sábado, 19 de diciembre de 2015

Miserias y esplendores de Karajan: Segunda de Sibelius

Se mete un troll en el blog para decir aquello de que "Karajan fue un excelente músico, pero un pésimo artista". En absoluto de acuerdo: además de poseer una técnica de batuta excepcional, el de Salzburgo fue también admirable como recreador de partituras, aunque desde luego mucho antes en un Richard Strauss, por ejemplo, que en el repertorio con el que más le asocia el gran público, obviamente Beethoven. Otra cosa muy distinta es que, en su eterna obsesión por el puro sonido por encima de los aspectos expresivos, en más de una ocasión Karajan se desmadrara y construyera enormes monumentos a su narcicismo. Precisamente quiero traer como ejemplo de ello un disco que he escuchado hace tan solo unos días, la Segunda sinfonía de Sibelius que grabó para el sello EMI en noviembre de 1980 en la Philharmonie de Berlín, que pude conseguir en Super Audio CD, con reprocesado de 2011, editado por el sello japonés Esoteric. He tomado anotaciones.

 
Un arranque no ya en exceso pastoril, sino frívolo y pimpante, da paso a una interpretación en la que un Karajan muy descentrado se vuelca por completo en ofrecer suntuosidad, opulencia y brillantez extremas, además enormes contrastes dinámicos, sin que exista una idea coherente detrás. Así, el Allegretto inicial resulta en exceso nervioso, mientras que en el Andante ma rubato, mucho antes efectista que atmosférico, las tremendas explosiones sonoras, dichas con una rotundidad abrumadora, suenan terriblemente insinceras.

El Vivacissimo, toda una oportunidad para demostrar virtuosismo, funciona bastante bien, pero en el Finale, al que se llega tras una transición que es un prodigio técnico, el maestro vuelve a perder el norte haciendo que suene con una majestuosidad en exceso hinchada y solemne, incluso un tanto suavizada. ¡Cómo se echan de menos la fuerza dramática, el carácter visionario y la convicción que, asimismo con un enfoque mucho antes romántico que expresionista, imprimía Bernstein a este movimiento! En fin, todo un espectáculo sonoro made in Karajan realzado por la remasterización de Esoteric, que aun sin solucionar las insuficiencias de la toma original, poco satisfactoria para la fecha, resulta idónea para recoger el sonido especialmente oscuro y poderoso que el maestro extrae de la cuerda grave de su Filarmónica de Berlín.

Claro que también existe un Karajan gran intérprete de Sibelius, y para escucharlo no hay más que poner los complementos del disco, El cisne de Tuonela y Finlandia, grabaciones de 1976 que circulan por la red con su sonido cuadrafónico original, menos depurado en lo tímbrico pero bastante más espacioso que el de Esoteric. La primera de las obras citadas recibe una interpretación muy lenta, mágica en su estática belleza, en la que desdichadamente el corno inglés no está del todo bien recogido por la toma. Encendido y brillante el breve poema sinfónico nacionalista, quizá hasta el exceso en un final no ya festivo a tope, sino también volcado en la espectacularidad de cara a la galería; creo que la interpretación grabada en 1964 para DG le salió más redonda, pero aun así esta es espléndida. Miserias y esplendores de Karajan, pues.

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