viernes, 19 de mayo de 2017

Beethoven y Schubert por Böhm: la cuadratura del círculo

Tratando con extrema depuración a una orquesta que aporta su inconfundible sonoridad plateada, el de Graz consigue en esta Sinfonía nº 6 de Beethoven registrada en 1971 la increíble cuadratura del círculo: una interpretación que resulta clásica, apolínea y bella a más no poder, pero al mismo tiempo llena también de vitalidad, extroversión y hasta de júbilo, a la vez que despliega un extraordinario vuelo poético (¡qué escena junto al arroyo, que final más radiante y humanístico!) y destapa la caja de los truenos en una tormenta tan poderosa como controlada. Una de las grandes pastorales de la discografía, sin duda.


La Quinta sinfonía de Schubert que la acompaña en disco, grabada en 1979, se encuentra en la misma onda: lectura elegantísima, equilibrada, de tempi francamente lentos pero en absoluto otoñal ni alicaída. Todo lo contrario: está trazada con un extraordinario pulso interno y ofrece una enorme vivacidad cuando debe –movimiento conclusivo–, aunque lo que llama la atención es su asombroso análisis de la escritura orquestal, sus increíbles dosis de belleza sonora, su fraseo tan concentrado como cantable y, sobre todo, el increíble vuelo poético, pura poesía schubertiana en la que dulzura y amargor se dan de la mano, con que están dichas todas y cada una de sus frases –el primer tema del primer movimiento, todo el segundo, el trío del tercero– para demostrar que esta partitura va mucho más allá de la gracia, el encanto y la amabilidad que en manos de otros directores parece proponer. La orquesta depliega su hermosísimo sonido para redondear una versión tan personal como milagrosa e indiscutible.

El CD suena estupendamente, sobre todo en el caso de la sinfonía schubertiana, pero si pueden escuchar la versión en HD audio, mucho mejor: ofrece un cuerpo, una presencia y una naturalidad que hacen pensar que estos antológicos registros fueron realizados ayer mismo.

13 comentarios:

Nemo dijo...

Tengo el ciclo Beethoven de Böhm (nunca piqué con los de Karajan) y es todo él estupendo. Pero entre lo estupendo, esta grabación de la Sexta en efecto se sale de la escala (no es la única).

La Quinta de Schubert es otra maravilla.

Böhm con Viena, para mi gusto, brilla a más altura que con otras orquestas (estoy pensando en Berlín). Además, y esto ya lo has subrayado muchas veces Fernando, en los años 70 (Böhm muere en el 81) el de Graz se concentró en el repertorio nuclear, grabó mucho con Viena (también Londres, Dresde...) y dejó maravilla tras maravilla. Dio el salto, desde el nivel de un director centroeuropeo de primera fila, pero no genial, con especialidades, a dejarnos uno de los más maravillosos legados discográficos (Beethoven, Brahms, Dvorak, Mozart, Strauss, Bruckner, Tchaikovsky...).

El personaje puede caer más o menos simpático (su juventud nazi, su vida personal un tanto extraña), pero la calidad de lo que ha dejado... bueno, pues eso, ahí queda.

Anónimo dijo...

Nemo, a qué se refiere con eso de "su vida personal un tanto extraña"

AAL

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Yo también quedo intrigado por lo de su vida personal. Aunque desde luego trabajar con él debía de ser terrorífico:

https://youtu.be/FGNUQCsVuB8

Nemo dijo...

Bueno, Celibidache le insultaba con especial mala leche. Yo pensé que era por el pasado nazi, pero hacía otras alusiones muy duras más bien de tipo personal. Rascando...

La relación de Böhm con su familia parece ser muy disfuncional. Primero, la relación con su único hijo Karlheinz Böhm, actor conocido,fue muy difícil. Segundo, en la relación con su esposa había historias de infidelidades. La hija de Karlheinz, Sisi, cuenta barbaridades en su libro autobiográfico.

Nemo dijo...

Celibidache insultaba a todo el mundo, pero sus insultos eran musicales: inculto, infantil, director de banda, carente de talento, egomaníaco, incompetente, etc. Pero las embestidas nunca apuntaban a la vida personal del agredido. El pasado nazi de algunos directores podría abrir la puerta a excepciones, pero Celibidache tampoco aprovechaba esto contra Karajan, por ejemplo, o menos aún contra Furtwängler. Con Böhm sin embargo hacía una excepción. Le llamaba "rastrero", "perro" y cosas peores. Lo que no acabo de entender es el motivo de la inquina, especialmente virulenta y personal, contra el de Graz. Independientemente de que hubiera cosas, ¿por qué descender a ellas en su caso?

