Importante disco este, registrado por Harmonia Mundi en 2012, en el que Isabelle Faust, Daniel Harding y la Sinfónica de la Radio Sueca interpretan los dos conciertos para violín de Béla Bartók.
El
Concierto nº 1 es el más redondo. Ya
desde el arranque en solitario del violín, verdaderamente mágico, queda claro
que la gran apuesta de la interpretación se basa en el canto
cálido, poético, concentrado y elocuente de la Faust, quien antepone la
sensualidad y la ensoñación bien entendida a la vertiente expresionista de la
partitura, lo que no le impide en el segundo y último de sus movimientos desplegar aristas en perfecta sintonía con un Harding que, sin dejarse llevar por el nerviosismo ni por
el deseo de espectáculo sonoro, sabe hacer sonar los pasajes más turbulentos del
mismo con particular agitación y virulencia.
En el
Concierto nº 2 defrauda un tanto el Allegro ma non troppo inicial, en el que la solista hace gala de un
sonido quizá excesivamente lírico –modelado hasta las más extraordinarias
sutilezas, y deslumbrante en lo que a agilidad se refiere, pero sin la suficiente
carne– y un enfoque que no termina de ofrecer toda la garra que la música
demanda. El segundo movimiento sí que es magnífico, desplegando Faust un
canto muy emotivo bien respaldado por una batuta atenta, clarificadora, refinada
en el tratamiento de las veladuras tímbricas, que frasea con holgura y cantabilidad. Igualmente espléndido el tercero, dicho con garra, mucho empuje –de nuevo deslumbrante el virtuosismo del violín– y
un apropiado perfume folclórico, aunque no dejando precisamente desatendidos los
pasajes más misteriosos y evocadores del mismo. La coda ofrece grandeza, potencia y una buena cantidad de aristas bien subrayadas desde el podio.
Gran disco, en definitiva, aunque mis versiones favoritas sigan siendo Chung/Solti (Decca, 1983) para el
Primero y Menuhin/Furtwaengler (EMI, 1953) para el
Segundo.
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