Este compacto editado por Brilliant, que ya apareció en su momento en la serie Galleria, es el resultado de la combinación de dos discos grabados en 1976 por Deutsche Grammophon en los que Daniel Barenboim y la Orquesta de París, de la que el año anterior había sido nombrado titular, interpretaban a César Franck: por un lado la Sinfonía, que venía en un vinilo, y por otro una selección orquestal de Psyché, que apareció en otro vinilo acompañada del Nocturno –con Christa Ludwig– y El cazador maldito. Estas dos páginas quedan aquí fuera, lógicamente, y quien quiera ponerlas en su estantería tendrá que recurrir a un doble CD que trae como plato fuerte el Romeo y Julieta de Berlioz.
La lectura de la Sinfonía responde plenamente a las maneras que se gastaba Barenboim como director por aquellos años, es decir, sonido denso y oscuro, claramente germánico y en absoluto hedonista, al servicio de interpretaciones marcadas por un ardiente dramatismo y por la preferencia por lo que pueda resultar atmosférico, ominoso y escarpado mucho antes que por la sensualidad, la ternura o lo contemplativo. Así las cosas, y teniendo en cuenta las características de la partitura que tiene por delante, se comprende que el de Buenos Aires nos ofrezca un magnífico primer movimiento, turbulento y escarpado, se quede corto en aliento poético en el segundo –muy francesa la sonoridad del corno inglés de Alain Denis–, y resulte irregular en el tercero, que alterna pasajes magníficos con otros decepcionantes: a ese momento decisivo que es el retorno del tema del segundo le falta grandeza. La coda, venturosamente, la interpreta como a mí me gusta, no de manera jubilosa y frenética sino con un punto trágico, que es justo como lo planteará Giulini en su absolutamente referencial grabación para DG de 1986 frente a la Filarmónica de Berlín.
Las cosas funcionan de manera mucho más redonda en Psyché: el carácter litsziano y tristanesco de la partitura le viene como anillo al dedo a un Barenboim que sabe ofrecer toda la sensualidad al mismo tiempo erótica y espiritual, al tiempo que trascendida, que requiere esta bellísima creación, así como una sonoridad que subraya más que nunca la filiación germánica de este compositor, siempre fraseando con voluptuosidad contenida –nada de narcisismo o de blandura– y una enorme concentración. También consigue, por descontado, el adecuado carácter ardiente y extático en el clímax en el último fragmento, “Eros y Psyché”, si bien aquí se pueden echar de menos la ternura, la sensualidad y el humanismo que consiguió Giulini con la Filarmónica de Berlín, por desgracia el único fragmento que el maestro italiano registró de la partitura (justamente acompañando la grabación de la Sinfonía arriba referida).
¿Merece la pena, pues, este compacto de Brilliant? Teniendo en cuenta su baratísimo precio yo creo que sí, por los 26 minutos de Psyché. En cuanto a la Sinfonía, creo que es una interpretación globalmente estimable que no está de más conocer, aunque aquí la competencia del citado Giulini, como también de Monteux, de Klemperer, de Celibidache y de Kondrashin, es muy considerable. Ah, la toma sonora es espléndida.
Un cajón de sastre para cosas sobre música "clásica". Discos, conciertos, audiciones comparadas, filias y fobias, maledicencias varias... Todo ello con centro en Jerez de la Frontera, aunque viajando todo lo posible. En definitiva, un blog sin ningún interés.
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7 comentarios:
Éste mundo de la interpretación de la música culta es tan opinable (cosa que lo hace apasionante al mismo tiempo) que el tiempo y sólo el tiempo, pondrá a cada uno en el lugar que le corresponde.
Agustín, ni eso. Yo he visto subir y bajar en aprecio de la crítica a bastantes artistas o interpretaciones. Ese asunto también daría para bastantes artículos. Entre otras cosas porque el número de referencias de cada obra empieza a ser inabarcable. Y cuando uno está en un punto ya olvidó los orígenes. Y los gustos cambian. Pero ya verá que suele estar más valorado lo inmediato y olvidado lo de ayer...hasta que sale una reedición que pone todo paras arriba.
Por cierto, para esa sinfonía le sugiero que localice la de Sanderling.
Estoy de acuerdo con lo que dicen, aunque no entiendo bien qué tiene que ver ese razonamiento con esta entrada concreta.
Gracias por la recomendación de Sanderling, Bruno.
Un cierto hilo ya tiene. Agustín menciona que la crítica musical es opinable, se lo dejo a Ud., y que el tiempo pondrá a cada uno en su sitio, opino por razón de edad para desmentirlo.
En alguna entrada tenía que ser.
Imprescindible el disco de Jean Fournet para Supraphon, con Las Eolidas, y el de Beinum con Psique...
No comparto como referencia absoluta de la Sinfonia de Franck la versión de Giulini.
Es que nos equivocamos al evocarla dentro de la tradición germana, al igual que con Furtwangler, y es que se nos van los ojos, cuando es precisamente todo lo contrario.
Lamentablemente las versiones de referencia están en el periodo histórico con sus desagardables tomas sonoras, léase Mengelberg-Philips-Telefunken (mejor esta última), Desormiere, o la mas cercana la de Münch, totalmente comulgando con el Universo Franckista, aladas, ligeras e idiomáticas, pero...no! en digital hay directores que la germanizan, y es un craso error.
Bueno uno ya tiene sus años y no conozco si las jóvenes batutas lo han comprendido, espero que si y podamos escuchar con el sonido de hoy una versión merecible.
Y de todo lo... digamos "moderno" me quedo con Willem van Otterloo y su Concertgebouw
que es lo más parecido a lo que trato de explicar. Saludos.
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