sábado, 14 de abril de 2012

El concierto para violín de Beethoven, en plan historicista

Como más adelante quiero hablar de la nueva grabación de Isabelle Faust y Claudio Abbado, he pensado presentar aquí tres registros del Concierto para violín beethoveniano con un denominador común: su historicismo. Confieso que a mí me gusta escuchar a Beethoven (también) con instrumentos originales, pero no por la pretensión de autenticidad, sino porque pienso que estos aportan un colorido y un equilibrio de planos que dicen muchas cosas nuevas sobre la música del autor. Además, enfocar la obra del sordo genial en su contexto no solo organológico, sino también expresivo, resulta conveniente para recordar que Beethoven, como su contemporáneo Goya, fue no solo un visionario, sino también una persona de su tiempo que se alimentó de la mentalidad ilustrada, la vivió plenamente y partió de ella para realizar su particular revolución. Otra cosa muy distinta son los resultados del intérprete de turno, pero aquí la cosa no tiene tanto que ver con los instrumentos utilizados como con la capacidad de traducir los sonidos en una idea, y viceversa.

bruggen_zehetmair_beethoven

De 1997 data el registro de Frans Brüggen para Philips -reeditado por Decca a buen precio- al frente de su espléndida Orquesta del siglo XVIII. No lo recomiendo. Su enfoque áspero, adusto y dramático resulta muy atractivo, pero el holandés, otras veces admirable beethoveniano (enlace), dirige de manera excesivamente marcial y aséptica, cayendo además en sonoridades ingrávidas y muy insulsas. Lo peor, en cualquier caso, es la ausencia de vuelo lírico y profundidad emocional: la consabida sobriedad de Brüggen se transforma aquí en sosería. El austríaco Thomas Zehetmair se muestra en la misma onda. Mejor ambos en las Romanzas.

mullova_beethoven_mendelssohn_violin_concertos

Para el mismo sello se grabó en 2002 una interpretación más interesante a cargo de Viktoria Mullova y John Eliot Gardiner. Sorprendentemente, el maestro británico se muestra aquí mucho más concentrado que en sus irregulares -y muy toscaninianas- grabaciones de las sinfonías, paladeando la obra sin precipitaciones y ofreciendo una grandeza puramente beethoveniana; por descontado, el director de la Orquesta Revolucionaria y Romántica sigue mostrándose un tanto marcial, distanciado a ratos, y no termina de lograr la emotividad requerida. En uno de sus primeros acercamientos al violín con cuerdas de tripa, la Mullova ofrece un interesante sonido para una recreación objetiva y sólida, sin amaneramientos ni frivolidades, aunque le sobre distanciamiento y le falte variedad expresiva. ¿Frialdad neoclásica? Algo así, para entendernos. El Mendelssohn que acompaña el registro me ha gustado bastante menos.

Schoonderwoerd Beethoven 3 6

Peculiar a más no poder es la tercera interpretación que presentamos, un registro del sello Alpha realizado en 2007. Y no porque se sirva de la transcripción para teclado y utilice un excelente fortepiano original de hacia 1807-1810, sino porque los presupuestos interpretativos de que hace gala el solista y director Arthur Schoonderwoerd al frente de su conjunto Cristofori, son -al igual que en resto de la integral, que conozco completa- muy radicales: un instrumento por parte. La gracia está en que con una plantilla de cámara el fortepiano, al contrario que en otras ocasiones, parece llevarse bien. La sonoridad es muy distinta a lo que estamos acostumbrados, ofreciendo nuevos y desconcertantes colores que unas veces convencen y otras no, pues se producen desequilibrios sonoros y determinadas líneas de la cuerda no se escuchan bien.

Lógicamente el planteamiento expresivo de Schoonderwoerd no tiene más remedio que plegarse a estas características, resultando interesante cómo los aspectos más “rococós” de esta música contrastan con los más avanzados. Por otra parte, el artista saca un buen partido al instrumento ofreciendo musicalidad y sensatez, pero no puede evitar que el primer movimiento resulte un tanto plano y que en el tercero se alternen pasajes de adecuado carácter sanguíneo con otros no ya triviales, sino abiertamente cursis. Aun así, a mí el resultado me ha parecido interesante. Más quizá que el de los otros dos discos comentados.

1 comentario:

Anónimo dijo...

interpretaciones histericistas,lleno de odio a Beethoven, chollo de directores mediocres que entraron en las orquestas sinfonicas por la puerta de atrás.Los Norrington, Weill y cia son mediocres y aburridos, pero la critica inglesa, cateta y parcialista, gusta de dar notas altas a estos subproductos musicales. El histericismo es como pretender ir de Jerez al Puerto en un carro de bueyes.

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