Rosa Sabater falleció en un terrible accidente –181 víctimas mortales– aterrizando en Madrid el 27 de noviembre de 1983. Contaba 54 años. Decca no se ha dignado a pasar a oficialmente a compacto su recreación de la Iberia de Isaac Albéniz registrada en Madrid –sonido no muy allá- los días 14 y 15 de junio de 1967. Venturosamente alguien la ha subido a YouTube. Merece la pena escucharla, porque es una notabilísima interpretación que, además, recorre un sendero distinto al de otros grandes artistas: ni el ímpetu racial de la joven De Larrocha, ni el impresionismo de la Alicia madura, ni tampoco el dramatismo “lisztiano” de Esteban Sánchez. Lo de la pianista barcelonesa es más bien una especial de “romanticismo clásico” –si es que semejante etiqueta significa algo– en el que la intensidad de las emociones está siempre equilibrada con la más exquisita belleza formal, la tensión interna con un especialísimo sentido de la elegancia.
Así las cosas, Evocación está dicha con un lirismo muy natural, alejado de cualquier afectación, si bien no resulta especialmente inspirada. Irreprochable El Puerto. En Corpus Christi los dedos de Sabater lo pasan mal, pero su sección central destila enorme poesía, justo lo mismo que ocurre en las de Rondeña y Almería. En Triana se queda algo corta en salero y desenvoltura.
Albaicín vuelve a desafiar seriamente a la destreza digital de la malograda artista; en contrapartida, Sabater sabe mostrarse no solo lírica, sino también considerablemente temperamental, por no decir racial. En El polo el compromiso expresivo es evidente, pero puede que el fraseo no sea del todo natural, e incluso que falte un poco desparpajo. Este último sí que lo hay, a raudales, en un Lavapiés luminoso, lleno de salero e incluso arrebatador, en el que Rosa se lo pasa en grande desenvolviéndose con enorme soltura y disfrutando a tope los ritmos de habanera.
En Málaga nuestra artista no mira tanto al garbo y el salero como a la estilización que demanda el cuarto cuaderno. Semejante sintonía es la que, precisamente, le hace ofrecer una hermosísima, esencial recreación de esa página llamada Jerez, mientras que en Eritaña la intensidad controlada, incluso cierto carácter apolíneo, se ponen por encima de los aspectos folclóricos. Lo dicho, una recreación que conviene conocer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario