sábado, 2 de marzo de 2013

Bach para la ciudad arruinada

Hubo un tiempo nada lejano en el que Jerez de la Frontera pudo ver en directo a muchos de los nombres propios en la interpretación de la Música Antigua. Por las tablas del Teatro Villamarta pasaron desde su reinauguración en noviembre de 1996 artistas como Gustav Leonhardt, Robert King, Frans Brüggen, Jordi Savall, Philippe Herreweghe, Ton Koopman, Thomas Hengelbrock, Trevor Pinnock, Christopher Hogwood, Rinaldo Alessandrini, Andreas Staier, Erik van Nevel, Sigiswald Kuijken, Paul McCreesh, Christophe Coin, Giovanni Antonini, José Miguel Moreno, Pieter Wispelwey, Andrew Manze, Antonio Florio, Paul Dombrecht, James Bowman, Nancy Argenta o Emma Kirkby. Un lujo para una localidad de 200.000 habitantes. Todo eso se ha acabado. La ciudad gaditana, amén de estar lastrada por un altísimo nivel de paro, posee uno de los consistorios más arruinados de toda España.

Hoy sabemos (mejor dicho: nos hemos hecho conscientes de ello, porque las cifras ya se conocían) que el presunto desarrollo de la localidad gaditana se ha basado en el endeudamiento. Vamos, como en todo el territorio peninsular, solo que con mucha mayor gravedad. Esto ha sido fruto de la pésima gestión de sus alcaldes, fundamentalmente del andalucista Pedro Pacheco, quien literalmente dilapidó el dinero de los jerezanos en fastos populistas varios e innumerables contratos a dedo de lo más sustanciosos en lo económico. Fue él también, ciertamente, quien impulsó la apertura del teatro y su programación, no solo la arriba señalada sino también la de lírica, de conciertos de otros estilos y géneros, de teatro y de flamenco; pero lo hizo sin que hubiera realmente dinero detrás para sostener semejante nivel de cantidad y calidad, por lo que al llegar la crisis y cerrarse el grifo de la financiación, todo se ha venido abajo como un castillo de naipes. La deuda es tal que parece impensable que en las próximas décadas pueda recuperarse lo que hasta hace poco tuvimos.



Por eso mismo es de aplaudir la organización del I Ciclo de Música Antigua que se está celebrando en el refectorio del recientemente restaurado, léase bochornosamente destrozado, claustro gótico del Convento de Santo Domingo. Lo han preparado un par de promotores privados contando con el apoyo del Ayuntamiento de Jerez, apoyo supongo que mucho antes simbólico -cesión del espacio escénico- que otra cosa. Los intérpretes son lógicamente modestos y los precios ajustados. Ayer viernes -los lectores de este blog ya saben que estoy de puente en mi tierra- quise mostrar mi apoyo a la iniciativa acudiendo al recital de Ana Moreno Aranda, muy joven profesora de clave del Conservatorio Cristóbal de Morales de Sevilla. Programa exquisito dedicado exclusivamente a Bach: Suite francesa BWV 816, Suite Inglesa BWV 808 y la tremenda Fantasía cromática y fuga BWV 903. Las interpretaciones, de perfecto estilo y apreciable musicalidad, tuvieron sus más y sus menos, pero yo procuré poner los pies en el suelo y me lo pasé bien.

Lo que me irritó muchísimo fue el escaso público asistente: no más de cincuenta personas. Hacía frío, sí, y en el Villamarta se celebraba el Festival de Jerez, aunque en principio el público del flamenco no sea el mismo que el de Bach. Pero un servidor, en su ingenuidad, esperaba que el desfile de estrellas arriba referido crease una afición a este repertorio, como sí ha ocurrido en Sevilla con su Festival de Música Antigua a lo largo de las últimas décadas. Pues no. ¿Dónde estaban los numerosos profesores y alumnos de conservatorios y escuelas de música? ¿Y los chicos de La Arcadia que hasta hace poco se pegaban puñaladas por salir en la foto de los más comprometidos melómanos de la ciudad? ¿Y los abonados a la antigua temporada de conciertos del Villamarta? Solo unos pocos estuvimos allí, apoyando una iniciativa que merece continuidad por la buena música pero quizá no por la propia Jerez, una ciudad que -mucho me temo- sigue siendo profundamente cateta, amén de terriblemente pasiva para todo lo que no sean procesiones y casetas de feria. Así nos va.

