Arranca la sesión con el estreno en Alemania del Díptico sinfónico “Canción rota” de Rodion Shchedrin (ya saben, el marido de la Plisetskaya), al parecer una especie de arreglo o suite orquestal de su “ópera de concierto” (esto es, no pensada para la escena) El caminante encantado, que se remonta a 2002. La música, vistosa pero sin nada especial que decir, parece una mezcla del Pájaro de fuego y la Suite escita, encontrándose servida por un Gergiev que sabe aquí ofrece lo mejor de sí mismo: riqueza de colorido, alto sentido teatral y un adecuado sabor ruso.
La velada continua con el Tercer concierto para piano de Rachmaninov. La verdad es que la interpretación me ha parecido bastante menos mala de lo que esperaba, pero en cualquier caso queda rezagada con respecto a las grandes recreaciones fonográficas de la partitura (Ashkenazy con Previn, Gavrilov con Muti, Postnikova con Rozhdestvensky). Matsuev posee un sonido muy poderoso y una enorme agilidad digital que son requisitos fundamentales en esta obra, fraseando con cierta sensibilidad y sabiendo aunar empuje y autocontrol en los momentos más encrespados, sucumbiendo en otros momentos al más cuadriculado e insulso virtuosismo sin espacio alguno para el matiz expresivo. Gergiev cuenta con la gran baza de una orquesta suntuosa llena de solistas formidables (los Mayer, Pahud y compañía), mostrándose más cuidadoso que de costumbre en una recreación tan correcta y sensata como funcionarial.
En los Cuadros de una exposición de Mussorgsky/Ravel de la segunda parte lo que saca adelante la recreación es precisamente la increíble calidad de la orquesta y el altísimo virtuosismo de sus solistas, porque la dirección es más bien plana, lineal y rutinaria, de matices escasos y –cuando los hay– poco convincentes. Eso sí, de nuevo tenemos que agradecer que el maestro no caiga en los desmadres marca de la casa. Concierto tan correcto como prescindible, pues.
2 comentarios:
PUES OTRO QUE VA A LA LISTA NEGRA:
GERGIEV
A Gerviev le tengo en mi "lista negra" particular desde hace tiempo, pero lo cierto es que no quiero que dicha "lista negra" sea tal. Dicho de otra forma: procuro ir con la mente abierta dispuesto a que me guste algo cuando esperaba todo lo contrario. Por ejemplo, el Romeo y Julieta de Berlioz que le escuché en Valencia, al que no tuve problema en elogiar aquí mismo:
http://flvargasmachuca.blogspot.com.es/2011/12/gergiev-vuelve-les-arts-bien-berlioz.html
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