domingo, 26 de enero de 2020

Repertorio francés con Daniel Smith y la ROSS

Precioso programa francés el escuchado el jueves 23 de enero en el Teatro de la Maestranza a la Sinfónica de Sevilla bajo la batuta del australiano Daniel Smith: Le toumbeau de Couperin de Ravel, El carnaval de los animales de Saint-Säens, la Petite Suite de Debussy –orquestación de Henri Büsser sobre el original para piano a cuatro manos– y la Sinfonía nº 1 de Bizet.


Ya en la página de Ravel quedaron bien definidas las maneras de hacer del maestro –del que un servidor no había oído hablar– en este repertorio: tempi rápidos, animación, frescura y un punto muy adecuado de sal y pimienta, pero sin descuidar la en absoluto la naturalidad en el fraseo –nada rígido– ni la finura en el trazo, como tampoco ese punto de levedad sonora que necesita la música francesa de esta época. Bien es verdad quien esto suscribe prefiere recreaciones más reposadas, más poéticas e interiorizadas, con un grado superior de sensualidad, de ternura, de capacidad evocadora y de magia, lo que en una obra como Le toumbeau equivale a decir Celibidache/Munich, pero no es menos cierto que el enfoque de Smith resulta perfectamente válido, recordándome su lectura –salvando las distancias– por su chispa y efervescencia a la más ortodoxa pero no menos memorable recreación de Cluytens (EMI, 1962).

De la Petite suite solo conozco la grabación de Ansermet. Bajo la dirección de Daniel Smith, nuevamente el espíritu infantil más risueño y travieso se puso por encima de las posibilidades contemplativas de la página. Y en cuanto a la Sinfonía de Bizet, una auténtica obra maestra escrita a los diecisiete añitos, Smith triunfó una vez más por su mezcla de convicción, comunicatividad y buen tratamiento de la orquesta –equilibrada en los planos y con la sonoridad más apropiada, a despecho de unos violines algo ácidos–, sin hacerme olvidar los milagros de un Beecham, un Martinon o un Haitink, no tan impetuosos en el primer movimiento y más atentos a la magia poética.

Lo mejor del concierto, en cualquier caso, había estado en El carnaval de los animales, que inesperada pero juiciosamente se ofreció en su versión de cámara original. Smith cordinó y estimuló de maravilla a los solistas de la Sinfónica de Sevilla, con Tatiana Postnikova y Natalia Kucháeva al piano, todos ellos implicadísimos en la expresión y acertados tanto a la hora de bromear con las onomatopeyas como a la de destilar poesía. A destacar las muy hermosas las texturas del acuario y la cantabilidad por completo ajeno a la blandura del cisne de Dirk Vanhuyse. El concertino Éric Crambes recitó de manera magistral los textos de Francis Blanche incorporados a la presente recreación.

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