Como tengo previsto disfrutarla en directo el próximo viernes en Valencia, en los últimos días he estado escuchando varias grabaciones de la Sinfonía nº 4, Inextinguible, de Carl Nielsen, una obra nada fácil de comprender que necesita de varias audiciones para intuir su estructura y sus posibilidades expresivas. Conocía desde hace tiempo la de Karajan, y más recientemente las de Osmo Vänskä y Barbirolli; ahora han pasado por mi reproductor –en este orden– las de Martinon, Colin Davis, Schmidt, Oramo, Blomstedt I y Blomstedt II. Así hasta llegar de nuevo a la de Karajan, registrada por Deutsche Grammophon en la Philharmonie berlinesa en febrero de 1981. Volver a ella ha sido una experiencia reveladora.
Esta interpretación sorprende, por un lado, por la asombrosa fusión que se produce entre la rusticidad sonora que exige el autor danés y la suntuosidad propia de Karajan, ni que decir tiene que maestro insuperable en el dominio técnico de una Filarmónica de Berlín en verdadero estado de gracia: hay que oírla para creerla. Por otro lado, engancha por la manera en la que el salzburgués combina una tensión extrema con un fraseo natural, flexible, concentradísimo y muy paladeado, que permite cantar las melodías con lirismo y sensualidad extremas sin caer en la tentación de romantizar la partitura, y construir las tensiones con lógica implacable y fuerza abrumadora hasta alcanzar picos de tensión realmente visionarios. Por no hablar de la grandeza trágica y emotiva –combinada con exquisita ternura– en el Poco adagio, de una sinceridad no muy habitual en este maestro otras veces más preocupado de la forma que del fondo; su clímax, por cierto, recuerda no poco a Bruckner, aunque Karajan no confunda el idioma de los dos compositores.
Además de todo lo dicho, esta interpretación es la más rica en el color –con la incisividad y virulencia aquí imprescindibles, pero también incluyendo sensualidad cuando corresponde–, la más clara en la compleja polifonía y la que mejor explica la estructura horizontal de la obra, dotando a cada sección de la expresividad adecuada sin caer en el “expresionismo perpetuo” de otras interpretaciones. También es, sin la menor duda, la trazada con mayor depuración sonora. Y la más impactante: tremendos los dos timbaleros en el movimiento conclusivo.
En fin, se podrán preferir enfoques más viscerales e inquietantes –el segundo movimiento, aquí más bello que nunca, quizá se deba hacer un poco menos amable–, pero tengo claro que ninguna de las grabaciones arriba citadas se acerca globalmente a ésta, que por si fuera poco está escandalosamente bien grabada. Ah, la edición en compacto se acompaña de un Tapiola de Sibelius sensacional. Si usted no tiene este disco, cómprelo cuanto antes.
Un cajón de sastre para cosas sobre música "clásica". Discos, conciertos, audiciones comparadas, filias y fobias, maledicencias varias... Todo ello con centro en Jerez de la Frontera, aunque viajando todo lo posible. En definitiva, un blog sin ningún interés.
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8 comentarios:
En mi discoteca tengo solo una Cuarta de Nielsen: Gennady Rozhdestvensky y la Royal Stockholm Philharmonic Orchestra, para Chandos, grabada en noviembre de 1992.
Pero no conozco (aún) la de Karajan. Pienso hacerlo en cuanto pueda.
En su momento causó sensación, por ser muy buena grabación e interpretación, y extrañeza, por dedicarse Karajan a este repertorio y precisamente con esta obra.
La de Martinon tampoco es manca. Me imagino que hará una comparativa.
Seguramente yo también iré a ese concierto.
Nemo, tiene mucho morbo lo de Rozhdestvensky. Sonará además de escándalo, imagino, porque Chandos graba de maravilla.
Efectivamente, Bruno, gran interpretación la de Martinon. Pero no voy a hacer una comparativa de la Cuarta de Nielsen. Quizá la haga de la Quinta; en realidad, ya está casi terminada, aunque aún tardaré en publicarla. No deje de saludarme si me ve en el concierto. Andaré por el patio de butacas.
Siempre me tomo con tiempo un café con leche en el bar de la izquierda entrando desde el río antes de comenzar el concierto.
Para la quinta, ¿tiene a Kletzky, Horenstein, Kubelik, Bernstein, Jensen, Leaper, Gibson, Berglund?
He escuchado ya la versión de Karajan. En efecto, es todo lo que comentas. Una interpretación espectacular, pero además ajustada, sin excesos.
La de Rozhdestvensky está muy bien grabada, en efecto. Es más escarpada, más atenta al detalle, la orquesta está menos empastada, es más transparente, aunque aquí puede jugar un papel la toma sonora. Rozhdestvensky grabó el ciclo completo con esta orquesta y para este sello, por lo que tiene también una Quinta.
Las dos me gustan mucho, y los planteamientos son distintos. La versión de Karajan es fiel a su estilo general, suntuoso, pulido, poderoso, y en cierto sentido espectacular. Rozhdestvensky me parece más incisivo y a ratos más expresivo, más contrastado y sugestivo. Pero tendría que repetir la escucha comparada.
Los tiempos de Karajan para esta Cuarta son: 13:00 - 4:57 - 11:47 - 8:56
Los de Rozhdestvensky: 11:52 - 5:00 - 10:29 - 9:46
Me alegro mucho de que te haya gustado, Nemo.
Rozhdestvensky es para mí la batuta expresionista por excelencia. En general, es un maestro que me gusta mucho. Me hizo una ilusión enorme cuando dirigió en mi ciudad. Intenté entrevistarle, pero no me dejó el joío. Parece que es un tipo con malas pulgas.
Se agracecen mucho las indicaciones del minutaje: una sorpresa que el ruso supere de manera considerable a Karajan en lentitud en el último movimiento.
Un cordial saludo.
Bruno, hasta ahora no veo su último comentario. Pero bueno, al final pudimos encontrarnos. Un placer conocerle. Saludos.
Karajan... puf... excelente músico, pésimo artista
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