5 comentarios:

Bruno dijo...

Lo del "hecho diferencial" ya lo leí en crónicas escritas en el 1933. No sé si venían de antes. La ambigüedad al servicio de la división y del acceso al poder como ratón.
El primer párrafo de su crónica de Jerez es una gran explicación de los acontecimientos que nos han llevado a la triste situación actual. Ahora falta que estos energúmenos que nos gobiernan, o hacen "oposición", repartan con justicia distributiva el esfuerzo de remontar. Lo que, evidentemente, no hacen, ni tienen voluntad de hacer. Una endiablada situación.
Sigo pensando que el gusto por la cultura se ha de promover desde la educación básica. Esa es una gran responsabilidad de padres y maestros.
Ahora, al robot.

Anónimo dijo...

No pasa nada, siempre nos quedará "la bascula", "se llama copla", "tiene arreglo" y demas programas culturales en la nuestra para promover la cultura en la Andalucia utopico-pastelera de publico aborregado.

Anónimo dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con Vargas Machuca,que ha descrito a la perfección lo que es la afición musical de Jerez. Ni un sólo prrofesor de conservatorio, ni un sólo estudiante de música, sea de conservatorio o de escuelas de música, asistió al concierto, y no será por que no hubo publicidad. Dónde están los fantamas de la Asoción Arcadía?, supongo que cómo ya no hay ópera ,y por tanto ya no se reparten los libretos donde salían en la foto,ya no les interesa.La verdad es que no se que clase de aficionados son, son sólo de apariciencia y me perece que con bastantes pocos conocientos musicales. A lo mejor puede ser, que como estaban acostrubados a ecuchar a los grandes interpretes internacionales, esto les viene pequeño,jaja...

Al margen de todo esto, no cito a los políticos de turno, que no asistieron ni uno. Es posible que estuvieran en pleno en algún acto capillita.

Bueno, espero que en los próximos conciertos que se desarrollen en la ciudad, como el del próximo viernes del ciclo, mejore la asistencia de público y con ello apoyemos iniciativas como esta.

Anónimo dijo...

Por favor, Fernando. No es pecar de ingenuo, es no tener perdón. ¿La Arcadia? A La Arcadia y a su presidente o lo que porras sea, le importan un pito la música y la cultura. Ese tipo y toda su caterva de pelotilleros vive sólo para lamer los pies de las figuras famosas que pasan por el Villamarta y de paso a toda su junta directiva, a ver si pueden sacar algún enchufe para colocar a otro familiar.No pidamos peras al olmo.
Por lo demás, completamente de acuerdo con usted en su exposición. Una vergüenza lo que han hecho los distintos políticos que han pasado por el consistorio de nuestra apaleada ciudad.
Ah, y sí : Este ciclo de conciertos lo organizan patrocinadores privados a los que el Ayuntamiento cede los espacios y les hace la vida imposible en vez de facilitársela y dales las gracias.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Anónimos I y II, se ve que conocen ustedes bien a los de La Arcadia. Yo no los podría haber descrito mejor.

En cuanto al Ayuntamiento, no me extraña que hayan puesto pegas. ¡Encima se creerán que son ellos los que les están haciendo un favor a los organizadores de este ciclo! Por descontado, con la anterior alcaldesa hubiera pasado igual. Son una pandilla de impresentables.

En cuanto a Jerez, me parece que los melómanos van a tener que ganarse volver a tener música en directo poquito a poco. Y lo primero es apoyar este tipo de actos, lo que no significa -como harían los de La Arcadia- pelotear a intérpretes y a los organizadores, sino una cosa tan sencillita como ir, animar a los amigos a acudir también, pagar la entrada y aplaudir si ha gustado. Así de simple.

¡Menos chichi y más chicha!

Perdón por el chiste malo y ordinario, pero tenía que hacerlo. Acabo de salir del Ateneu Ruman (sí, estoy en Bucarest) de escuchar el Concie...