Carlos Alberto dijo...

Yo también he leído por ahí en alguna entrevista a Celi que se refiere a Bohm como un "saco de patatas", no se si por su forma de dirigir, con esos saltitos que da... no sabía que lo tratara además tan groseramente. Algo personal debió de haber para esa inquina. En cualquier caso, esas grabaciones de Bohm musico ahí quedan para la posteridad.Su Beethoven es sensacional. Estoy pensando además en una magnífica segunda, o en la novena claro... Y esa quinta de Schubert es milagrosa.

Observador dijo...

Estimado Fernando:

Sobre la Pastoral de Beethoven, usted dice: "Una de las grandes pastorales de la discografía, sin duda."

Correcto, pienso lo mismo. Además, dicha grabación reúne el consenso CASI unánime de la crítica mundial. Ahora bien, ¿se la podrá calificar como referencial? Hay mucha competencia: Cluytens (estéreo), Walter (estéreo), Giulini, etc..

Ahora bien, yo NO conozco la PASTORAL preferida de vuestro amigo sr. Ángel Carrascosa Almazán, a saber: Kurt Sanderling y la Orquesta Sinfónica de la WDR de Colonia (Hänssler).

Por tanto, don Fernando, le pregunto, ¿la versión de Sanderling es de referencia absoluta y, por tanto, igual o mejor a las citadas? Muchas gracias.

Saludos cordiales desde Argentina,
Mario

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Para mi amigo Ángel, la mejor Pastoral de la historia es la del ciclo filmado a Otto Klemperer por la BBC, que está a punto de aparecer en blu-ray a un precio carísimo. Inmediatamente después él sitúa a la de Giulini/New Philharmonia, a la de Sanderling/WDR, la de Kubelik/París y a la de Böhm/Viena. Bueno, y la del ciclo de audio del propio Klemperer para EMI, claro está. Yo no sabría con cuál de todas ellas quedarme, aunque sí sé que los dos primeros movimientos de la grabación de estudio de Furtwängler me parecen de no menor excelsitud que todo lo anterior. Saludos.

Observador dijo...

Disculpe, don Fernando, yo me basé en el siguiente link de la página del sr. Carrascosa Almazán (https://angelcarrascosa.blogspot.com/2018/11/mis-versiones-favoritas-de-mis-obras_8.html), donde pone como preferida la Pastoral de Sanderling. No sabía que él tenía 2 favoritas por encima de Sanderling. De todas formas, muchas gracias por su valiosísimo aporte en respuestas, comentarios y posts.

Saludos cordiales desde Argentina,
Mario

Observador dijo...

Estimado Fernando:

Y a un comentarista le detalló en orden cronológico:

"Pues para mí las -por orden cronológico- de Furtwängler/Viena, Klemperer/Philharmonia (ambas EMI), Böhm/Viena (DG), Sanderling/WDR Colonia (Hänssler) y Barenboim/Staatskapelle Berlin (Teldec)." (Ángel Carrascosa Almazán)

Fuente:

http://angelcarrascosa.blogspot.com/2017/04/carlo-maria-giulini-london-years.html#comment-form

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Aquí Ángel dejó unas puntuaciones:

http://angelcarrascosa.blogspot.com/2019/03/discografia-de-las-sinfonias-de_31.html

Pero insisto en que su versión favorita es el vídeo de Klemperer. Vamos, es que me lo repitió hace tres días por Whatssap. Pregúntele. Por mi parte, discrepo seriamente en lo que a las versiones de Barenboim se refiere: a mí ninguna de las que grabó me parece a la altura de lo que del de Buenos Aires debería esperarse. En el resto de las más altas valoraciones estoy por completo de acuerdo.

Observador dijo...

Muchas gracias, don Fernando.

Garrabou dijo...

youtube.com/watch?v=475Ga-zeDeg
Aquí hay el documental completo subtitulado.
La grabación del requiem de Mozart de Böhm con la Wiener Symphoniker es prodigiosa. En raras ocasiones se ha estado tan cerca de hacer justicia a una creación musical, dejando traslucir con una claridad diamantina la genialidad que hay en cada una de sus partes y en la totalidad que constituyen. Se percibe un compromiso inquebrantable con la obra, sin concesiones.

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