sábado, 20 de marzo de 2021

Adiós a García Abril

El coronavirus se ha llevado a Antón García Abril (Teruel, 1933). Como músico tenía insuficiencias, incluso defectos más o menos evidentes, pero una parte de él quedará siempre en mi corazón de melómano. Y no solo por pura nostalgia, por haber sido responsable de sintonías de televisión y partituras cinematográficas que formaron parte de mi infancia y juventud. También porque fue defensor de la melodía en unos momentos en que hacerlo estaba mal visto en ámbitos que presumían de selectos, de comprometidos y de no sé cuántas cosas más. Y porque lo hizo precisamente regalándonos melodías, muchas melodías, bellísimas e inolvidables melodías de exquisito gusto y enorme vuelo poético.

Mención aparte merecen sus arreglos de marchas procesionales para la película Semana Santa producida en 1992 por Juan Lebrón, grabada con la mismísima London Philharmonic. Hubo en ellos aciertos y desaciertos, momentos sublimes y momentos desafortunados, pero ese disco sirvió para poner en valor unas músicas, las escritas para pasos de palio, que con frecuencia poseen unos valores que las hacen merecedoras de mayor aprecio. Aquel trabajo marcó, sencillamente, un antes y un después en nuestra manera de mirar ese repertorio. Descanse en paz el maestro García Abril.

1 comentario:

Pablo Daffari dijo...

Pardiez que me place esa lanza que rompe usted por la música cofrade. Queden ahí como ejemplos reconocidos Abel MMoreno en Sevilla o Perfecto Artola en Málaga. Quién ha escuchado Margot de Turina en la noche mientras contempla una Virgen dieciochesca sobre un retablo andante colorido por las flores y embriagado por el incienso puede
presumir de haber disfrutado de "la obra de arte total".
Un saludo.

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