En la segunda parte del compacto nos topamos con una obra acongojante, de lo mejor escrito por Britten, recreada por un violín intenso a más no poder, doliente hasta lo insoportable, pero también rebosante de belleza sonora y de lirismo de altos vuelos, siempre con la complicidad de una batuta muy sincera, adecuadamente expresionista –sin perder la indispensable elegancia británica–, que se mueve como pez en el agua en la escritura angulosa e incisiva de la página, especialmente en ese segundo movimiento un punto diabólico que recuerda no poco a Prokofiev.
He comparado con la espléndida grabación de la página de Britten que junto a la misma London Symphony realizaron en 2002 Vengerov y Rostropovich: aquellos atendieron mejor al lirismo de la página, también a los aspectos atmosféricos de la misma, pero esta de Jansen y Järvi es mucho más implacable, más intensa y más tremenda. Una auténtica experiencia emocional servida, además, con una toma sonora portentosa.
Por cierto, existe una filmación de la página del compositor británico con Jansen, Harding y la Filarmónica de Berlín, registrada tan solo tres meses después de la comentada. Se encuentra disponible en la Digital Concert Hall. En su momento me impresionó; ahora he vuelto a verla y me ha dejado aún más huella. A los que no estén suscritos a la referida plataforma, les dejo un vídeo con Jansen y Järvi haciendo esta obra en los Proms.
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