Reconozco que soy admirador de la obra del norteamericano que fue integrante de los Monthy Python. Independientemente de su manifiesta irregularidad como cineasta, aquí no se trata solo de que su universo creativo sea perfectamente reconocible. Es que, además, su propuesta sabe combinar la creatividad, la espectacularidad y un desbordante sentido del humor con el respeto a la dramaturgia original: aunque la acción se traslade al siglo XIX, Gillian no decide hacer lo que ciertos miserables registas actuales, montar el numerito, sino poner su talento al servicio de la historia que quiere contar Berlioz. Y esa es exactamente la que se narra. Definiendo maravillosamente a todos y cada uno de los personajes, y distinguiendo muy bien entre la primera mitad de la obra y la segunda: festiva a tope la escena del carnaval –la de la música del Carnaval Romano– y considerablemente más íntima e inquietante la segunda. Puede que sobre algún gag en el primer cuadro y que ciertos movimientos distraigan algo más de la cuenta, pero globalmente el trabajo es sensacional. No solo en concepto, sino también en lo que a la dirección de actores se refiere: todos actúan de manera extraordinaria, muy en especial ese enorme actor-cantante que es Laurent Naouri.
Este realiza una muy buena labor canora encarnando al malo de la función, el escultor Fieramosca, pero quien se lleva el gato al agua es la soprano Mariangela Sicilia como Teresa. Más irregular el protagonista, John Osborn, a todas luces entregado y estimable pero no siempre desenvuelto en lo técnico. Y bueno sin más el nivel medio de los secundarios.
Al frente de la Filarmónica de Rotterdam, Sir Mark Elder acierta en los aspectos más líricos y sensuales de la irregular –por momentos, increíblemente bella– música de Berlioz, y bastante menos en los trepidantes. Calidad de imagen y sonido estupenda en el blu-ray editado por Naxos. ¡Lástima que no haya subtítulos en castellano!
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