La toma sonora no es muy clara ni perfecta en lo tímbrico, pero al menos posee una amplísima gama dinámica –se grabó a bajo volumen– que resulta ideal para las dos obras.
Un cajón de sastre para cosas sobre música "clásica". Discos, conciertos, audiciones comparadas, filias y fobias, maledicencias varias... Todo ello con centro en Jerez de la Frontera, aunque viajando todo lo posible. En definitiva, un blog sin ningún interés.
miércoles, 29 de abril de 2020
Dvorák de Abbado en Berlín, cosecha del 93
De unos conciertos que tuvieron lugar en la Philharmonia entre el 16 y el 19 de noviembre de 1993 procede este disco Dvórak protagonizado por Claudio Abbado y la Filarmónica de Berlín editado en su momento por Sony Classical. De él merece la pena escuchar La bruja del mediodía, poema sinfónico que recibe una sensacional recreación, teatral y contrastada, llena de fuerza expresiva –tremendo el final–, acertada en las atmósferas y muy matizada, además
de beneficiada de una orquesta tratada con plasticidad asombrosa. Solo
algún pasaje un punto más suave de la cuenta empaña la excepcionalidad.
No sé que obra concertante hubo de por medio, pero lo cierto es que en la segunda parte llegó la Octava sinfonía del genial compositor checo. Abbado ofrece una interpretación vitalista a más no poder, radiante de entusiasmo, poderosa y contrastada, pero en la que la búsqueda de la espectacularidad a toda costa termina desprendiendo una sensación de insinceridad que se acentúa en ciertos pasajes en los que el tratamiento de la cuerda resulta –otra vez– en exceso suave sin que la cosa vaya a mayores, y que resulta grave en dos momentos esenciales: la vuelta del scherzo tras el trío (3:42) y el regreso del tema melódico en el cuarto movimiento (5:15), en ambos casos con esos pianísimos ingrávidos marca de la casa, es decir, del muy desigual Abbado de los noventa del que este disco es buena muestra.
La toma sonora no es muy clara ni perfecta en lo tímbrico, pero al menos posee una amplísima gama dinámica –se grabó a bajo volumen– que resulta ideal para las dos obras.
La toma sonora no es muy clara ni perfecta en lo tímbrico, pero al menos posee una amplísima gama dinámica –se grabó a bajo volumen– que resulta ideal para las dos obras.
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