lunes, 10 de octubre de 2016

La Rapsodia Paganini vuelve a Philadelphia con Nézet-Séguin y Trifonov

Era lógico que la Orquesta de Filadelfia, que fue la que encargó en 1934 la maravillosa Rapsodia sobre un tema de Paganini a Rachmaninov, haya querido grabar la página con su nuevo titular, Yannick Nézet-Séguin. Atractiva interpretación. Por una parte el maestro canadiense acentúa contrastes, subrayando tanto los aspectos más atmosféricos y ominosos –dichos con tempi muy reposados– como los más trepidantes. Por otra, y aunque parezca paradójico, intenta conferir la mayor unidad posible a la partitura haciendo gala de una gran capacidad para las transiciones y buscando una idea para la arquitectura global de tensiones y distensiones. No lo consigue del todo, y tampoco alcanza la mayor inspiración posible, pero los resultados son de alto nivel merced a la gran calidad de su batuta y al perfecto dominio de la formación norteamericana.
 

La verdad es que único problema de esta recreación está en el joven Daniil Trifonov –cumplía 24 años cuando grabó este disco en marzo de 2015–, que toca con cantabilidad y buen gusto, paladeando las melodías e interesándose por las atmósferas, pero sin mucha riqueza de colores y acentos en su toque, al que le faltan no solo sal y pimienta, sino también mayores dosis de emotividad.

Ya en solitario, el pianista ruso ofrece las Variaciones sobre un tema de Chopin y las Variaciones sobre un tema de Corelli. En ambos casos se trata de interpretaciones de notable alto en las que sobresalen tanto la agilidad del artista como su capacidad para regular el sonido, quien además sabe frasear sin prisas, con hondura y haciendo gala de un fraseo flexible. Ahora bien, se echan de menos –otra vez– un colorido más variado y un grado superior tanto de inspiración poética como de garra dramática; a la postre, lo que faltan son matices expresivos. Escúchense estas dos obras a Luganski, por ejemplo, o la segunda de ellas a Grimaud –ambas grabaciones en Teldec–, y notarán la diferencia.

De propina se ofrece Rachmaniana, una bonita suite para piano solo compuesta por el propio Trifonov. La toma sonora es excelente, y en HD los sonidos graves de la orquesta adquieren un relieve extraordinario

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