El concierto que ofrecieron Michael Tilson Thomas y la Orquesta Sinfónica de Londres en el Palau de la Música de Valencia el domingo 29 se pareció bastante, como era de esperar, al que hicieron el martes en Londres y ya comenté en este blog (enlace). Hay sin embargo algunos matices que quiero hacer. En directo no me ha parecido tan extraordinaria, aun siendo sin duda espléndida, la interpretación de los Cuatro preludios en orquestación de Colin Matthews: por momentos me pareció que el director californiano actuaba un poco de cara a la galería, buscando la brillantez sonora por encima de la atmósfera. Me pasé todo el tiempo pensando en qué hubiera hecho Celibidache con esta música… A lo mejor yo no tenía la noche.
En lo que a la Fantasía para piano y orquesta se refiere, me sigue pareciendo una más que notable interpretación la de Tilson Thomas y Nelson Freire. Además fui injusto al decir que el maestro no cuidó del todo la claridad: creo que tiene razón Ángel Carrascosa, en su comentario de la interpretación en Madrid del mismo programa (enlace), cuando dice que la obra no está del todo bien orquestada. Que la culpa es más de un Debussy algo bisoño que de la batuta, vamos. En directo semejante circunstancia se aprecia mucho mejor. El público valenciano no aplaudió con especial entusiasmo –la obra es flojita- y el pianista brasileño no ofreció propina. Interesante, en cualquier caso, poder acercarnos a una página poco conocida de uno de los grandes genios de la música: el contrastado afán pedagógico de Tilson Thomas se deja notar.
Un placer escuchar la Sinfonía Fantástica en directo a una orquesta como la London Symphony: pese a algún ligero desajuste y a unas trompetas no del todo finas y con problemas para empastar, la experiencia meramente auditiva –interpretaciones aparte- es mucho más satisfactoria que la que tuvimos quienes asistimos la semana anterior a la ejecución de esta misma página por la Nacional de España (enlace). Con Tilson Thomas volvieron a ser muy apolíneos, elegantes y refinados los tres primeros movimientos, pero también se quedó de nuevo la pasión por el camino: esta página necesita una atmósfera más enfebrecida. Sea como fuere, es de justicia destacar el maravilloso el fraseo de los violonchelos en la escena campestre, en la que esta vez no noté amaneramiento. Coincido con Ángel en que la marcha al cadalso resulta un tanto frívola: a mí me gusta que suene más bien poderosa y opresiva. El aquelarre estuvo lleno de energía, vivacidad y virtuosismo, pero a Tilson Thomas, casi siempre demasiado rápido y mucho más atento a la brillantez que al matiz expresivo, se le escapó la mala leche de la página. El público aplaudió a rabiar. Al final conseguí –había cola- que me firmara unos discos. Como era de esperar, es un tipo la mar de simpático. O al menos a mí me cae estupendamente.
Un cajón de sastre para cosas sobre música "clásica". Discos, conciertos, audiciones comparadas, filias y fobias, maledicencias varias... Todo ello con centro en Jerez de la Frontera, aunque viajando todo lo posible. En definitiva, un blog sin ningún interés.
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1 comentario:
Hombre, decir que la Fantasía para piano y orquesta de Debussy está mal orquestada, me parece una manera poco elegante para que ud. se ponga en evidencia. Le tenía por alguien más inteligente, perdóneme.
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