jueves, 6 de diciembre de 2018

Sobre el ascenso de VOX

La brutal irrupción de VOX en el panorama político español a través de las elecciones andaluzas del pasado domingo me animan a dejar por escrito unas reflexiones que nada que tienen que ver con la música, pero que considero oportunas en este espacio personal. Se ha hablado de ascenso del fascismo. Posiblemente la etiqueta "fascista" no es la que mejor le sienta al referido partido, pese a que algunos de sus líderes añoran de manera abierta a Franco. Tampoco creo que la mayoría de sus votantes sean "fascistas" propiamente dichos.

Pero sí que es cierto que tanto afiliados como simpatizantes, espoleados por la justa indignación ante la corrupción de los partidos tradicionales, por el miedo al terrorismo y por el odio ante el separatismo catalán, entre otras cosas, son decididos partidarios de medidas de un egoísmo atroz (retirada de ayuda a los inmigrantes) y de una tristísima intolerancia (violencia de género, LGTB) mediante las cuales están dispuestos a dejar sufrir a miles de personas simplemente porque "los españoles estamos los primeros" o porque "Dios, la naturaleza y la tradición" lo quieren así. Medidas, además, entre las cuales se incluyen algunas de un populismo y una simplicidad aplastantes (cierre de Canal Sur, devolución de las competencias en sanidad y educación) y guiños clarísimos a los que añoran la dictadura de Franco (anulación de la Ley de Memoria Histórica).

Como remate del pastel, guinda neoliberal (aquí vale mezclar todo, desde la retórica españolista hasta la versión más terrorífica del capitalismo) con una brutal bajada de impuestos que, como se dará cuenta cualquiera que piense un poquito, supondrá una puñalada para los más pobres y pondrá en muy serio peligro el estado del bienestar. Todo ello adornado con banderas, muchas banderas de España, que ya se sabe que la alusión a las emociones primarias es mucho más efectiva que el razonamiento.

¿Lo peor de todo? Los votantes de VOX están envalentonados. También los que han votado al PP y a Ciudadanos, que necesitan desesperadamente pactar con ellos para gobernar en mi comunidad autónoma. Me han llegado mensajes de WhatsApp por parte de votantes confesos de VOX cachondeándose del PSOE, un poco como diciendo "ahora os jodéis, rojeras". En las redes me han salpicado los espumarajos de personas supuestamente cultas y progresistas cuyo odio hacia el PSOE de Andalucía, que comprendo perfectamente aunque no comparto, les hace perder cualquier miedo ante el avance de VOX, supuestamente como un "mal menor" frente al "mal mayor" del chiringuito socialista, sus eventuales aliados de extrema izquierda y la amenaza del soberanismo catalán: justo igual, por cierto, que los alemanes de los años 30 se mostraban condescendientes ante el ascenso nazi por la corrupción e impotencia de la república de Weimar y por el peligro bolchevique.

En mi entorno personal ya he presenciado enfrentamientos por este tema. Los simpatizantes de VOX lo tienen claro: ellos sí son verdaderos demócratas, los de izquierda no. Ahora saben que son muchos los que piensan como ellos. No van a tener miedo de decirlo, ni de ponerse chulos. Y, habida cuenta de que en el distrito de mi instituto han arrasado los votos de la derecha, ya no podré llamar en clase "ultraderecha" a VOX al igual que he desde siempre llamado "ultraizquierda" a Podemos. Porque estos señores son capaces de ponerme una denuncia.

Malos tiempos los que están por venir. Y los votantes de VOX, no los catalanes, ni la corrupción, ni los inmigrantes, ni los terroristas, son los principales culpables de ello.

9 comentarios:

FERITO dijo...

Si hubieras leído , que lo dudo, el programa ideológico de Podemos, comprobarías que las siguientes características no aparecen: la dictadura del proletariado, la toma de los medios de producción y comunicación por los movimientos obreros,el desmantelamiento de todas las formas de estratificación social, el anarco sindicalismo. Como mucho izquierda reformista democrática muy muy parecida al programa de la socialdemocracia europea tras la II Guerra Mundial. Y si no pregúntale a Susanita,....

andrés dijo...

Al fin alguien que vincula la captación del descontento actual por las ultra derechas (y no sólo en España) a la Alemania pre-nazi. Es tan claro el paralelismo...

andrés dijo...

Al fin alguien que vincula la captación del descontento actual por las ultra derechas (y no sólo en España) a la Alemania pre-nazi. Es tan claro el paralelismo...

andrés dijo...

Al fin alguien que vincula la captación del descontento actual por las ultra derechas (y no sólo en España) a la Alemania pre-nazi. Es tan claro el paralelismo...

Nemo dijo...

Podemos es una amenaza para la libertad y la seguridad de todos. Vox no, aunque no guste lo que plantean (en general, ponen el énfasis en el cumplimiento de la ley y restablecimiento del orden y plantean reformas -imposibles- en la dirección de la tradición católica).

