Efectivamente, muy lejos tanto de la ironía amarga de un Rozhdestvensky como del lirismo enrarecido y la reflexión pesimista de un Bernstein, el maestro de origen húngaro deja de lado segundas lecturas en clave política y quiere ver aquí música, nada más que música. Aborda así el primer movimiento con trazo anguloso, nervio bien entendido y decisión, pasa un tanto de largo ante el segundo, que aborda con excesiva premura, resultando lacerante pero poco atmosférico. A continuación hace gala de su admirable electricidad en el tercero, deja descansar la fuerza del cuarto en el fagot de la orquesta bávara y en la severidad de sus metales, y finalmente acierta con la ironía del quinto sin necesidad de cargar las tintas, culminando en una coda que pocas veces habrá sonado al mismo tiempo tan ágil y con tanta fuerza. Muy interesante versión, pues, como lo es la que registró el mismo año frente a la Filarmónica de Viena, pero lejos de ser una referencia.
En el caso de Tchaikovsky, me resulta difícil determinar si el maestro ahora se muestra un poco más expeditivo, si no planifica los grandes arcos de la arquitectura con tanto sentido de la organización como antes, pero lo que tengo claro es que Solti ofrece una interpretación muy parecida a la de 1976: llena de fuerza, de electricidad y de garra dramática, dicha a flor de piel, escarpada como la que más pero sin necesidad de ser áspera, ni de renunciar a la elegancia, ni a la finura de trazo ni a la delectación melódica. La muy notable orquesta bávara, aunque no alcanza la altura estratosférica del conjunto de Chicago, rinde francamente bien bajo la batuta del anciano maestro.Una buena calidad de imagen y sonido me empuja a terminar recomendando vivamente este DVD a todos los amantes del estilo de Solti. O, por lo menos, a que vean el YouTube de esta gran Patética.
1 comentario:
Tengo la Cuarta y la Quinta de Tchaikovsky pero no pude encontrar la Sexta... después sacaron un cofre con las tres pero al tener las dos primeras... el caso es que no conozco esa Sexta, aunque me constaba que era buena.
Coincido en la valoración: el Solti sinfónico de los 70 y los 80 era fantástico, si bien tiene cosas muy buenas en los 90. Con las óperas cambia un poco la cosa, pues tiene cosas estupendas desde los 60.
Muy al final se dedicó a cerrar algún ciclo que le había quedado colgando y a regrabar alguna cosa, todo muy bueno, pero con algunas irregularidades.
Con el paso del tiempo le voy cogiendo más cariño al enfoque directorial de Solti, muy honesto y bien realizado. Muy de trabajar duro y exigirse mucho, servicio a la música, y poco divismo y frivolidad.
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