viernes, 9 de noviembre de 2018

Un bodrio en la Filarmonía del Elba

Nada, que no encuentro tiempo para este blog. Me toca concluir mi repaso por el viaje que hice a Hamburgo aprovechando el puente de la semana pasada. Ya dije que el sábado por la mañana estuve en Bremen. Por la tarde regresé a la ciudad natal de Brahms y pude visitar la tumba del gran C.P.E. Bach, que allí fue maestro de capilla y falleció. La verdad es que ver su lápida es lo único que merece la pena en la cripta de la Michaeliskirche, cuyo billete de entrada no resulta precisamente barato para el turista. Como tampoco la entrada que compré para escuchar a Sabine Meyer en la Filarmonía del Elba, 96 euros de ala, aunque lo cierto es que era una oportunidad que tenía que aprovechar para escuchar en directo a la mítica clarinetista –creo que nunca lo había hecho hasta ahora– y para acceder al interior de esta reciente y prestigiosa sala de conciertos.


Mi opinión sobre el recinto ha terminando siendo muy positiva: aunque reconozco que el diseño del interior resulta un pelín pretencioso, lo cierto es que se trata de un edificio muy bello desde el punto de vista plástico que, al mismo tiempo, sabe ser funcional y atender tanto al acceso del público como a la acústica. Es decir, nada que ver con el Palau de Les Arts de Calatrava, maravilloso visualmente pero un absoluto desastre como recinto operístico y como sala de conciertos sinfónicos. 


Eso sí, por mucho que un servidor disfrutara recorriendo la Elbphilharmonie, salí de allí decepcionado: el concierto de ese sábado 2 de noviembre me pareció, salvo en lo que a Meyer se refiere, un monumental bodrio, tanto por el discreto nivel de la Kammerakademie Potsdam como, sobre todo, por la incompetencia de su director Antonello Manacorda, durante años concertino de la Mahler Chamber Orchestra y ahora batuta de amplio currículo que graba para Sony Classical. ¡Apañados estamos!

El desastre se vislumbró ya en la flacidez extrema de los primeros compases del Idilio de Sigfrido. Tal vez quiera ofrecernos una versión especialmente intimista, me dije intentando engañarme a mí mismo. Pues no: fue una interpretación tímida, blanda y lánguida, mal construida en sus tensiones, poco o nada contrastada, muy corta en su vuelo poético, aburridísima en suma. Ni que decir tiene que aquello no sonó en ningún momento a Richard Wagner.


Venía a continuación el estupendo Concierto para clarinete nº 1 de Weber, y para abordarlo salieron trompas y trompetas naturales que, por descontado, rajaron más que las modernas. En cualquier caso, no fue la de Manacorda una interpretación especialmente historicista en lo que articulación se refiere. Fue simplemente convulsa y emborronada, extrovertida pero de cara a la galería. Exactamente se puede decir de la página que abrió la segunda parte, la Konzertstück Nr. 1 para clarinete, corno di basetto y orquesta de Mendelssohn, para la que se contó con la participación del excelente Reiner Wehle. Sinfonía escocesa para terminar: momentos más que correctos, momentos discretos y blanduras fuera de lugar se sucedieron en una versión pseudohistoricista –más bien “historicista soft”– que no llegó a enervarme, pero sí me aburrió sobremanera.

¿Y la Mayer? Pues con un tipazo y un cutis absolutamente increíbles para sus cincuenta y nueve años. La artista conserva, además, toda su agilidad digital y ese enorme control del fiato que le permite construir frases con cantabilidad extrema. Y luciendo la musicalidad, la variedad expresiva y el compromiso que siempre han caracterizada a la clarinetista, cuyo Weber espero seguir escuchando en la grabación con Herbert Blomstedt, muchísimo mejor acompañada entonces que en este concierto que mereció mucho más la pena por el continente que por el contenido.

1 comentario:

Ángel Carrascosa Almazán dijo...

Pues la Kammerakademie Potsdam suena en el blu-ray con música de C.P.E.Bach, Federico el Grande y otros como una de las orquestas de cámara más formidables que hayan podido ser escuchadas en los últimos cincuenta años. ¡Claro, es que la dirige Trevor Pinnock! Así que no es su culpa, sino seguramente del director (¿?) con el que la escuchaste. Aprovecho para recomendar con entusiasmo ese blu-ray, del sello C Major, de calidad técnica fuera de serie, en la que el flautista Emmanuel Pahud da su enésima lección de virtuosismo y musicalidad. Pinnock también toca actúa aquí como clavecinista. El título del blu-ray es "Flute Concertos at Sanssouci". Ángel Carrascosa.

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