en perjuicio de la claridad en las texturas ni del sentido del canto en el fraseo. En este sentido, se diría que hizo un especial esfuerzo para plegarse a las maneras menos inflamadas, más líricas de una Janine Jansen de hermosísimo sonido, insuperable elegancia y capacidad para la delicadeza ajena al narcisismo. Repaso mis grabaciones con la misma orquesta y veo que esta me gustado bastante más que la de Repin/Rattle y tanto como la de Midori/Jansons, aunque sin llegar al milagro inolvidable de la Mutter con Karajan. Como complemento, una maravillosa recreación de Liebesleid (Pena de amor) de Fritz Kreisler.

Espléndida la suite de El pájaro de fuego, soberbiamente tocada y de una solidez en el trazo a prueba de bombas, aunque a decir verdad esperaba todavía más de Shani en Stravinski: podía haber sido más incisivo y más teatral, quizá también más poético (¡Giulini!). El final, apoteósico en el mejor de los sentidos.

Lo mejor llegó con La Valse. No conozco ninguna versión, ni una sola, expuesta con mayor claridad que la escuchada esta tarde. Para llegar al mismo nivel de transparencia habría que irse a Boulez, a Barenboim en París o a Nelsons con la propia Berliner Philharmoniker. Tampoco conozco ninguna otra recreación que alcance mayor equilibrio expresivo que esta: las hay más siniestras, también más francesas o más vienesas, sin duda más expresionistas, pero pocas que atiendan con semejante acierto a todas las facetas de la genial partitura de Ravel. Lástima que la coda resultara un poco lineal, porque globalmente me parece una versión de referencia.

Galop de Masquerade de Khachaturian de propina, rutilante a más no poder. Gran triunfo para una Lahav Shani, que dirigió todo el tiempo sin partitura, a punto de cumplir tan solo treinta y tres. Y espléndido concierto que nos quita un poco del sabor amargo que nos ha dejado este maldito 2021. Feliz Año.

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