Lamento mucho tener que escribir esto, pero creo que va siendo hora. Hay en Jerez de la Frontera –mi ciudad– correctos, buenos, muy buenos y magníficos músicos jóvenes. También los hay discretos y menos que discretos. Estos últimos necesitan la oportunidad de ponerse delante de un público para poder seguir desarrollándose, como también de la comprensión por parte de ese público; no podemos pedirle la excelencia a los que están empezando.
Ahora bien, en el momento de ponerte delante de una audiencia tienes que cumplir unos mínimos. Mínimos "muy mínimos", pero que ahí están. Cuando no se está lo suficientemente preparado, lo mejor es seguir estudiando y limitar los conciertos a audiencias digamos que "internas". En el momento en que el público en general está llamado a acudir, tienes que haber alcanzado ese "mínimo muy mínimo" de dignidad. Porque si no, le estás faltando el respeto a esas personas que invierten su tiempo y –en caso de no ser gratuita la entrada– su dinero en escucharte.
Hay formaciones musicales en Jerez que no están dando la talla. Les advertí en privado con todo el afecto mundo. Pues bien: han dejado de hablarme y siguen presentándose en público con un nivel que deja muchísimo que desear. Lo peor de todo es que creen que lo hacen bien, quizá porque gran parte de la audiencia está formada por familiares y los aplausos suelen ser estruendosos. Que no se dan cuenta de lo que está pasando lo demuestra la circunstancia de que difunden vídeos que evidencian mediocridad en toda su crudeza.
Como melómano que lleva muchos, muchos años escuchando orquestas jóvenes y adultas, buena y menos buenas, y ha escrito una nada desdeñable cantidad críticas musicales, les aviso esta vez en público. Si lo que quieren es recibir muchos aplausos jugando en casa y con las cartas marcadas –marchas de Semana Santa y cosas así–, adelante. Si lo que quieren es ser buenos músicos, lo mejor es dejar de dar conciertos por una temporada, trabajar durísimamente todos los aspectos técnicos, dejar fuera (¡qué remedio, eso también pasa en los equipos de fútbol, en las cuadrillas de costaleros y en cualquier formación en la que el equilibrio es necesario!) a aquellas personas que por tal o cual motivo no están a la altura, y luego volver con las pilas cargadas.
Siempre aplaudiré cualquier iniciativa joven, pero lo que no pienso es aplaudir cosas mal hechas. Chicos y chicas, poned los pies en el suelo.
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