miércoles, 7 de febrero de 2018

Onanismo neoliberal

El Teatro Real presume (leer noticia) de haber conseguido un 75% de autofinanciación y de conocer en estos momentos un superávit de 200.000 euros. Una gran noticia, en principio. Lo que no reconoce es que sus butacas se encuentran entre las más caras de Europa, mientras que sus cuerpos estables son solo de mediana calidad: sin ir más lejos, los de Les Arts son aplastantemente superiores. Baste con una comparación actual: un asiento de la mejor clase para Peter Grimes cuesta 135 euros, pero uno para Death Man Walking sale por 219.

Los señores del Real habrán conseguido limpiar las arcas y llenar su teatro con personas dispuestas a desembolsar una buena cantidad para asistir a sus espectáculos, pero hay muchísimos melómanos a los que les resulta imposible ir a visitarles por los elevadísimos precios que cobran por un asiento con visibilidad y acústica digna, salvo que se conformen con ver mal (¡multitud de butacas con visibilidad muy reducida a precios superiores a 60 euros, doy fe de ello!) o con las filas más altas de todo el recinto (que tampoco bajan de los sesenta, dicho sea de paso). O, como hacía yo cuando acudía regularmente, con una entrada de pie.

Eso sí, la noticia es un verdadero deleite onanista para las mentes liberales, esa mismas que aún tienen a Aznar por un gran estadista y a Esperanza Aguirre por su lideresa: el Estado se desentiende en gran medida de estas cuestiones menores que lastran de lo verdaderamente importante, puesto que la cultura demuestra poder financiarse casi por sí sola gracias al patrocinio privado y al respaldo de la taquilla. ¡Qué bien! Que haya muchísimos melómanos que se pierdan la mayoría de sus espectáculos porque no pueden permitírselo les importa un bledo. Quien quiera cultura, que se la pague. Si puede.


3 comentarios:

bruckner13 dijo...

Precisamente el liberalismo es ése: quien quiera algo (sanidad, educación, cultura, etc.) que se lo pague. Claro, como ellos tienen sueldazos pues los demás les importa un pepino.

Julio César Celedón dijo...

Aquí en la Ciudad de México debo admitir que las actividades culturales son muy baratas en comparación con Europa: el 80% de los museos son gratis en domingo o con credencial de estudiante y los que cobran, no pasan de tres euros en su mayoría. Nuestra máximo teatro lírico (Palacio de Bellas Artes, tan venido a menos por culpa de las autoridades y sindicatos) tiene los boletos más caros para las funciones de ópera en 29 euros. El problema radica en que la temporada si a caso presenta seis títulos al año y algunos en su versión de concierto. Algunos pueden ser espectaculares como el Otello verdiano del año pasado, pero por cada bueno hay tres que van de mediocres a malos. Culpa del mal gobierno que destina poco presupuesto y también de la corrupción burocrática que aqueja a mi país. Talento hay de sobra, pero con tanto compadrazgo, palancas y demás favores, ese talento se queda rezagado y nos ponen a lo peorsito en los elencos, sea nacional o extranjero. Y para colmo, a pesar de ser monumento artístico por la UNESCO, hace ya unos 8 años que hicieron una "remodelación" sin pies ni cabeza a la sala principal que se fregó por completo la acústica; quedó impune el asunto. En fin, como dice el refrán "en todos lados se cuecen habas", por desgracia mi país si está muy chingado en estos temas culturales.

Saludos

Pablo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.

El Trío de Tchaikovsky, entre colegas: Capuçon, Soltani y Shani

Si todo ha salido bien, cuando se publique esta entrada seguiré en Budapest y estaré escuchando el Trío con piano op. 50.  Completada en ene...