He vuelto a este disco, grabado por
Alfred Brendel en Londres para Philips el 27 de mayo de 1976, con programa dedicado a
Johann Sebastian Bach que incluye el
Concierto italiano y la
Fantasía cromática como platos fuertes. De nuevo me ha entusiasmado. Es el del pianista austriaco un Bach que no pretende, en absoluto, emular fraseos ni sonoridades
del barroco con el piano. Tampoco se puede decir que sea clásico en el sentido estricto del término, por más que el
carácter apolíneo de su propuesta sonora resulte evidente. Menos aún se trata de
un Bach romántico o romantizado. Es más bien un Bach abstracto e intemporal en
el que la lógica y la naturalidad responden a conceptos puramente musicales
–Brendel lo explica muy bien en la entrevista de la carpetilla– sin impedir en absoluto que la creativdad (¡enorme!) haga acto de presencia, de tal modo que el intérprete hace uso de
los recursos más propiamente pianísticos cuando la partitura lo pide a gritos al
tiempo que sabe moderarlos o evitarlos en aquellos momentos en los que resultarían
contraproducentes.
Lo interesante es que al materializar semejante planteamiento,
lo que obtiene Brendel son unas interpretaciones no precisamente frías ni distanciadas, sino de una elevación poética y de una
hondura asombrosas; pero no porque el pianista intente “hacer expresiva” una
música por completo abstracta escrita desde lo más alto de la elaboración
intelectual, sino porque ese potencial ya estaba en la música. De este modo, el
Concierto italiano BWV 971 recibe una interpretación
serena, reflexiva y profunda, que evita los grandes contrastes y la teatralidad
en una opción llena de belleza, seductora por un toque
pianístico bellísimo y elegantísimo, por una extraordinaria claridad y por una
calculadísima acentuación que parece descubrirnos la obra compás a compás. Podrá echarse de
menos algo más de chispa en los movimientos extremos, pero el Andante alcanza
auténticas cimas de genialidad.
El preludio coral
Ich ruf' zu dir, Herr Jesu Christ, BWV 639, en el arreglo de
Busoni, ve potenciada su inspiración melódica gracias a todas las libertades que se toma Brendel. Como también se las toma, en este caso a la hora de planificar con increíble minuciosidad y altísima inspiración interpretativa las gradaciones dinámicas, en el
Preludio (fantasía) en la menor, BWV 922, que se escucha con el corazón en un puño.
La
Fantasía cromática y fuga en re menor, BWV 903, es una maravilla por su riesgo y creatidad, pues sin renunciar en absoluto a la
belleza sonora, a la mesura y al equilibrio que suelen presidir sus
interpretaciones, Brendel bucea en los aspectos más modernos y visionarios de la
pieza, que redescubre poco a poco para obtener un resultado fascinante tanto
desde el punto de vista intelectual como desde el espiritual; la transición a la
fuga y el arranque de la misma ponen en evidencia a un grandísimo pianista.
Sigue otro arreglo de Busoni para un preludio coral, en este caso
Nun komm' der Heiden Heiland, BWV 659: la gravedad espiritual y el pathos dramático que obtiene Brendel son (¡menudo arranque!) de verdadero escalofrío, pero sin que se le mueva un pelo. La
Fantasía y fuga en la menor, BWV 904, pone fin, en una recreación que sabe ofrecer tanto claridad polifónica y depuración sonora como picos de tensión impresionante, pero también sutilezas llenas de sensibilidad y una asombrosa lógica en la planificación de las dinámicas, a un disco cuya audición recomiendo con entusiasmo.
1 comentario:
Acabo de escucharlo en Spotify. Maravilloso, sí señor. ¡Qué sensibilidad a la hora de interpretar esa música!
Muchas gracias por el descubrimiento.
Carlos Alberto
Publicar un comentario