Es la derecha conservadora católica de toda la vida, solo que desinhibida (dentro del PP tenían que pelear con otras facciones más moderadas). Recogen más bien lo que fue AP, o una parte de eso. En todo caso no son más radicales que el PNV o la ultraderecha catalana (fragmentos de CiU) con los que alegremente se han encamado todos.

Por eso tiene gracia que la izquierda (el PSOE), que ha estado blanqueando y pactando con todos los movimientos abiertamente antidemócratas, violentos, racistas y totalitaristas de este país, a derecha e izquierda, desde el PNV a Podemos, se muestre ahora escandalizada y fingidamente preocupada por el ascenso de una mera escisión del PP.

Antonio Pérez Villena dijo...

Muy acertada tu reflexión, y un momento muy preocupante el que vivimos.

Antonio Pérez Villena dijo...

Muy acertada tu reflexión Fernando, y el momento que vivimos, preocupante... mucho.

Nemo dijo...

Como siempre, Savater pone el dedo en la llaga:

https://elpais.com/elpais/2018/12/14/opinion/1544801432_950363.html

Ramón dijo...

Muy bien, Nemo.
Fernando, hace tiempo que no entraba, y creía que este era un blog solo de música y de adoración a Barenboim.
Sería de agradecer que no hicieses proclamas políticas: creo que Fernando Savater pone, efectivamente, como apunta Nemo, el dedo en la llaga. No es VOX el peligro que acecha a la convivencia y a la democracia, precisamente. Pero no importa. En cualquier caso, ¿este sigue siendo un blog sobre música?
Por cierto, tras las alabanzas indiscriminadas que, de forma continuada, le habéis dedicado (tú y Ángel Carrascosa) al judeoargentino, y que, en mi opinión han alcanzado su culmen a propósito de las sinfonías de Beethoven con la West-Eastern Divan, mucha gente le habrá cogido manía a don Daniel, pues la calidad de ese ciclo no resiste ni la primera escucha, aunque yo me he esforzado con alguna más, y no lo he hecho en Semana Santa para flagelarme, aunque considero que es el único momento del año pertinente para ello (un poco menos doloroso que otras modalidades).
En todo caso, me sorprende -y aquí tal vez sí sea cuestión de gustos- la tibia recepción que has manifestado a su ciclo de Brahms con la Staatskapelle Berlin. Desde mi punto de vista (o de oído), es el ciclo más original y subyugante que he escuchado en mucho tiempo. Y eso que mis prejuicios sobre Barenboim como director no me hacían presagiar nada bueno.
He leído en algunos sitios ciertos "peros" y descalificaciones, incluso, en relación con el tempo de determinados movimientos. Y me viene a la memoria la respuesta de Furtwängler cuando, en cierta ocasión Celibidache le preguntó sobre el tempo y la duración apropiada para una sinfonía. La respuesta de Furtwängler fue precisa (no así la literalidad de la cita que pongo): "el que consiga que la obra suene mejor y más bella". Pues eso hace Barenboim en el ciclo de Brahms, consigue que no se parezca a ninguna otra interpretación, descubre aspectos inéditos y con una sonoridad magnífica transmite emociones que están a años luz de algunas de las integrales rutinarias y asépticas más alabadas, aunque muy bien tocadas y dirigidas.
Si bien no me entusiasma, precisamente, el Brahms de Giulini (el que menos el último con la Wiener Philharmoniker), tengo a su 1ª Sinfonía con la Sinfonieorchester Bayerischen des Rundfunks (1979) como la mejor de la era stéreo; pues bien, pongo a su lado esta de Barenboim. Lógicamente, dejo al margen a Furtwängler.
La 2ª de Brahms me parece la más difícil (sí, a diferencia de todo el mundo, lo sé) y no he oído aún una interpretación redonda de esa obra. Pero entre mis preferencias sitúo a Walter (CSO), Monteux (LSO) y Bernstein (NYSO). Pues bien, esta de Barenboim engrosa la lista.
De la 3ª me gustan con diferencia sobre otras muchas las grabaciones de Fritz Reiner (ChSO), Carl Schuricht (SWR SO) y Bernstein (NYSO). Esta de Barenboim y la de Giulini (PO) al lado.
Y la 4ª tiene tres cimas que, en mi caso, son difícilmente superables: Fritz Reiner (RP), Carl Schuricht (BRSO) y Carlos Kleiber (WP). La de Barenboim la sitúo a la misma altura por lo menos o incluso la prefiero a la de Kleiber.
El joven Andris Nelsons también ha visto editado su ciclo de Brahms: muchos y merecidos elogios merece, pero sigue la estela de tantos otros ciclos. El de Barenboim es distinto, sigue la estela de Furtwängler, a quien Barenboim lleva persiguiendo (le alabo el gusto) desde hace tiempo, pero que solo ahora ha conseguido rozar con los dedos. O con la batuta.

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